2022 ha sido un año de lucha que empezó con la presentación pública de APCómic, una asociación que se daba a conocer con una campaña que ponía el foco en la precariedad y que, durante todo el año, ha servido para visibilizar determinadas situaciones y buscar el debate con otros agentes del mercado editorial. La reciente victoria de los autores franceses, que han logrado ser remunerados por las sesiones de firmas del Festival de Angoulême, parece marcar el camino a seguir.
La actividad de la Sectorial del Cómic, creada en 2020, busca mejorar la posición del sector en las instituciones y, este 2022, ha logrado que se apruebe la implantación del Día del Cómic, cuya primera edición se celebrará el 17 de marzo de 2023, y está trabajando en la elaboración de un Libro Blanco del cómic. Las posibilidades de mejora del sector, y especialmente de las condiciones laborales de los y las autoras, están constantemente en el debate público y han sido objeto de artículos y mesas redondas, e incluso ha influido en la dirección del salón Comic Barcelona, que se celebró este año bajo la sombra de la polémica del anterior, por la concesión del Gran Premio a Antonio Martín. Pero también ha permitido revisar situaciones injustas del pasado, como evidencia la lucha de los herederos de los autores de la editorial Bruguera por recuperar los originales de sus padres.
2022 ha sido amargo para el cómic español, que ha perdido a nombres tan ilustres como los de Miguel Gallardo y Juan Mediavilla, los padres del mítico Makoki, símbolo del underground. También nos ha dejado prematuramente Carlos Pacheco, pionero en el mercado americano y gran dibujante de superhéroes, un género que ha perdido además a otros dos grandes artistas: Neal Adams y George Pérez. Ha sido también un año en el que han coincidido los cierres de tres grandes series del tebeo español: la casualidad ha querido que durante 2022 Jan finalizara Superlópez, Calpurnio cerrara El bueno de Cuttlas y Carlos Giménez culminara Paracuellos. Este año sabe a fin de una era.
En su constante reivindicación de su condición artística, hace años que el cómic ha alcanzado una cierta normalidad, y su presencia en medios e instituciones así lo atestigua. 2022, sin embargo, parece que se convertirá en un hito, no solo por la continuidad del Premio Nacional de Cómic, que este año ha recaído sobre Paco Sordo y su novela gráfica El pacto —un ejercicio crítico de recuperación de la memoria de Bruguera—, sino también por el Premio Nacional de Ilustración concedido a Sergio García, un autor que también destaca en la realización de cómic.
Los museos son uno de los espacios culturales que más receptivos se han mostrado al cómic en los últimos años, y 2022 ha dejado buenas muestras de ello, entre las que destacan, sin duda, la exposición Cómic. Sueños e historia en CaixaForum de Madrid y Barcelona, un recorrido a través de páginas originales por el canon de la historia del cómic, y la reciente Constel·lació gràfica del CCCB, una muestra explosiva del trabajo de nueve jóvenes autoras españolas de cómic.
No es una novedad que el manga funcione bien comercialmente, pero en 2022 se han alcanzado cotas inéditas, con la presencia de varios manga en las listas de los libros más vendidos y fenómenos editoriales de fuerte calado, como la locura desatada con Tokyo Revengers de Ken Wakui.
Especialmente entre el público joven, el manga está logrando cifras de venta altísimas, apoyándose en el anime y el merchandising. Pero, además de los títulos más comerciales, este boom permite que lleguen a España obras de culto, como el clásico Joe del mañana de Asao Takamori y Tetsuya Chiba, o la cada vez más nutrida colección de gekiga (manga underground) de Gallo Nero, con títulos como Flores rojas de Yoshiharu Tsuge.
Entre lo más destacado del año, en lo que a producción nacional se refiere, está El fuego de David Rubín, la primera obra que realiza directamente para el mercado español en muchos años, tras una temporada de intenso trabajo en el mercado americano.
La pareja creativa que forman Santiago García y Javier Olivares, entrega una curiosa vuelta de tuerca a la obra de H.G. Wells en La guerra de los mundos. Y otro de los tándems del guionista Santiago García, esta vez con Luis Bustos, ha visto cómo su cómic ¡García! ha saltado al éxito televisivo con la adaptación que ha realizado HBO. La falla confirma la buena sintonía de otra pareja, la formada por Guillermo Abril y Carlos Spottorno en su mezcla de fotorreportaje y cómic, mientras que Goya. Saturnalia de Manuel Gutiérrez y Manuel Romero, una indagación en la psique del pintor en sus últimos días, supone uno de los más interesantes debuts del año.
Otro es, sin duda, Hoy empieza todo, de Josune Urrutia, un ensayo narrativo sobre la relación entre arte y enfermedad. Con Chacales, Nadia Hafid confirma por qué es una de las voces más interesantes de su generación, mientras que otras autoras, como Begoña García-Alén (Adiós amigos) y Anabel Colazo (Espada) alcanzan un nivel notable. Un veterano como Carlos Giménez ha puesto punto final a Paracuellos con su novena entrega, mientras que Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero prosiguen con su versión del mítico Corto Maltés en Nocturno berlinés.
Entre el mar de novedades extranjeras que han llegado a las librerías en 2022 encontramos viejos conocidos, como Charles Burns, que inicia nueva serie con el enigmático Laberintos, o Rutu Modan, que ha publicado la que seguramente sea su mejor obra, Túneles.
También hay espacio para nuevas voces, como la de Keum Suk Gendry-Kim, que aborda en Hierba el traumático pasado de las esclavas sexuales durante la Guerra del Pacífico, o Anneli Furmark y la íntima historia de amor maduro que narra en Llévame contigo.
Dog Biscuits de Alex Graham, un relato underground y macarra de amor en tiempos del coronavirus, es otro interesante debut de una autora inédita hasta ahora en castellano, mientras que Jolgorio, de Brecht Evens, confirma que no hay nadie como él para capturar los colores de la noche. Mi tabla de súplicas de Keiler Roberts, con su visión humorística de lo cotidiano, y la fantasía absurda de Anne Simon en Boris el niño patata confirman que hay espacio para innovar también en el humor. Pero, si hay que quedarse con un solo título foráneo de 2022, este seguramente sería el perturbador Clase de actuación de Nick Drnaso, posiblemente el autor que mejor está contando los Estados Unidos de la era post Trump.