Putin habla de

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha pintado de "éxito" las operaciones rusas en la devastada Mariúpol a la misma vez que ha ordenado a sus tropas que no se arriesguen a sufrir pérdidas en el asalto a la planta siderúrgica de Azovstal, donde se atrincheran los últimos combatientes ucranianos, superados en número, en la ciudad, cuya captura tiene una importancia tanto estratégica como simbólica para Moscú tras más de mes y medio de asedio.

En una reunión este jueves con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, Putin ha dado instrucciones de bloquear y asegurar que "no pueda salir ni una mosca" del último gran reducto ucraniano en lugar de enviar a sus tropas al laberinto de túneles y búnkeres de la planta levantada durante la época soviética.

También ha pedido que se vuelva a exigir a los soldados que depongan sus armas, ultimátums que hasta ahora han sido desoídos por Kiev. El movimiento puede indicar que Rusia tiene la intención de mantener el sitio y esperar a que los soldados se rindan cuando se queden sin comida o municiones en la planta que ha captado la atención mundial.

Shoigú ha asegurado que las fuerzas rusas y separatistas apoyadas por el Kremlin han tomado el control de toda la ciudad excepto la planta de Azovstal y ha dicho sus tropas necesitarían "unos tres o cuatro días" para tomarla. Pero Putin ha descartado este asalto, diciendo que no sería conveniente. "Lo más importante es preservar la vida y la salud de nuestros soldados y oficiales. No hay ninguna razón para penetrar por estas vías subterráneas y por debajo de estas instalaciones industriales", ha dicho el presidente ruso, según la agencia rusa Tass.

Al mismo tiempo, Putin ha elogiado lo que ha presentado como un "éxito" de sus tropas. "La finalización de la operación de combate para liberar Mariúpol es un éxito. Le felicito. Transmita las palabras de agradecimiento a las tropas", ha dicho Putin al ministro de Defensa.

El presidente estadounidense, Joe Biden, ha dicho que es "cuestionable" que Putin controle la ciudad. "Aún no hay pruebas de que Mariúpol haya caído por completo". Y Kiev ha desechado las afirmaciones de Moscú. "Capturaron la mayor parte de Mariúpol hace tiempo, hay una parte de la ciudad en la que permanecen nuestros soldados", ha dicho el presidente Volodímir Zelenski.

El asesor del jefe de la presidencia, Oleksiy Arestovych, ha opinado que esta "proclamación preliminar de victorias, sin esperar la Pascua ni el 9 de mayo [Día de la Victoria], demuestra que los rusos se han dado cuenta de la inutilidad de su última operación activa en esta fase de la guerra".

Arestovych ha asegurado que la negativa a asaltar la planta indica que los rusos son "físicamente" incapaces de apoderarse de de Azovstal y también puede explicarse "por el hecho de que algunas de sus tropas se desplegaron hacia el norte para mejorar las posiciones de Rusia" en su ofensiva en el Donbás, según la agencia Ukrinform. 

Algunos analistas venían apuntando en esta línea que las fuerzas ucranianas han logrado retener en Mariúpol a miles de soldados rusos que, de otro modo, habrían sido redistribuidos al norte. Para Michael Kofman, experto sobre el Ejército ruso, una posible explicación del anuncio ruso es que no pueden permitirse "perder más personal en el asalto a Azovstal y necesitan esas unidades" de Mariúpol para la ofensiva del Donbás, ha tuiteado.

La que es una de las mayores acerías de Europa ha sido escenario de feroces combates durante la invasión y se ha convertido en el último reducto de las fuerzas ucranianas, y abarca un área enorme, de más de 11 kilómetros de edificios, hornos, plantas subterráneas y vías férreas, un entorno descrito como una "fortaleza" que parece estar dificultando las operaciones rusas.

"La agenda rusa ahora no es capturar estos lugares realmente difíciles donde los ucranianos pueden resistir en los centros urbanos, sino tratar de capturar territorio y también rodear a las fuerzas ucranianas y declarar una gran victoria", ha dicho el contralmirante británico retirado Chris Parry a la agencia Associated Press.

En su último parte de guerra, el Ejército ucraniano asegura que las fuerzas rusas siguen intentando tomar el control total de Mariúpol. "Continúan llevando ataques aéreos e intentos de asalto" en Azovstal y en el puerto marítimo –expertos occidentales creen que los rusos lo capturaron probablemente el 16 de abril–.

Este jueves por la tarde, el asesor del alcalde, Petro Andryushchenko, ha señalado que el territorio de la planta seguía siendo objeto de bombardeos y, al mismo tiempo, se estaban produciendo combates en una zona ferroviaria a una distancia importante del complejo industrial. "Estoy seguro de que los ocupantes no se detendrán hasta la completa destrucción de todos los que están dentro de Azovstal. Ni nuestros defensores", ha dicho Andryushchenko, que habla a título individual.

No está claro el número de combatientes ucranianos que alberga la planta metalúrgica. Según los militares rusos, más de 2.000 permanecen allí, una cifra que no puede ser verificada de manera independiente. Las fuerzas a cargo de la defensa de Mariúpol incluyen marines, brigadas y también al Batallón Azov, de corte ultranacionalista. El presidente ucraniano dijo que el número de fuerzas rusas es seis veces mayor. Los suministros con los que cuentan y cuánto tiempo podrán aguantar es una incógnita.

La aviación rusa ha seguido apuntando estos días a la planta de Azovstal y Ucrania ha afirmado que las fuerzas de Putin han estado usando armas antibúnker. Analistas occidentales habían explicado que los asaltos finales pueden seguir costando caro a las fuerzas rusas, y habían especulado con la posibilidad de que los rusos anunciaran el éxito de su campaña incluso si las fuerzas ucranianas mantienen su control sobre partes de la zona industrial.

La viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, ha hecho un llamamiento "urgente" para que se cree un corredor humanitario que permita evacuar a los civiles y soldados heridos que, según dice, se encuentran en la planta siderúrgica. "Ahora hay unos 1.000 civiles y 500 soldados heridos. Todos ellos deben ser desalojados de Azovstal hoy mismo", dice Vereshchuk en un mensaje de Telegram. "Este es un punto y un momento clave para el esfuerzo humanitario". Según el alcalde de la ciudad, entre 300 y 1.000 civiles se refugian en Azovstal.

Este miércoles, se habilitó un punto de evacuación en las inmediaciones de la fábrica entre otros, pero finalmente el corredor desde Mariúpol “no funcionó según lo previsto”, según el Gobierno ucraniano, que culpó de nuevo a las fuerzas rusas de obstaculizarlo. Un militar ucraniano dijo que los civiles estaban demasiado asustados para dirigirse a los puntos de evacuación acordados porque Azovstal estaba bajo bombardeos constantes y aseguró que varios búnkeres debajo de la planta aún albergan entre 80 y 100 civiles cada uno. 

Zelenski cree que desbloquear la ciudad es posible por las vías militar y diplomática. El presidente, que ha dicho que Kiev está listo para cualquier formato de intercambio de sus civiles y militares en Mariúpol, ha enfatizado que se está haciendo todo lo posible para liberar a los militares y civiles en el territorio de la planta, según declaraciones recogidas por agencias ucranianas. Este miércoles, un comandante de la marina del país reconoció en un vídeo que las fuerzas afrontan los “últimos días o incluso horas” en las tripas de la planta siderúrgica. "Lo que se dice sobre las horas es cierto porque no sabemos cuántas horas o días pueden permanecer", ha dicho el presidente ucraniano.

El asesor del jefe de la Oficina Presidencial de Volodímir Zelenski, Mijaíl Podoliak, que participa en las negociaciones con Rusia, dijo este miércoles que Ucrania está preparada para mantener “una ronda especial de negociaciones” en Mariúpol “sin ninguna condición”. “Para salvar a nuestros hombres, Azov, militares, civiles, niños, los vivos y los heridos. Todos. Porque son nuestros. Porque están en mi corazón. Para siempre”, escribió Podoliak en Twitter.

El destino de Mariúpol es importante para el desarrollo de la guerra. Localizada a orillas del mar de Azov, es un enclave estratégico entre la anexionada Crimea y los territorios separatistas prorrusos del Donbás, en el este industrial. Se considera que su captura permitiría a Rusia asegurarse un corredor terrestre entre ambas áreas, privaría a Ucrania de un importante puerto y liberaría tropas rusas para la ampliación de la ofensiva en el Donbás, que según Kiev y Moscú ya ha comenzado. 

En este sentido, se cree que, con la toma de Mariúpol, Putin se apuntaría una victoria estratégica tras el fracaso en la ofensiva sobre Kiev. Según algunos analistas, también puede ser una oportunidad de propaganda para Moscú, que se ha centrado, entre otras cosas, en la presencia del Batallón Azov, que solo forma una pequeña parte de las fuerzas de combate ucranianas.

"Obviamente, Rusia tenía objetivos más ambiciosos, pero, al tomar Mariúpol (aún no está totalmente capturada), las autoridades rusas pueden argumentar que han cumplido algunos de los objetivos anunciados de la guerra: proteger a los civiles en el Donbás y al territorio ruso de las armas a distancia", ha tuiteado Rob Lee, analista militar. "Pero si no se logran objetivos mayores, creo que muchos rusos no considerarían que esto merece la pena por los elevados costes que ha sufrido Rusia en esta guerra".

Para los ucranianos, Mariúpol se ha convertido en un símbolo de resistencia al ataque de Putin. Mes y medio de asedio la han hecho escenario de los peores horrores de la guerra. Las autoridades locales calculan que los incesantes bombardeos y los combates en Mariúpol han matado al menos a 21.000 personas. Grandes áreas de infraestructura han sido destruidas.

Se estima que unas 100.000 personas permanecen en la ciudad, de una población de 450.000 antes de la guerra, atrapadas sin comida, agua, calefacción o electricidad, condiciones que han sido descritas de manera reiterada como “apocalípticas” y un “infierno”. Decenas de miles de civiles han logrado escapar por sus propios medios y jugándose la vida, con Kiev acusando a Moscú repetidamente de impedir los intentos de poner en marcha una operación de evacuación y de deportar a civiles en contra de su voluntad.