La semana comenzaba con conflicto, después de que la editorial Barrett, de pequeño catálogo pero muy escogido, responsable de títulos como el gran éxito editorial de 2020 Panza de burro de Andrea Abreu y Acá todavía de Romina Paula, hiciera pública su renuncia a la feria por haber sido ubicada, en un principio, en una hipotética zona común. Una zona que la organización había ideado para dar cabida a un mayor número de editoriales sin seguir ampliando los metros lineales de los puestos; pero que finalmente no ha hecho falta.

Estaba planeado que de ella formaran parte las editoriales más pequeñas, que de otra manera no podrían participar en el evento de manera directa, pero también las medianas que no cumplieran con el nuevo requisito que había dejado a Barrett fuera: tener que precisar de, a diferencia de los 25 exigidos en 2022, un mínimo de 80 títulos 'vivos' (los que se pueden comprar).

Finalmente, tras la reunión convocada por la feria el pasado martes 28 con las editoriales que tienen menos de 60 títulos 'vivos' en sus catálogos, consiguieron que, como explica la directora del evento Eva Orúe a este periódico: "Todo el mundo vaya a estar colocado en casetas". "Había que tener paciencia y esperar hasta el final, cosa que dijimos desde el inicio", afirma. El encuentro propició que se crearan nuevas alianzas y, para los que no las hubo, generaron "casamientos". Es decir, sinergias entre las entidades afectadas que han tenido que unir manos para lograr paliar la falta de espacio.

"Después de haber trabajado codo con codo hemos logrado que todos estén en las condiciones más parecidas a las que querían. Ha cedido todo el mundo", reivindica la directora. Barrett, por su parte, no cambió su postura y decidió no estar presente en la reunión ni en la próxima feria; aunque ha habido otras editoriales que sí acudieron y lograron su plaza.

Algún "golpe de suerte", haber "rascado algún metro" moviendo las casetas al máximo y la "colaboración todos los que quedaban pendientes" son los motivos señalados por Orúe que han posibilitado el positivo resultado final. Según han explicado en el comunicado compartido tras el sorteo celebrado este jueves, la solución ha pasado por la aceptación por parte de algunos expositores de trasladarse a la zona central. En concreto, de las editoriales de facsímiles. Este movimiento les ha permitido ganar 25 metros para dedicarlos a las 361 casetas que estarán ubicadas en fila.

En el centro estarán del mismo modo las casetas de los gremios de editores de seis comunidades autónomas, las de las universidades, la de la Unión de Editoriales Universitarias Españolas (UNE) y la del CSIC.

Más allá de Barrett, entre las editoriales que también se han visto afectadas por el cambio de reglamento, está Dos Bigotes que, antes de realizar la inscripción, contaba con repetir la fórmula con la que participaron en la Feria del Libro el año pasado: compartir caseta con Barrett y Consonni.

A diferencia de sus aliados previos, en su caso sí que contaban con los 80 títulos 'vivos' necesarios, pero se vieron en la tesitura de tener que buscar una nueva pareja. "Nos quedamos en un limbo junto a otras 27 editoriales. Teníamos que organizarnos para conseguir nuevas compañeras", indican a elDiario.es Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez, artífices de esta editorial especializada en temática LGTBI, feminismo y género que nació en 2014. ¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift? de Alberto Conejero y Águilas de Fló Guerin son dos de sus títulos.

La librería Berkana se ofreció a acogerles. Y es que, gracias a la generosidad de las librerías, será la primera vez que se vean casetas compartidas entre estas y las editoriales. Berkana también está especializada en cultura LGTBIQ+ de España y Latinoamérica, por lo que su unión ha sido fructífera. "Les agradecemos la posibilidad de estar con ellos aunque no fuera lo que estaba previsto", declaran desde Dos Bigotes, "pensamos que es importante que quienes compartan caseta, compartan filosofía editorial y de vida".

Antonio Machado Libros ha sido quien ha abierto sus puertas a Cabaret Voltaire, responsable de la publicación en España de las obras de Annie Ernaux, ganadora del último Premio Nobel de Literatura. Otro de sus libros lanzados al mercado son Miradnos bailar de Leila Slimani y De la boca del caballo sale la verdad de Meryem Alaoui. "Nos han cedido la mitad de su caseta", explica su editor Miguel Lázaro a elDiario.es, que ha tenido que hallar nueva pareja tras 12 años yendo junto a la Editorial Minúscula, que no va a participar en la feria.

"Ha habido que improvisar sobre la marcha porque no había sitio", señala, "ha sido difícil encajarnos porque cada vez hay más editoriales y el espacio es limitado (...) Se ha facilitado el proceso gracias a la generosidad de algunos libreros y otros editores", comenta.

Pie de Página fue una de las editoriales a las que se les comunicó que serían ubicadas en la zona común. "No nos encantaba pero lo aceptábamos porque entendemos que es bastante complicado meternos a todos. Cada vez somos más y cada vez hay menos metros. El problema no es tanto de la Feria como del espacio", comparte su gestora Gloria Gil, una de sus responsables, con este medio. Especializados en narrativa contemporánea y ensayos sobre lingüística y el sector de la edición, además de contar con una colección de poesía sencilla y directa, incluyen en su catálogo volúmenes como Iluminaciones de César Niño Rey y Más relatos ortográficos de Mariángeles García.

Su solución ha pasado por unirse con Editorial 16 y Malas Compañías, con quienes estarán en un puesto de tres metros. "Estamos contentos. Se ha resuelto el problema de forma satisfactoria", expresa. Fue la reunión celebrada el pasado martes en la que estrecharon lazos con Editorial 16, que comunicó que "no le importaría ir con alguien". "En el encuentro había candidatos a juntarse, que era lo que todos queríamos, unirnos para estar en una caseta mejor ubicada", describe sobre lo que dio de sí la convocatoria.

La falta de espacio ha sido paliada para la Feria del Libro 2023, pero según apuntan todos los implicados, será un conflicto al que tocará volver a enfrentarse en 2024. Orúe, desde la dirección del evento literario, advierte: "El problema volverá seguramente a plantearse el año que viene porque son muchas editoriales. Muchas de ellas son pequeñas y el espacio es limitado. Las circunstancias son las que son. Pero con sinceridad creo que nadie puede acusarnos de no intentarlo. Lo hemos conseguido y estamos muy contentos".

También lo ven de esta forma desde Cabaret Voltaire, desde donde coinciden: "Este problema se va a ir acrecentando a medida que quieran venir más editoriales". En la misma línea se postulan en Dos Bigotes, que apuntan que "quizás hay que repensar los parámetros". "Desde el sector entendemos que hay que establecer criterios. Pero en cuanto el tope está en el mínimo de publicaciones, la edición independiente se va a ver tocada. Es la que más va a ser castigada. Nunca se pone un criterio en lo alto y quienes más necesitan la visibilidad en la Feria del Libro son las medianas y pequeñas editoriales. Podría no penalizarse a quien menos publica, sino a quien más".