La primera vez que una de sus alumnas viajó a Mali -su país de origen- de vacaciones, no pudo dormir, tuvo ansiedad. El riesgo de que sometiesen a la niña a una mutilación genital era muy alto. "Cuando volvió, abría la puerta de su clase para ver si sonreía" confiando en que eso fuese una señal de que no había pasado.
Se llama Gonzalo Ballesteros y es, desde hace siete años, director del colegio público César Cabañas, en Recas, una pequeña localidad toledana de poco más de 4.000 habitantes. El 30 % de ellos son inmigrantes procedentes de Marruecos y Mali.
Leer más: "Pensar que podían mutilar a una de mis alumnas me generó miedo y ansiedad"