El conflicto entre Paco Bezerra y la Comunidad de Madrid comenzó a finales de mayo, justo tres días antes de que el 31 de ese mismo mes los Teatros del Canal presentaran su programación de la temporada 2022-23. Ese día, su directora artística, Blanca Li, llamó por teléfono al autor de la obra Muero porque no muero para explicarle que la pieza iba a salir de la programación por motivos presupuestarios, pero que no se preocupara porque estaría programado en la siguiente temporada, tal y como ha explicado el propio autor. Bezerra, aunque molesto por el cambio —ya tenía apalabradas fechas y establecido un calendario con la actriz que iba a protagonizar la obra, Belen Cuesta—, entendió perfectamente los cambios, pero pidió a Li que, por favor, cuanto antes, le dieran fechas a él y a la productora privada que también financiaba el proyecto, Bito Producciones.
Pero a principios de julio, después de que Bezerra intentase infructuosamente contactar por teléfono durante un mes, Blanca Li, por fin, le llamó y, según palabras del autor, se excusó diciendo que no era decisión suya pero que ni esta temporada ni la siguiente la obra se iba a programar: “Cuando le pedí una explicación, me dijo que ella no tenía nada que ver, y que no podía darme ninguna”, recuerda Bezerra a este periódico. En esos días, el dramaturgo decidió hacer público lo que para él era un ataque a la libertad de creación. Justo días antes de que saltara la noticia, el 5 de julio, Bezerra mantuvo una conversación por WhatsApp con uno de los miembros de la dirección artística de los Teatros del Canal, Guillermo Espinosa.
La conversación con Guillermo Espinosa, a la que este periódico ha tenido acceso, es larga. En ella destacan dos momentos: “Blanca Li no ha tomado la decisión. Es todo muy triste. Las políticas culturales de la Comunidad de Madrid parecen estar intervenidas por Vox”, afirma el gestor intentando trasladar al autor el desacuerdo de la dirección con la orden política de retirar de la programación su obra. Más adelante Espinosa certifica que el equipo de la dirección del teatro está avergonzado de lo que ha pasado: “Lo peor de todo esto es que tienes uno de los textos más bonitos que se han escrito en el siglo XXI en España, [un texto] que podría dar una proyección al teatro español en Europa inusitado y lo han parado. Estamos todos avergonzados. Es tan dañino para ti como vergonzoso para todos los que trabajamos en el teatro. Es como lo vemos todos aquí”.
En los meses posteriores fue saliendo a la luz más información. Las razones presupuestarias, que a día de hoy sigue esgrimiendo la Comunidad de Madrid como única razón de retirar la obra, se verían en entredicho al conocerse que, de los 90.000 euros de producción del espectáculo, la mitad era sufragada por Bito Producciones; y de los 45.000 euros restantes, se hacía cargo, casi en su totalidad, la red de teatros europea Prospero. Los Teatros del Canal, finalmente, solo tenían que aportar 5.000 euros para la producción. Además, la obra, por acuerdo con Prospero, como señala Espinosa en la conversación, viajaría a otras tres ciudades de Europa. La retirada de esta producción por parte de los Teatros del Canal ha supuesto que la proyección internacional que había ganado al ser elegido entre otros numerosos proyectos y que como míninimo suponía que la obra se estrenase en tres países diferentes de Europa, se haya evaporado.
Bezerra siempre ha mantenido que su interés al reclamar y hacer público lo que ha pasado no es que la obra se programe, sino que la Comunidad no le trate “de mentiroso diciendo que la obra no estaba programada". "Y además, o sobre todo, lo consideré un deber. Vi claramente que, por encima del atropello que acababa de sufrir, había algo más importante que tenía que ver con la libertad de expresión que es uno de los pilares en los que se tiene que fundamentar la democracia”, explica Bezerra a elDiario.es.
La conversación con Espinosa el 5 de julio refleja, según el autor, que “en el equipo directivo del Canal" había encontrado una familia que le "acogió": "Que me llenó de caricias y de mimos y que, más tarde, se deshizo de mí como te deshaces de un perro al que en invierno rescatas de la calle y, al llegar el verano, abandonas en una cuneta. Es evidente que el Canal estaba encantado con el proyecto, tan encantado que la dirección lo presentó a un premio europeo, que llegamos a ganar. Lo que no sospechamos es que las mismas manos que nos habían invitado a presentarnos, más tarde, nos quitarían el premio. Nivel de crueldad máximo”, razona Bezerra.
El autor se hace las siguientes preguntas: “En Europa alucinaron cuando se enteraron de que Madrid había sacrificado el proyecto que la dirección de Blanca Li había elegido como lo mejor de su siguiente temporada ¿Qué pudo pasar para que Madrid sacrificara la obra que habían elegido? ¿Cambiaron de opinión? ¿O es que ya no les gustaba el proyecto? Y, si no les gustaba, ¿por qué lo presentaron al certamen como lo mejor de su siguiente temporada? Sigo pensando que Blanca Li, en ese momento, tendría que haberse plantado, poniendo su puesto de trabajo sobre la mesa, ante quienes quisieron sacrificar la obra que ella había programado y defendía, en vez de hacer como hizo: dejar que sus jefes decidieran por ella y abandonarnos a mi equipo y a mí sin razones ninguna y, luego, si te he visto no me acuerdo”.
Ante la pregunta de qué relevancia le otorgó a la respuesta que le daban desde la dirección a través de Guillermo Espinosa, Bezerra argumenta que lo que pone de relieve es que “estaban entusiasmados con el proyecto y que la obra estaba más que programada". "En cambio, prefirieron aceptar la injerencia política a poner en peligro su sueldo. Si tan afectados se sentían por lo que me habían hecho, podrían haberme dicho: 'Tú no te preocupes, que esto lo resolvemos'. Pero el mensaje fue el contrario: 'lo sentimos mucho, porque es dañino para ti y vergonzoso para nosotros', pero no vamos a hacer nada. Ahí te quedas”.
Guillermo Espinosa, a instancias de este periódico, ha declinado hacer ninguna declaración. A su vez, fuentes de la consejería de la Comunidad de Madrid han manifestado a elDiario.es que siguen manteniendo las mismas razones que llevan esgrimiendo durante todos estos meses: “La Comunidad de Madrid ya ha dado explicaciones en sede parlamentaria y cuando se nos ha preguntado, e insistimos en nuestra explicación. La obra de Paco Bezerra nunca ha formado parte de la programación. La administración tiene unos límites que son los presupuestarios y en base a esos límites se tomó la decisión de no incluir la obra de Bezerra. No hay ninguna cuestión vinculada a la censura”.
El próximo martes, Paco Bezerra intervendrá en la Comisión de Cultura de la Asamblea de Madrid, a petición de Más Madrid. Además, el autor, que venía de publicar su obra completa, Velocidad mínima, en la editorial La Uña Rota, realizará una lectura dramatizada de la obra sobre Santa Teresa para presentar la edición que la Fundación SGAE ha realizado, al haber también ganado el Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela. La lectura, que tendrá lugar el 29 de noviembre en la Sala Berlanga de Madrid, será protagonizada por grandes nombres de la escena tales como Julieta Serrano, Ana Belén, Aitana Sánchez Gijón, Gloria Muñoz y Nathalie Poza.