Francisco Polo:

Francisco Polo (Valencia, 1981) es el Alto Comisionado para España Nación Emprendedora, un departamento de reciente creación —lo creó Pedro Sánchez al constituir Gobierno en 2020— dependiente de presidencia, situado en uno de los edificios del Palacio de la Moncloa y en el que trabajan ocho personas.

Antes de llegar a este cargo, Polo fue secretario de Estado para el Avance Digital en el Ministerio de Economía de Calviño, donde empezó a trabajar en una Ley de Startups que no llegó a culminar. Hoy, esa secretaría de Estado está dividida en dos: Digitalización e Inteligencia Artificial, con Carme Artigas, y Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, con Roberto Sánchez.

Y antes de entrar en política, Polo creó Actuable, un Change.org a la española que adquirió la propia Change.org en 2011.

El Alto Comisionado es un órgano sin capacidad legislativa, pero que coordina y "lidera", en palabras de Polo, las conversaciones con los ministerios. Durante la pandemia, prepararon una estrategia de 164 páginas y 50 medidas con más de 1.400 millones de euros de presupuesto para 2021. El objetivo no es solo apoyar a las empresas emergentes, sino que estas crezcan. Las principales peticiones del sector desde hace años son, además de reducir la burocracia, facilitar la atracción de talento (con visados) y mejorar la fiscalidad de las stock options (una herramienta para que los empleados tengan opciones de comprar acciones de su propia empresa).

En febrero presentaron la Estrategia España Nación Emprendedora. Contiene 50 medidas, 9 prioritarias. ¿Cuáles están hechas o en marcha? ¿Qué hay visible a día de hoy?

Una cuestión relevante es que ya tengamos una estrategia. Nos permite fijar dónde queremos que España esté en menos de diez años: que sea una nación emprendedora. El objetivo es transformar las bases productivas. Dentro de esta estrategia, las medidas prioritarias son las que ya tienen presupuesto en los Presupuestos Generales de 2021. La primera es regulatoria: la Ley de Startups [empresas emergentes], que definirá qué es una startup para dotarla de facilidades. Tenemos que conseguir que nuestras herramientas sean iguales o mejores que las de nuestros competidores, Reino Unido, Francia y Alemania.

Otra medida es la Oficina Nacional de Emprendimiento, una ventanilla única entre ministerios que tiene la ambición de incluir a todas las comunidades y municipios con programas de emprendimiento. Otra, RENACE, la red nacional de centros de emprendimiento inspirada en la exitosa red de Portugal. Conectará aceleradoras, incubadoras y venture builders, generará partenariados público-privados para darles servicios y verticalizará alguno de esos espacios. Por ejemplo, podemos tener hubs de turismo, cultura, agroalimentación o finanzas.

¿Pero están ya en marcha? ¿Hay algún hub que podamos visitar?

Acabamos de presentar la estrategia. A partir de ahora, desplegaremos esas medidas. Las prioritarias se están trabajando en los ministerios. Otras son de más rápida ejecución, como la Ley de Startups, que iniciamos en mi etapa anterior en la secretaría de estado [de Avance Digital, integrado en el departamento de Nadia Calviño]. Ya está muy avanzada.

Este comisionado no tiene capacidad legislativa. ¿Cómo trabajan con los ministerios para que las medidas lleguen a decreto o ley?

El alto comisionado es un órgano de recientísima creación. Nació en enero del año pasado. Sánchez decidió crear, por primera vez en la historia del país, un comisionado dedicado a hacer de España una nación emprendedora. Durante la pandemia trabajamos muy intensamente para terminar la redacción de la estrategia. Estamos en la presidencia, dependemos del presidente. Eso nos permite entrar a colaborar con todas las vicepresidencias, ministros y sus gabinetes. No somos un órgano de ejecución, eso lo son los ministerios, pero somos un órgano de liderazgo de servicios. Lideramos las conversaciones con los ministerios. También somos una ventana que tienen las empresas emergentes, grandes empresas, facultades o fundaciones que trabajen en áreas de emprendimiento innovador.

Una de sus medidas es "mejorar el programa de visados de trabajo". Pero ya existe una 'golden visa' para profesionales altamente cualificados. ¿En qué se diferencia de la suya?

Se trata de ampliar los casos en los que una persona puede obtener un visado. No hay mención explícita a tres perfiles que necesita nuestro país: fundadores de empresas emergentes, inversores en empresas nuevas y trabajadores de estas empresas, que puedan trasladarse a España u obtener el visado si ya residen aquí. Si tenemos una referencia explícita a estos tres perfiles, tendremos más fortaleza para atraer el talento que necesitamos en esta competición internacional. Es un trabajo que afecta a varios ministerios. Trabajamos para que sea parte de la Ley de Startups.

¿Y el visado para nómadas digitales?

Es una figura distinta: la de persona con capacidad de teletrabajar desde cualquier punto. Hay que facilitar la atracción de ese tipo de perfiles porque generan repercusión económica y puede ser que alguno acabe fijando su residencia. Es otra vía de atracción de talento. Trabajamos con el Ministerio de Inclusión, que tiene la competencia, en una regulación para atraer a esos perfiles y que evite el fraude de ley, que por cuestiones de residencia alguien no pague impuestos donde le corresponde.

Si yo fuera nómada extranjera, ¿qué tendrá ese visado que me pudiera interesar?

El régimen es lo que estamos viendo ahora.

¿Qué hacen otros países? Con la pandemia hemos visto algunos golpes de efecto [Estonia, Dinamarca]

Hemos visto eso, golpes de efecto. Pero volvamos al punto de origen. España siempre ha sido un país atractivo: tenemos sol, playa, ciudades y un carácter abierto. Lo que hacemos desde el Comisionado es que eso no sea una cantinela, sino pasar al acto. Tenemos todos esos intangibles: ha llegado el momento de generar herramientas para competir en igualdad de condiciones con otros países. Eso es lo que nos diferencia de otros países que regulan, pero no son los más atractivos. Sabemos que tenemos potencial para convertirnos en el principal país de emprendimiento innovador de Europa Occidental.

Dentro de los visados que ya existen está el inmobiliario, que permite a extranjeros adquirir la ciudadanía comprando pisos por 500.000 euros. ¿Eso encaja con esta estrategia emprendedora? ¿Seguirá adelante?

No puedo contestar si seguirá adelante o no. Lo que sí puedo decir es que el Alto Comisionado se crea porque entendemos cuál es el efecto de la crisis económica. En 2008, Reino Unido, Francia o Alemania tardaron dos años en recuperar su poder adquisitivo. España tardó tres veces más. Tenemos que transformarlo. En la estrategia hay medidas para que el emprendimiento innovador genere efectos en las grandes empresas y en el resto del tejido productivo, que los empleos sean más sólidos... Necesitamos que las empresas crezcan, porque esas son las que mantienen mejor el empleo.

Mencionan la compra pública innovadora con empresas emergentes. Pero los contratos de la app COVID o del Pasaporte Digital se los han llevado Indra, Accenture, Deloitte... ¿Qué harán para tirar de las pequeñas?

La intención de la estrategia no es necesariamente ayudar a las startups. Sí, necesitamos que haya más y en el mejor entorno. Pero no queremos empresas pequeñas en sí, sino para que un buen porcentaje se conviertan en grandes, porque generan empleo que suele estar mejor pagado que el resto. La cuarta pata es hacer de la Administración Pública un sector emprendedor con marcos regulatorios favorables, que remueve barreras y en ocasiones es esa mano visible del mercado que realiza inversiones que ni el más arriesgado fondo de capital riesgo realizaría. Ahí se enmarca la compra pública innovadora.

Otra medida es la Oficina [24 millones de presupuesto en 2021]. ¿Cómo va a ser? ¿Está ya hecha? ¿Se puede visitar?

Este proyecto ha sido asumido por el Ministerio de Economía. Está la partida. La primera fase es crear una plataforma online para poner a disposición de la ciudadanía las posibilidades de colaboración con la administración pública. Es un proyecto en marcha en el que trabaja la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial. Ellos marcarán los plazos. La medida seguirá desarrollándose, no será solo una plataforma sino que habrá centros físicos a imagen de la French Tech, las oficinas del Gobierno de Francia, en las que cualquier persona puede entrar en contacto con los técnicos del Ministerio. Uno de nuestros retos es el cierre de la brecha territorial, así que queremos emprendimiento innovador a lo largo y ancho del territorio y que la Oficina Nacional lo acompañe.

Quienes mejor se venden son las ciudades, que terminan compitiendo entre ellas por atraer empresas, inversiones y talento. ¿Qué ha hecho bien Málaga para estar en boca de todos?

Más que competencia, yo hablaría de colaboración o competición virtuosa. Hasta ahora teníamos a Madrid y Barcelona en el top 10 de Startup Europe. Somos uno de los dos países que tiene dos ciudades [el otro es Alemania, con Berlín y Múnich]. Hay otros rankings, como Startup Blink, que hablan de países. España estaba en el número 10 y hemos subido al 9. Ese ranking consideraba el atractivo de ciudades como Barcelona, Madrid y Valencia, pero tras incluir a Bilbao, Sevilla, Málaga, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas hemos subido un peldaño. Eso demuestra que hay ciudades que a través de su posicionamiento hacen de España una nación emprendedora.

Málaga es un polo tremendamente atractivo por la acción de personas concretas y por una buena colaboración público-privada. Un emprendedor fundó VirusTotal y fue comprada por Google. Este emprendedor no permitió que la sede se moviera de Málaga. Y este tipo de visiones generan un entorno respecto a un actor principal: el interés de más inversores, historias de éxito.

El sector público habrá tenido algo que ver.

Ahí está la acción del Estado, cuando colaboró para la creación del polo de medios digitales. Se estaban haciendo grandes esfuerzos para desarrollar la industria del videojuego. Es un buen ejemplo, como Barcelona o Valencia, de lugares muy atractivos para vivir que han cumplido con la promesa de ser atractivos para el emprendimiento innovador. Entra dentro de la idea que queremos de país.

¿Va a hacer España alguna campaña de marketing contando esto, igual que se hacen de turismo?

Es una de las cosas que tenemos que hacer. Una de las medidas es la creación de una marca que represente todos estos esfuerzos. Realizaremos una serie de acciones desde lo público con unos presupuestos que tienen una envergadura jamás vista en la historia. Solo para este año hay destinados más de 1.500 millones a las 50 medidas. Desde lo privado vemos éxitos tremendos, como el de Flywire. Cuando empecemos a tramitar la ley de startups entraremos de lleno.

¿Cómo van a mejorar la fiscalidad de las stock options? A día de hoy, Hacienda cobra IRPF por dinero que uno no tiene en el bolsillo, sino en forma de opción de compra de acción...

Es fundamental. Cuando hablamos de stock options, no hablamos de herramienta de remuneración sino de retención y atracción de talento. Ese es el objetivo. Tenemos que diseñar un mecanismo que nos permita competir en igualdad de condiciones con otros países de nuestro entorno cercano (Reino Unido, Francia o Alemania). Necesitamos un tratamiento que nos equipare a esos países. En esos países, es una renta que no tributa por IRPF porque es una participación en una empresa y forma parte de la renta del capital. Nos parece interesante el régimen de Reino Unido, porque tiene un tope [en Reino Unido no pagas IRPF por la diferencia entre lo que pagues y lo que valen, solo pagas impuestos sobre las ganancias del capital si las vendes y a partir de 100.000 euros de ganancias]. Es una de las medidas dentro de la ley.

Uno de nuestros principales unicornios es Glovo, cuyo modelo laboral está cuestionado por el Supremo y el Gobierno. ¿Qué opina?

Vuelvo al trabajo que estamos realizando: transformar las bases productivas para tener más empleo y de más calidad. Ese es el objetivo. Hemos estado en conversación con Glovo. Entienden cuáles son los objetivos de la estrategia y nos consta que hacen todos los esfuerzos para generar un entorno más sólido. Estoy convencido de que sabrán adaptarse a la realidad del s.XXI y que el emprendimiento sea una herramienta al servicio de la gente.

Si creamos Glovos y Amazons, una pequeña parte del empleo es positivo... pero una grande no.

Ahí es importante contar que en España hay muchos mas casos en los que deberíamos poner el acento. Pienso en Verónica Pascual (ASTI Mobile Robotics). Su empresa compite con creadores de robots para distribución y logística. Gigas se ha convertido en uno de los principales proveedores en la nube. En textil está Jeanología, que ha reducido a un vaso el agua que se necesita para hacer un pantalón. Hace poco una empresa de robótica presentó el primer exoesqueleto para niños con daños en la médula, un invento revolucionario. En Valladolid está Biome Makers, que analiza la composición genética del terreno para ver incrementos de productividad en el campo. Hay casos de éxito reales ya. Y es necesario contar más esas historias, porque España necesita sacudirse la rémora.