Por todo esto merece la pena adentrarse en el fantástico universo de este artista sin igual. 

Su primer single oficial. Publicada originalmente en 1967, La Torre es un híbrido de canción protesta y música yé-yé con la que Battiato conseguiría su primera actuación televisiva. Fue en el mítico programa Diamoci del tu del Secondo Canale de la RAI, presentado por Caterina Caselli y su amigo Giorgio Gaber. Pese a la cadencia beat del tema hay algo en la imagen y los movimientos del artista que claramente lo alejan de los descafeinados cantantes melódicos de la época.

En 1970 Battiato entra en contacto con el músico experimental Juri Camisasca y funda la banda Osage Tribe. Comienza así su prolífico affaire con el rock progresivo, abandonando por completo el formato de canción pop. Fetus (1971), su primer LP en solitario, es una obra tan interesante como excesiva, repleta de sintetizadores, interludios surrealistas y referencias a Un mundo feliz de Aldous Huxley. Su continuación, Pollution (1972), resulta algo más certero, pero quizás su mejor composición de este periodo sea el sencillo La Convenzione (1972), un trallazo de space rock a la altura de los mejores Hawkwind.

El camino de la experimentación progresiva conduce a Battiato directamente a los brazos de Karlheinz Stockhausen. La influencia del compositor alemán se hace evidente en el magnífico LP Sulle corte de Aires (1973), donde la experimentación minimalista convive con instrumentos acústicos de tradición arábiga. Un contraste que resulta particularmente emotivo en Aria di rivoluzione (Aire de revolución), donde recuerda a su padre camionero en África oriental durante el colonialismo fascista. 

Tras varios (y notables) álbumes dedicados a la experimentación más pura - Clic (1974), Me.lle Le Gladiator (1975), Franco Battiato (1977) o L'Egitto prima delle sabbie (1978), Battiato decide volver definitivamente al formato pop. No obstante, su fascinación por la cultura oriental (muy especialmente de la filosofía sufí) sigue intacta. Bajo esa premisa graba el LP L’era del cinghiale bianco, cuyo tema titular analiza la figura del jabalí, trazando un paralelismo entre la mitología celta y la tradición hindú. La combinación de violín, beat discotequero y referencias a Oriente Medio en el texto (Túnez, Damasco) dan a la canción una atmósfera totalmente única.

Aunque la reconciliación de Battiato con las listas de éxitos comenzaría ya con el LP Patriots (1980), su trabajo más celebrado es sin duda La Voce del Padrone (1981). Venerado por la crítica musical, el álbum se convierte en el primer disco italiano en vender más de un millón de copias. En parte por su accesible sonido new wave y en parte por composiciones tan superlativas como Bandiera Blanca, Cuccurucucú y, muy especialmente, Centro di gravità permanente. La canción está basada en las teorías del místico armenio Gurdjieff sobre las dificultades del ser humano para encontrar "su centro interior", fundamental para controlar los impulsos emocionales. 

La inesperada reconversión de Battiato en estrella del pop continuaría con su siguiente álbum L’arca de Noé (1982), más pesimista y apocalíptico que su predecesor pero igualmente repleto de inspiradas composiciones como Radio Varsovia o Voglio Vederti Danzare. Esta última, un clásico en su repertorio en directo desde entonces, se sostiene en una obsesiva base de synth-pop que desemboca en un vals vienés, evocando las divergencias del mundo musical occidental frente a las danzas esotéricas orientales. 

En 1985 el nivel de popularidad de Franco Battiato, dentro y fuera de las fronteras de Italia, es inmenso. Tanto es así que comienza a grabar versiones en inglés y español de algunos de sus grandes éxitos e incluso llega a participar en el festival de Eurovision junto a Alice cantando a dúo I treni di Tozeur, incluida a posteriori en el disco Mondi lontanissimi (1985). Un LP que es más bien una recopilación de canciones que se habían quedado en el tintero pero que incluye joyas como L’Animale; una bellísima canción que Battiato escribió originalmente para Giuni Russo y que contiene algunas de las frases más devastadoras de la historia del pop: “Ma l'animale che mi porto dentro /Non mi fa vivere felice mai”. 

Tras un periodo dedicado en exclusiva a la composición de óperas (Génesis, Gilgamesh), Battiato regresa a la composición de música “popular” con Fisiognómica (1988). Un disco introspectivo y cercano a la world music con fragmentos cantados en siciliano y árabe. Destaca especialmente E Ti Vengo A Cercare; una suerte de himno religioso no confesional dirigido a una suerte de figura paterna (¿un maestro?, ¿un dios?) que ha sido inmortalizado en infinidad de películas y parodias. 

Nacida de su colaboración con el filósofo Manlio Sgalambro, La cura se ha convertido a posteriori en una de las canciones más reconocidas (y reconocibles) de Franco Battiato. Incluida en el álbum L’imboscata (1996), que recupera el uso de sintetizadores y guitarras eléctricas, parece casi una respuesta a E ti vengo a cercare. La cura es el discurso apacible de alguien (un padre, un cónyuge o el mismo Dios) que se compromete a ayudar y proteger ese “ser especial” que está a su cuidado. Todo ello acompañado por una melodía sinuosa imposible de olvidar.

Músico inquieto hasta el final, en las últimas décadas Battiato ha seguido entregando álbumes notables como Il Vuoto (2007), en el que se incluye está delicada pieza que combina baterías electrónicas con un bello coro orquestal. La canción además da título a su tercera película como director Niente ‘e come sembra (2007) que retrata la crisis existencial de un profesor de antropología.