El diseñador holandés Marcel Wanders, tras treinta años de carrera en el diseño, no pone límites a la creación, cada nuevo proyecto es un reto, una manera de demostrar que todo es posible, siempre alejado del minimalismo, "menos no es más".

"El minimalismo es para vagos, no ha entrado en mi vida. ¿Qué significa 'menos es más'? Esa afirmación no es verdad. Menos es nada", afirma con rotundidad Wanders en una entrevista con Efe.

Sus diseños para firmas como Louis Vuitton, Baccarat, Decorté, Alessi, Puma o más recientemente con Lladró demuestran su ductilidad, su capacidad para moldear ideas y crear conceptos con los que la firma que le contrata y él mismo se sientan "padres" de un nuevo producto que satisfaga a ambos.

Con esta metáfora explica que "considera cada proyecto como un hijo: yo soy la madre" y la compañía el padre, y con ese ADN tiene que salir un resultado con el que ambos se sientan identificados y eso es lo que ha sucedido con la empresa española de cerámica para la que ha creado "Nightbloom", una colección de lámparas que parecen dispuestas a flotar.

"Hemos combinado la tradición artesanal de Lladró con una estética etérea, con pétalos fluidos, ligeros, en porcelana blanca", ha explicado.

Wanders (Boxtel, 1963) es considerado una de estrella del rock del diseño y a primera vista cumple todos los requisitos: chaqueta de cuero, cabello blanco, meticulosamente despeinado, varios collares al cuello, una imagen que revela un espíritu inconformista, libre en la creación y alerta a las nuevas tendencias, que él contribuye a crear.

Hace cinco años el museo "Stedelijk" de Ámsterdam le dedicó una exposición en la que además de sus diseños se exponían bocetos y patrones de sus proyectos creativos. A pesar de ello, no cree que ver sus obras en un museo signifique que ha alcanzado el cenit de su carrera.

"A todos los artistas les gustaría ver sus piezas en un museo, necesitamos exponer, que nos miren", explica constatando un hecho, sin un ápice de modestia, pero tampoco en un alarde de egocentrismo.

Reconoce estar "orgulloso" de que sus piezas hayan formado parte de una exposición, pero le gusta más cuando alguien disfruta de una de sus creaciones en casa, "pero sobre todo cuando alguien es capaz de captar qué hay detrás de un diseño, por qué es así y no de otra manera".

Su centro de operaciones está en su país, Holanda, aunque Oriente Próximo es uno de los destinos a los que viaja para vestir casas de grandes proporciones.

Generar admiración o sorpresa en cada proyecto no es un hándicap para Wanders, quien asegura que le ocurre todo lo contrario y descarta la tensión ante un papel en blanco. "Tengo que quitarme las ideas de la mente, fluyen en cada instante", asegura.

Cuando se le recuerda que ha sido calificado como el "Lady Gaga del diseño" saca con parsimonia el móvil y comienza a lanzar una retahíla de titulares que en algunos casos parecen abrumarle y con otros parece que no se siente plenamente identificado.

"No entiendo la comparación con Lady Gaga, supongo que tiene que ver con la fantasía que despierta. Ella es intocable, siempre sorprende y en ese sentido estoy encantado, no me importa la comparación", concluye entre risas Marcel Wanders, un diseñador que no está sujeto a convencionalismos.