Varios vecinos salen de un edificio alto de Hostómel, a las afueras Kiev, cargados de basura y preparados con escobas para barrer los restos de balas y cristales rotos desperdigados por las calles de la ciudad. Yarloslav Chervonsky ha bajado y subido nueve pisos hasta siete veces cargado de bolsas de excrementos, botellas de alcohol, comida podrida y restos de envases que, cuenta, se encontró tras regresar a su vivienda, donde las fuerzas rusas se asentaron durante la ocupación de las localidades de la periferia de la capital ucraniana.