Fue el inicio del grito del ‘Solo sí es sí’, de hablar del consentimiento sexual. Ese hilo también muestra que queda mucho por hacer.

Si aquella obra fue un fenómeno crítico, de público y acabó convertido en símbolo feminista, Prima Facie ha conseguido lo mismo. Ahora los debates han avanzado, y en el monólogo que ha arrasado este año lo que se muestra es que la propia pareja también puede realizar una violación, que el consentimiento sigue siendo fundamental y que solo sí es sí. Ambas mostraban de forma dura lo que una mujer sufre cuando es juzgada (de forma real y metafórica) cuando se atreve a denunciar. Lo vivió la víctima de La Manada, y lo vive la víctima de Prima Facie cuando tiene el valor de decir que una persona con la que inicialmente quiso tener sexo, la violó posteriormente. 

Parte del éxito de estas obras reside en cómo las encarnaron dos actrices como María Hervás (Jauría) y Vicky Luengo (Prima Facie). Ellas pusieron cuerpo y rostro al dolor y a las dudas. Ambas consiguieron que ir al teatro se convirtiera en un acto catártico en donde las mujeres que acuden a la sala se ven representadas. Cuántas mujeres como sus personajes. Mujeres que no fueron creídas, que no pudieron hablar. Ambas actrices han sido las protagonistas del nuevo encuentro con los socios que tuvo lugar en la redacción de elDiario.es y moderado por la redactora jefa de género Ana Requena.

La propia Vicky Luengo dio las gracias al comenzar porque las hubieran juntado. “Llevo mucho tiempo queriendo que me junten con María y no lo hacían”, dijo y ambas se dieron la mano. La actriz de Prima Facie, de hecho, reconoció que estaba tan “aterrorizada antes de estrenar” su obra que estuvo a punto de escribir a María Hervás para ver cómo llevó ella todo. Ambas hablaron del dolor físico y las heridas psicológicas de interpretar papeles tan duros. Horas de terapia y fisioterapeuta para poder salir todos los días al escenario.

“Esta obra me hace menos feliz, pero me da mucho a cambio, es importante hacerla y ver lo que produce, ver esa emoción es inigualable y me compensa, pero lo he llevado mal”, dijo Luengo que contó que ella durante estos meses ha soñado cuatro o cinco veces cada temporada que es violada. “He eliminado mi ego. Mi mantra antes de salir es que lo hago por las mujeres. Lo haces por ellas y no por ti como actriz”. Hervás añadió la palabra “honrar”, pero también advirtió del peligro de autoexigirse demasiado. “Te vas llenando de responsabilidades, eso es muy de la mujer, y no me daba cuenta de cómo me estaba oscureciendo el alma”, apuntó. 

También coincidieron en que estos papeles les han confirmado la fuerza de contar historias. “El poder del teatro”, como dijo María Hervás quien recordaba que en los coloquios tras la representación de Jauría hubo mujeres que se abrieron en canal y confesaron delante del público que habían sido violadas. Vicky Luengo añadió que le había sorprendido la visita de dos hombres a la salida de actores del teatro para darle las gracias, ya que tras ver la obra habían entendido que ellos mismos podían haber abusado de sus parejas o habían entendido en qué consistía el consentimiento dentro de una relación. “Cuando nos dicen eso de ‘por qué defiendes la cultura’ siempre digo que la emoción mueve terrenos que no mueve la razón, pasa cuando te enamoras, o con la amistad, es que eso no te lo mueve un periódico, ni un debate, ni un ensayo, es la pura emoción", explicó Hervás sobre cómo estas obras producían cambios reales en la sociedad.

Para Vicky Luengo el poder de Prima Facie, y algo que explica el éxito en todos los países donde se ha interpretado, es que el texto “es muy concreto en lo que expresa” y plantea “un caso de violencia sexual ‘no evidente’”. “Eso es lo potente. Todos sabemos qué es una violación en un callejón, pero que una persona con una relación afectiva pueda abusar de ti cuesta verlo y señalarlo”. En las dos obras se pone en entredicho cómo se trata a las víctimas en los tribunales. “Las víctimas siempre son juzgadas. Exigimos tanto a las mujeres siempre… El comportamiento que nos exige la sociedad no se lo exigimos a otras víctimas. El sistema legal no va a cambiar hasta que no cambie la educación”, dijo Luengo.

Hervás reincidió en el tema. “La justicia está compuesta por seres humanos, y todos hemos sido educados en un caldo de cultivo que es la educación machista. Las madres nos han educado en adelantarnos al posible delito. No te hacen responsable pero parece que está intrínseco que como mujer es tu responsabilidad adelantarte. En el caso de La Manada hubo mucho juicio social hacia ella y gracias al poderoso feminismo nos dimos todos cuenta de que esto era un delito, que ella no tenía culpa de nada y que tenía todo el derecho para enrollarse con uno y con los cinco y decir que no en el momento que quisiera, incluso a mitad de una penetración y deberían haberla respetado y parar aquello”, explicó con contundencia. Hervás conoció posteriormente a la víctima y desveló que ahora la considera su "hermana pequeña" y entre ambas se ha creado una unión íntima y hermosa.

También hubo, como siempre, turno para las preguntas de los socios. Teresa contó su experiencia como profesora. Trabaja en uno de los institutos que fueron a ver Jauría, y tuvieron que expulsar a varios alumnos por reírse durante la representación y hacer ruidos molestos. Miguel del Arco, el director, fue a hablar con ellos posteriormente. Lo que le llamó la atención a Teresa fue que compañeras de los chavales les defendieron. María Hervás se acordaba de aquel momento y contó que a ella no le molestaban las risas. Cree que muchas veces funcionaba como mecanismo de defensa en un momento de tensión y lanzó una “opinión controvertida” al dudar si el castigo no fue demasiado contundente y que a veces, a pesar del cabreo, hay que evitar “el discurso agresivo”. “Es normal estar cabreada, llevamos siglos puteadas, violadas y matadas, tenemos fuego dentro, pero a veces ese discurso es poco inteligente”, puntualizó Hervás.

También salió en la charla la noticia del día, la encuesta del CIS que afirma que el 44% de los hombres piensa que están discriminados por las políticas de igualdad. Vicky Luengo se carcajeó y dijo que esa era su respuesta y apuntó a un “problema de semántica”. “Si crees que la igualdad te discrimina es que no entiendes lo que es la igualdad. Todo pasa por el miedo a la pérdida de privilegio”, zanjó. La charla terminó con muchos temas por abrir, pero con la convicción de que gracias al trabajo de dos actrices, temas como el consentimiento y las violencias sexuales habían llegado a lugares donde de otra forma no lo hubieran hecho.