Un partido de ida y uno de vuelta en agosto, en plena pretemporada. Así era la Supercopa de España hasta 2019. La jugaban el campeón de liga y el de copa, o el subcampeón de esta última si había habido un doblete. El título no figuraba entre las prioridades de la temporada y apenas generaba atención mediática en un país que se encontraba de vacaciones estivales. La Real Federación Española de Fútbol —organizadora del torneo— decidió repensarlo, incluyendo a otros dos equipos y quizá, sondear su desplazamiento fuera de España.
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