Hace casi treinta años, Alfonso Gómez y sus cuatro socios viajaron a Granada, descubrieron que las cañas se servían con tapa y volvieron a Albacete dispuestos a hacerlo ellos también. "Nos gustó la idea y nos atrevimos a lanzarla aquí. Hasta entonces, no existía", cuenta al teléfono. "Éramos jóvenes. Empezamos con el Cuco en el 94 y servíamos unos pequeños canapés, creando una forma de que la gente saliese a mediodía a tomar la caña. En aquella época hubo otro local emblemático, el Tejares 10, que también empezó a trabajar la caña y la tapa".
Tres años después, los cinco socios del Cuco compraron el Tejares para reforzar la propuesta.