Es Gloria Oyarzabal, artista visual española que retrata el mundo con diversas técnicas que van desde la fotografía, al cine o la palabra. De hecho, su anterior proyecto tiene varios formatos: un metraje de docuficción –La Picnolepsia de Tshombé (2017)– y un fotolibro –Picnos Tshombé (2018)–; que tratan la desaparición de un líder secesionista del proceso de independencia del Congo que se exilió en la España franquista.
A parte del recientemente otorgado Premio Mejor Fotolibro del Año por Paris Photo y Aperture Foundation por Woman Go No’ Gree (RM y Images Vevey), Oyarzabal tiene diversos premios nacionales e internacionales y ha exhibido su trabajo en más de una docena de países.
Gloria Oyarzabal forma parte de la plataforma 'No sin fotógrafas' y de la junta de la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales (MAV) y se muestra crítica ante la brecha de género nacional: "No es que estemos invisibilizadas es que ni siquiera nos ven. No es que hayan hecho algo con premeditación y alevosía para borrarnos, es que se creen que no existimos", manifiesta Oyarzabal.
Oyarzabal siente la responsabilidad ética del imaginario que su obra puede llegar a generar. En consecuencia, lo que muestra lo estudia en terreno y, a ser posible, a largo plazo. Trata de mirar a Europa teniendo los pies en África: "Cuando vives en un sitio ya no tienes esa prisa ni esa presión de atrapar todo y llevarte como ese tesoro a casa", piensa Oyarzabal, que se considera "un poco artivista y archivista" porque uno de los principales pilares de su trabajo se fundamenta en la documentación. “Creo que es una recuperación imprescindible. Tiro del hilo, es una narrativa en la que dependo de lo histórico, me ayuda a entender. Lo que está pasando ahora no es lo que pasa y punto. Mi táctica es rebuscar en el pasado para entender por qué se ha llegado a esto. El archivo me acompaña”.
En su premiado fotolibro, Woman Go No’ Gree, Oyarzabal cuestiona el concepto de blanquitud haciéndose cargo de la visión eurocentrista y paternalista que se ha fabricado sobre el continente africano. “Empecé a leer sobre la construcción del imaginario, sobre cómo se había construido la historia de África, con mayúsculas. Esto me derivó a leer sobre la negritud: Frantz Fanon, Léopold Sédar Senghor, Aimé Césaire (...) Ya no me podía permitir el lujo de volverme con esa experiencia de la aventura y del exotismo, ahora ya era una cosa más consistente y me autoimplica un compromiso más grande conmigo misma”.
Para el doctor en Sociología del derecho Boaventura de Sousa Santos, el epistemicidio es la destrucción de saberes propios de los pueblos causada por el colonialismo.
“¿Por qué tenemos que definir al otro? El otro es lo que nosotros no somos y es lo que nos define a nosotros, también”, cuestiona Gloria Oyarzabal, que invita a dudar sobre los absolutismos y las hipotéticas verdades universales. Según la autora, Woman Go No’ Gree es un aprendizaje empírico que cuenta “cómo voy descubriendo a lo largo de los años y de mis estudios que la colonización no solo es un acto violento, geopolítico, cruel, administrativo, económico y todo eso. Sino que también hay una parte que es muy sutil y tremendamente cruel que es la colonización de la mente. Cómo a través de la colonización de la mente por el concepto de modernidad, por los cánones de belleza, por las religiones monoteístas, por la educación victoriana, por el lenguaje; se consiguió también que afecte al concepto de mujer. Sobre todo en la zona donde estuve yo, que es la zona de los yorubas, que es un grupúsculo de gente que vive en la diáspora”.
Para poder profundizar en términos como colonización, descolonización y neocolonización, Woman Go No’ Gree se apoya en voces feministas africanas como la de la socióloga yoruba Oyèrónk? Oy?wùmí y la de la escritora, también nigeriana Ifi Amadiume, cuyos conocimientos ayudaron a Gloria Oyarzabal para entender, desde la otredad, “que no deberíamos o no podemos universalizar los discursos feministas hegemónicos, mainstream, porque en cada sociedad, en cada comunidad, la mujer tiene distintas problemáticas”, piensa.
“Las dos [Oy?wùmí y Amadiume] de una manera distinta hablan de que antes de la colonización el privilegio de una sociedad no era adquirido por cuestiones de género, sino por la edad o el linaje. Ifi Amadiume plantea cómo el matrimonio entre mujeres o que una hija tuviese el mismo rol que un hijo no suponía un conflicto dentro de una comunidad, sino que el matrimonio de una mujer va mucho más allá de una relación sexual y es el cuidado, el acompañamiento. Cuando una mujer se quedaba viuda podía casarse con otra mujer para cuidarse. Son conceptos que no están dentro de nuestras normativas. Cómo la colonización también afectó al concepto de la mujer”, cuenta Oyarzabal.
No obstante, Gloria Oyarzabal cree que ser cada vez más consciente de que debería dejar de hablar de la colonización: "Ellos mismos dicen, y es totalmente cierto, que parece como que África se construyó y apareció con el colonialismo y la historia de África es brutal. Hacer mucho hincapié en la colonización creo que restringe mucho el panorama. Sabemos que en el proyecto colonialista la cámara fue parte del proyecto junto a la pistola y la Biblia. Si analizas las fotografías de la época, eran clasificatorias y cuando no eran clasificatorias eran para mostrar un exotismo primitivo, teniendo en cuenta todo lo que conlleva la palabra primitivo para nosotros, como decía Hegel, un escalón por debajo de nuestra evolución”.