La movilización de los agricultores franceses se extiende y los bloqueos llegan a las puertas de París

Los agricultores franceses continúan expresando su indignación y las acciones de protesta que comenzaron la semana pasada en la región de Occitania se han extendido a lo largo de la semana a gran parte del país, incluyendo puntos de la frontera con España. Además, varios sindicatos han llamado a sus miembros a comenzar un “bloqueo de París” desde este viernes para aumentar la presión sobre el Gobierno, que prepara el anuncio de medidas de alivio para el sector esta misma semana. 

En un comunicado de prensa conjunto publicado el jueves, varios sindicatos agrícolas llamaron a la movilización para bloquear vías de acceso a la capital “desde las 14:00 horas hasta la medianoche” del viernes.

A primera hora de la mañana ya se habían registrado algunas acciones en las cercanías de París: desde las 5h30, la emisora France Bleu Paris anunciaba una operación para ralentizar la circulación cerca de la localidad de Essonne, a una hora de la capital. También en la región parisina otros bloqueos y concentraciones de tractores se fueron produciendo desde primera hora. 

Sin embargo, por el momento “no hay ninguna intención de entrar en París”, aclaró el Presidente del sindicato Jóvenes Agricultores de la región parisina, Clément Torpier, en declaraciones al canal de televisión BFM-TV.

El jueves, los bloqueos de carreteras y las manifestaciones se habían multiplicado por todo el país. En varias ciudades del sur -región muy afectada por la enfermedad hemorrágica epizoótica del ganado- se vivieron momentos de tensión: en Burdeos, los agricultores también atacaron la prefectura, arrojando paja, estiércol y neumáticos delante de ella, antes de prenderles fuego. En Agen el miércoles los manifestantes habían rodeado la prefectura y roto las vallas que la rodeaban, el jueves vertieron estiércol frente a la estación de tren y bloquearon las vías, provocando la interrupción de la circulación.

No obstante, el Ejecutivo, a través del ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha pedido a las fuerzas del orden que permitan a los agricultores seguir con sus acciones. “No se responde al sufrimiento enviando a los antidisturbios”, afirmó el lunes en una entrevista en la televisión TF1. Darmanin considera que los agricultores tienen “derecho a exigir” y afirmó que “como Ministro del Interior, y a petición del presidente de la República y del primer ministro, les vamos a permitir que continúen”.

Una política que contrasta con respuestas anteriores que el Gobierno francés había dado en manifestaciones de otros colectivos. Un hecho subrayado por varios partidos de la oposición de izquierda. “Los 'chalecos amarillos' que fueron heridos, los sindicalistas criminalizados, los migrantes cuyos campamentos fueron destruidos, los jóvenes ecologistas reprimidos con armas de guerra... apreciarán [esta nueva postura]”,ironizó en la red social X Clémentine Autain, diputada de Francia Insumisa.

Aumento de costes, pérdida de poder adquisitivo, falta de reconocimiento social y la excesiva complejidad de los trámites administrativos se encuentran entre los principales problemas que denuncian los agricultores. Esta semana los grandes sindicatos del sector transmitieron al Gobierno una lista de un centenar de medidas, incluyendo ayudas “inmediatas” y una reducción de las limitaciones medioambientales. 

También han expresado su rechazo a acuerdos de libre comercio – en particular el que la Unión Europea negocia con el Mercosur- que a su juicio permiten la importación de productos no sujetos a la misma normativa que los comunitarios. 

Según varios medios de comunicación franceses, el Gobierno está preparando una respuesta de urgencia a través de ayudas financieras (en concreto sobre gasóleo no de carretera) y de una simplificación de los procedimientos para garantizar un acceso más rápido a las ayudas (por ejemplo, en caso de catástrofes naturales). A medio plazo, otros trámites administrativos van a ser revisados, lo mismo que la metodología de los controles por parte de los agentes de la Oficina Francesa de Biodiversidad. 

Y, según Le Monde, el Gobierno también aceptaría comprometerse a que en el futuro Francia presione a Bruselas para que la legislación europea sea más favorable a los agricultores. El nuevo primer ministro trabaja a contrarreloj para encontrar una respuesta capaz de calmar el descontento de los agricultores, sin hipotecar las medidas medioambientales ni vulnerar los acuerdos comunitarios. 

El Ejecutivo francés se encuentra bajo presión porque otros grupos están llamando a sumarse y ampliar las protestas. El jueves, la Confederación General del Trabajo (CGT) hizo un llamamiento a sus militantes “para que vayan al encuentro de los trabajadores agrícolas [...] Nuestras conversaciones deben permitir ampliar la movilización y crear acuerdos sobre cómo se puede vivir bien de nuestro trabajo, alimentándonos bien, protegiendo al mismo tiempo nuestra salud y la del planeta”.