El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, invoca de nuevo la ley marcial si la guerrilla comunista y la disidencia de izquierda se inmiscuye en su respuesta a la pandemia de COVID-19, situación excepcional que allanaría el terreno a una mayor militarización, autoritarismo y represión.
Después de infravalorar el impacto del coronavirus en febrero e instar a los filipinos a no entrar en pánico, Duterte ha colocado a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en el centro de su estrategia contra la COVID-19, lo que ha permitido abusos de los derechos humanos en un modelo "tipo ley marcial" según sus palabras.
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