Hablan por videoconferencia con elDiario.es antes de meterse de lleno en la gira de presentación de su nuevo trabajo, que se publicó este viernes. Durante la charla pasa de fondo David Soler, el productor y arreglista de Clamor o "el tercero del dúo" como le define María Arnal, una de las muchas personas esenciales para la construcción de este disco que también ha contado con la colaboración de artistas como Holly Herndon o el rebaño de cabras Badacabres.
Sacaron su primer disco largo 45 cerebros y 1 corazón en 2017. ¿Cuándo empezó a gestarse Clamor?
María: la primera idea de la historia ya fue a finales de 2017. Pero el primer álbum fue tan bien que de repente empezaron a llamar para bolos y eso hizo que lo que hubiese sido un desarrollo más natural se quedara súper eclipsado por la vida de la gira. Cuando la terminamos, a pesar de que tenía material escrito, necesitaba desconectar, descansar y encontrarme un poco con qué historia quería contar, de qué manera, qué retos quería ponerme a nivel personal y a nivel de proyecto. Cuando haces un disco vas a estar mucho tiempo de tu vida dedicándote a eso así que vale la pena que sea algo que te emocione.
En mi caso, 2017 fue un año muy intenso, en el que se concretó algo que para mí era muy raro, darme el permiso de considerarme artista y cantante. A nivel personal viví una separación muy fuerte y me inspiré de ese momento que tiene una parte muy luminosa y de cambio. Qué historias pueden sostenernos en un mundo que necesita urgentemente la imaginación y la esperanza y la confianza para inventarse nuevos futuros.
Marcel: es muy difícil saber cuándo empieza un disco porque uno escribe letras, música, etc. con el bagaje de toda su vida. En este en concreto, para mí un punto importante fue cuando me compré la primera caja de ritmos al terminar la gira. Últimamente lo he pensado bastante porque se ha separado Daft Punk y en aquel momento además de comprar la caja me puse una foto de ellos de fondo de pantalla.
El disco tiene frases como "tanto latido perdido por el clic del capital’. ¿Cuánta política hay en este trabajo?
María: está súper presente pero he intentado que nunca fuera nada panfletaria. Que siempre se moviera dentro de lo poético y a la vez original, en el sentido de no hacer proclamas ya muy transitadas. El contenido político pasa también por un lado por la parte de la política de los cuidados: es decir, poner en el centro todo lo que significa la fragilidad, la vulnerabilidad. Hay también una parte muy política que es la potencia de un relato. Creo que el concepto del disco al final se basa mucho en el storytelling, en cómo nos contamos según qué historias y qué autocomplaciente es la fantasía de un Apocalipsis en el que todo explota y nosotros somos las víctimas otra vez.
¿El álbum estaba ya terminado antes de la pandemia o les pilló en medio del trabajo?
María: no, no estaba terminado. Habría sido muy distinto al que ha acabado siendo. Yo creo que esto nos ha pasado a todos. Todo el mundo está sacando cosas muy bonitas porque creo que nos hemos sentido realmente muy desprotegidos y todos queremos dar lo mejor de nosotros para servir a la música y para asegurarnos en la medida de lo posible el poder continuar siendo artistas con recursos en un mundo en el que es muy fácil sentirse desprotegido y menospreciado.
Hay cosas como la colaboración con Kronos Quartet que en un primer momento no iba a poder ser porque ellos no se podían reunir ya que eran un grupo de súper alto riesgo y finalmente sí salió. Todo se ha ido retrasando pero al final todos estamos muy orgullosos. La pandemia nos ha hecho más pobres pero una parte de nuestro trabajo es crear y nos ha dado más tiempo para poder cuidar esto.
El disco sale en un momento muy convulso con el tema de Pablo Hasel. ¿Cómo ven su futuro como creadores en relación con la libertad de expresión? ¿Se sienten coartados?
María: sin ser frívola, creo que hay una sensación constante de que esto no es una sorpresa. Que es la típica estrategia que hemos visto repetidamente en la que una persona paga para dar ejemplo. Eso obviamente nos refriega por la cara la impunidad de la monarquía en un mundo en el que ya no puede ser más retrógrada. Pero yo soy muy optimista aunque no quiera y siempre pienso que igual este es uno de los últimos coletazos antes de que la cosa llegue a ese punto y final que todos estamos esperando. Pero claro, la sensación es de mucha frustración y de mucha rabia.
Marcel: y de repente ganan los socialistas aquí en Catalunya, algo que acojona un poco. Son socialistas, pero oyes declaraciones de los dirigentes y todos alaban la figura del Rey. Y ya estamos en el siglo XXI.
Y con el aumento de escaños de Vox en el Parlament de Catalunya.
María: creo que los próximos años serán de mucho contraste. El mundo se está transformando muy rápidamente y estamos en una crisis que cada vez va a ser más grande y, claro, las crisis lo que hacen es polarizar a tope. Da miedo pero yo con miedo no pienso bien, entonces prefiero ser optimista en el sentido de ser más creativa y ver cómo explicar este momento desde las potencias que se abren, desde las luchas que pueden renacer y se pueden volver necesarias. En vez de estar constantemente repitiendo las mismas historias que nos contamos sobre un futuro horrible, puedes explicarlas y hacer cosas maravillosas.
Interpretarán el disco en la sala de El Jardín de las delicias del Bosco en el Museo del Prado de Madrid. ¿De dónde surge esa idea?
María: es un programa especial de Radio 3, porque escucharon el disco, les encantó y nos propusieron hacer algo. La idea era hacerlo en el Teatro del Canal en Madrid, en una sala aparte que hay que es una caja negra. Pero para hacerlo en una caja negra podríamos hacerlo en Barcelona también y propuse que fuese en un lugar de Madrid que solo pudiese ser en Madrid, por ejemplo, enfrente de El Jardín de las Delicias.
Me hace una ilusión increíble porque es un cuadro que me ha acompañado durante toda mi vida y ha estado muy presente durante todo el disco. Fue una de las referencias que dí para todo el tema del arte del álbum. Luego ya se fue a un lugar mucho más oscuro y cósmico pero quería que tuviera como esa magia del cuadro. Al final hemos llegado a esta etiqueta –porque mejor que nos la demos nosotros a que nos la den otros– de que este disco es de pop mutante y claro, el jardín es pura mutación. Es ese jardín que hay que cuidar para que te dé esos monstruos maravillosos que no eres ni capaz de imaginar.
Trabajan mucho la puesta de escena en los conciertos ¿Cómo es la de la gira de Clamor?
María: el espectáculo escénico es algo que expresa las historias que has querido contar al igual que lo hace un vídeoclip o el arte de tu disco. Una persona muy importante que ha colaborado en el disco y ha acompañado muchísimo en este concepto es José Luis de Vicente, el director del festival Llum BCN. Allí hubo una instalación chulísima de unas bolas blancas en una habitación oscura y con humo. Me encantaba ese contraste y esa cosa tan ‘minimal’ que puedes hacer solo con luz blanca. Con la pandemia hay que hacer una cosa que sea súper sencilla, que sirva para el auditorio de barrio y para el Auditorio Nacional. Usar elementos básicos que tengan en todos los teatros e intentar combinarlos de la mejor manera. Focos súper sencillos y cuatro tarimas. Es una caja negra y nosotros vamos de blanco. La metáfora está clara: el juego entre luz y oscuridad.