Hay que añadir un disco colaborativo con J Balvin de por medio publicado el pasado verano, todo ello en medio de una gira mundial que parece no tener fin. Un alucinante ejercicio de productividad que ahora lanza un nuevo órdago con este álbum de veinte canciones, en su mayor parte inéditas: de los temas que ha ido publicando a modo de single durante el último año solo se incluyen Ignorantes y Vete, permitiéndose el lujo de dejar fuera del disco éxitos globales como Callaíta o Estamos arriba.

Desde de luego confianza no le falta a Benito Antonio Martínez Ocasio. Lo demuestra en la recta final del álbum, con un puñado de canciones que se llevan a su terreno el egotrip habitual en el mundo del urban. Pero, a diferencia de lo que ocurre con la mayor parte de estrellas del rap norteamericano, la autoreivindicación de Bad Bunny como rey del trap latino no sólo no olvida sus orígenes callejeros, sino que no parece aspirar al habitual sueño ultracapitalista.

El mejor ejemplo de ello es el tema con el que se cierra el disco, una oda con formas íntimas a aquello en lo que se ha convertido. En ese tema en concreto, el músico puertorriqueño rinde cuentas a su círculo más cercano, aquellos que le han apoyado desde que era un desconocido y que todavía son su principal apoyo.

Y es que por mucho Bad Bunny se haya convertido en un artista masivo cuya música se escucha en cualquier rincón de este país y de otras partes del mundo, sus letras y por momentos también su música no responde a los estándares reggeatoneros, o al menos al tópico que se ha creado de lo que es el reggaetón.

La primera mitad del disco está plagada de canciones que rechazan el amor tóxico, en las que la sexualidad queda en un segundo plano. Son los temas que musicalmente más se ajustan al sonido convencional del género. Pero en un álbum de veinte temas hay espacio de sobra para los experimentos, que curiosamente Bunny reserva para las colaboraciones con invitados tan ilustres como Anuel AA, Arcángel, Duki o Daddy Yankee. El resultado es un disco que cumple la doble función de asaltar las listas y hacer avanzar al género. Como dicen los británicos, a must.

 

Caribou

SuddenlyCity Slang / Music As UsualELECTRÓNICA9

En 2010 un disco, Swim, cambió la suerte de Dan Snaith, un productor canadiense que hasta ese momento había funcionado como francotirador, reconocido esencialmente en el mundillo independiente. El éxito de aquel disco, el más orientado a la pista de baile de toda su carrera hasta entonces, provocó a la postre, además de un cambio de estatus en los carteles de festivales, una bicefalia artística: un nuevo alias, Daphni, terminó por aglutinar su faceta dance, mientras que Caribou empezó a concentrarse en las composiciones de corte más pop, más próximas al concepto canción.

Esa deriva es especialmente obvia en su primer disco en seis años. Para empezar en Suddenly llama poderosamente la atención el protagonismo que adquiere la voz de Snaith, que se revela como un magnífico cantante. Su falsete es además el vehículo perfecto para canciones con versos tan emotivos como estos: "Cuando estés sola con tus recuerdos te daré un lugar en el que recostar tu cabeza" (Cloud Song); "Hermana, te prometo que estoy cambiando. Sé que has oído muchas promesas que se han roto" (Sister); o esta otra: "Tú y yo. Estás siempre conmigo como una luz interior" (You and I). El disco se debate entre este tipo de ejercicios confesionales vestidos de electrónica intimista y temas de espectro más variable que no encajan en el formato techno de Daphni, como el sampleado soul de Home, levantado a partir de un clásico de Gloria Barnes, o el uptempo house que es Never Come Back. Ya sea cuando toma una u otra dirección el tratamiento de las producciones es siempre exquisito y el disco se pasa en un suspiro.

 

Ibrahim Ferrer

Buenos hermanosWorld CircuitLATINO9

Ry Cooder se refiere a esta reedición de Buenos hermanos, el disco que originalmente produjo en 2003, casi como si se tratara de un nuevo álbum: "Volvimos a las cintas de la sesión y encontramos canciones que, por alguna razón, se habían pasado por alto. Realmente lo hemos pulido, mejorado y expandido, parece casi nuevo. Y hay algo que es seguro: necesitamos algo bueno y hermoso en estos tiempos que estamos viviendo". Efectivamente, este lanzamiento va más allá de la clásica recuperación de fondo de catálogo de un álbum exitoso en su día -Buenos hermanos ganó un Grammy un año después de su publicación-. No es sólo que Cooder y su equipo hayan vuelto a la grabación original para plantear una nueva mezcla del disco. Es que, como consecuencia de ello, se descubrieron cuatro canciones inéditas de aquellas mismas sesiones (Me voy pa Sibanicú, Ojos malvados, Mujer y Ven conmigo Guajira, que además ha sido elegida como single de adelanto de este relanzamiento) y el disco al completo ha vuelto a ser secuenciado en un orden diferente del original.

Buenos hermanos fue una de las afortunadas consecuencias del éxito mundial de Buenavista Social Club, el álbum que sacó a Ferrer de un retiro musical de cuatro décadas. Siete años más tarde de aquel fenómeno musical y cuatro después de su retorno en solitario, Ferrer se acompañó de un fenomenal elenco de músicos –los cubanos Orlando ‘Cachaíto’ López, Manuel Galbán, Ry Cooder, Chucho Valdés y Miguel ‘Angá’ Díaz, pero también Ry Cooder como guitarrista y el trompetista experimental  Jon Hassell- para terminar firmando su testamento musical, apenas dos antes de fallecer a los 78 años.

 

Real Estate

The Main ThingDomino / Music As UsualPOP7

Los norteamericanos Real Estate pertenecen a una estirpe de bandas (The Feelies, Yo La Tengo, Teenage Fan Club,…) a la que no caracteriza sólo su pasión por el pop de guitarras y los juegos vocales, sino discografías impolutas, incapaces como son de hacer un mal disco. En esa línea, The Main Thing no pasará por el mejor de los cinco largos que han publicado hasta la fecha, pero supone una nueva colección sin tacha que confirma la resistencia de un género, el indie-pop, en tiempos de sonidos urbanos y mestizajes globales.

La entrada en el grupo del guitarrista Julian Lynch en el anterior álbum firmado por la banda, In Mind, consolidó un sonido más maduro y templado, con el que el jangle-pop de los primeros tiempos d dejaba paso a un sonido preciosista y ambiental. La evolución continúa en ese mismo sentido en The Main Thing, que si bien no contiene un tema tan representativo como Darling o Talking Backwards, funciona en conjunto como melancólica representación de la angustia y la paranoia que atenaza al varón cis alrededor de la cuarentena.

 

VV.AA.

Les Espaces Électroacoustiques IICol LegnoEXPERIMENTAL8

El trabajo del Institute for Computer Music and Sound Technology (ICST), integrado dentro de la Zurich Univertsity of Arts se tradujo en 2016 en un álbum titulado Les Espaces Électroacoustiques. El disco exploraba las posibilidades de las nuevas tecnologías en una serie de reinterpretaciones de clásicos de la música contemporánea adaptados a un formato de escucha 5.1, el estándar que habitualmente se utiliza en los equipos domésticos de vídeo. Ahora aquel afortunado experimento tiene continuación en un doble álbum que contiene obras de Luigi Nono (Omaggio a Emilio Vedova, La fabrica illuminata y A floresta é jovem e cheja de vida), Luciano Berio (Altra voce), Gottfried Michael Koening (Klangfiguren II y Terminus X) y una de las piezas de referencia de Karlheinz Stockhausen que define la vanguardia del siglo XX (Kontatke).

Los sonidos electrónicos y las grabadoras de cinta de cuatro y dos pistas son esenciales en estas obras, pero también la voz humana es protagonista en A floresta é jovem e cheja de vida y Altra voce, cantadas respectivamente por una soprano y una mezzosoprano. En cualquier caso, y frente a lo que ocurre en la música clásica o en la mayor parte de la música pop, la disposición de los elementos en la sala y su interacción con el oyente es esencial para la experiencia auditiva de este último. En algunos casos esa experiencia inmersiva es un elemento que se tuvo en cuenta por parte de los autores, mientras que en otros aún se debate al respecto. Pero en cualquier caso lo que es indudable es que el trabajo de los músicos, matemáticos, informáticos e ingenieros que componen el ICST supone una experiencia sensorial en sí misma.