Si quieres hacer feliz a un amante de la música, regálale un disco por Reyes. Por ejemplo, uno de estos 20. Te ayudamos a elegir.
El nuevo disco de la reina Beyoncé recorre diferentes estilos de música de baile y contiene una de las mejores canciones del año, de corte house, Break My Soul. El disco contiene otras gemas por explorar, como Pure/Honey. El vinilo viene doble, negro, con un librillo interior con fotazas de la diva que lucen mucho mejor de esta manera, a 12 pulgadas. Eso sí, si el precio del cedé está en los diez euros, el del vinilo, que es de importación, sube hasta los 65.
Si no sabes qué disco regalar y solo vas a comprar uno, esta es la opción. Motomami es un disco para tenerlo en vinilo y no en cedé porque su arte a bolígrafo vandalizando (es un decir) las fotografías, solo se aprecia bien en este formato. Además, el disco es de color rojo y trae un insert con letras, fotografías y un póster gigante (como en los viejos tiempos) para ponerle cuatro chinchetas y adorar a la Rosalía en la pared de tu habitación. El precio, en relación al cedé, es muy competitivo. Puedes encontrarlo por 23 euros, solo cinco más que el disco óptico.
Y, si quieres completar el regalo, llévate también El mal querer en vinilo, que se encuentra fácilmente.
El grupo de Alex Turner ha sacado este año un disco donde la melancolía que provocan los profusos arreglos de cuerda lo hacen apropiado para darle la vuelta una y otra vez toda la tarde de domingo. Un disco que todo seguidor de la banda debe tener (salvo si solo gusta de los Monkeys de la primera etapa de rabia juvenil y no de esta serena madurez) y que se puede complementar con la entrada para la gira que pasará por Madrid y Barcelona. La funda interior trae las letras, así que hay que tenerlas en la mano durante esa tarde de domingo para ir siguiendo lo que canta Turner con, a veces, un curioso falsete. El mejor disco del año para el NME.
Si la persona a quien le quieras hacer un regalo salió del cine de ver As bestas recalcando la finura, la profundidad delicada y lo inquietante de su banda sonora, ya tienes su regalo. La película de Rodrigo Sorogoyen que está arrasando este año, tiene también una banda sonora impecable de su colaborador habitual, el músico francés afincado en España Oliver Arson.
Ojo, que la edición es limitada pero se ha abierto una preventa antes de su publicación el 1 de marzo. La portada es una bestialidad, como no podía ser de otra manera. Si te gusta lo que oyes, tienes también otros discos de Arson con su proyecto Territoire.
La mitología madrileña necesita de Carolina Durante, cronistas de la villa, de la calle, del hemiciclo y de su generación. Que son los herederos de Los Nikis es un lugar común, pero conviene recordarlo aquí por si le quieres regalar algo nuevo a alguien que se quedó enganchado a esos años y piensa que no se han vuelto a repetir. Las letras de estos cuatro chavales son gloriosas, escritas con lápiz en una mano y sacapuntas en la otra.
Sonido Muchacho, un sello imprescindible para el pop indie actual, ha lanzado una edición en vinilo rojo por 19 euros que puede agotarse en cualquier momento.
Este disco es un regalazo para un fan de la música con ganas de abrirse a géneros más diversos desde una perspectiva contemporánea pero sin olvidar el corazón de la canción clásica. El belga (de raíces ruandesas) Stromae, ausente de la escena desde hace casi una década, llega hasta aquí recogiendo una herencia crooner de enorme belleza y particularidad. Para la revista Rockdelux, su canción L’enfer sobre las enfermedades mentales es la mejor del año en la categoría internacional.
La portada, con un Stromae clonado, es para tenerla en grande. Es un vinilo sencillo de buen gramaje que se puede comprar por 25 euros. Cada canción, cantadas en francés, es una sorpresa y con cascos o un par de buenos altavoces, un viaje lejos de aquí, sea cual sea el aquí.
Para regalar un artefacto que aúne cine, poesía, y música, este disco de los granadinos Lagartija Nick es perfecto. Se trata de un homenaje muy político a la poesía de Buñuel en un trabajo que enreda la tradición musical andaluza con la aragonesa. Mezcla los sonidos de Calanda, de donde era el director, con el del proyecto de cine.
Para cualquiera que aprecie el disco Omega, para el que se apoyaron en Lorca o Val del Omar, no habrá mejor regalo que este. Y si el mejor lugar para ver una película es una sala de cine, con la textura de la proyección, el mejor formato para esta música es el disco de vinilo, acompañada de los chasquidos del polvo contra la aguja al rozar esta el surco. Lo puedes comprar por 23 euros.
Qué buena opción regalar este disco a alguien muy joven a quien enviciar en los vinilos, a quien solo conoce esa bomba de vitaminas que es As it was, a un exfan de One Direction o, incluso mejor, a un exhater de One Direction. El tercer disco de Harry Styles vale para regalar a una persona de 10 años, a una de 50 o a una familia entera y quedar fenomenal. Es el disco de buen rollo del año, así que si quieres regalar felicidad, esta es la mejor opción. El disco se mantiene en la barrera por debajo de los 30 euros y sí, venden un cedé por la mitad de precio. Pero ese filtro nostálgico de la foto de portada y la tipografía de la edición vinilo recuerdan tanto a ciertas portadas sesenteras que, en un cedé, no está tan conseguido el efecto.
Si quieres regalar el que para la revista Rockdelux es el mejor disco internacional de 2022, lo vas a pagar caro: alrededor de 50 euros. Es doble, eso sí. Y cualquier colección rica en pegatinas con “parental advisory” necesita este disco, un imprescindible para los seguidores del hip hop.
El quinto trabajo de Lamar, un rapero californiano más preocupado por hacer su música que por montar numeritos, merece una escucha sosegada de sus 75 minutos de letras que hay que seguir para entender bien de qué va este disco de sinceridad emocional, que aprieta sobre la herida de temas como los abusos, la discriminación o los daddy issues.
Si la persona a la que quieres regalar un disco ya tiene Motomami, prueba con un coche: Crash, el nuevo disco de la estrella de pop sexy Charli XCX que vale que es verdad que es como para ponerlo mientras conduces pero también para montar la fiesta en casa. Y súbele los graves al equipo.
¿A quién le gustaría este disco? A un fan de Britney Spears, Grimes, Beyoncé, Lady Gaga, Zarta Larsson, Iggy Azalea o Miley Cyrus.
El disco lo puedes comprar en vinilo negro, pero para quedar aún mejor con este regalo, pide la edición roja con manchas negras, aunque sea un poco más cara (36 euros frente a 30).
Como en el caso de la banda sonora de As bestas, este disco (solo su edición en vinilo) está en preventa y no se entregará hasta febrero. Pero si la persona a la que se va a hacer el regalo es muy fan de la americana, de los cantautores tristes (o intensos), de la herencia de Nick Drake, puedes quedar muy bien con un papelito que diga que más adelante será una de las primeras personas en tener el doble vinilo de Ytilaer, lo próximo de Bill Callahan (antes Smog). Muy bien situado en las listas de lo mejor del año que ha cambiado algo de registro con un disco optimista (para lo que él ha sido) con sección de cuerdas y hasta coros femeninos.
Lo que sí que se puede comprar directamente al sello es la edición en cinta de cassette (11 dólares), por si acaso el vinilo (47 euros) no te pareciera lo suficientemente añejo. Así puedes ponerlo en el radiocassette de tu camioneta de camino a Austin.
El tecnopop nihilista, romántico y de barrio (concretamente de Vallecas, Madrid) tiene a uno de sus máximos exponentes en Marcos Crespo, un fenómeno dentro de esta escena muy joven y un ídolo (va en serio) en México.
Después de dos epés o minielepés que recogían canciones, ya hits, como Ya no hay verano, Gasolina y mechero o Hasta que llegue la muerte, Depresión Sonora acaba de lanzar su primer disco largo que viene en dos formatos, un vinilo normal (15 euros) o un triple 7’’ en edición limitada a 300 copias (38 euros), un formato que le viene muy bien al disco porque está divido en tres actos o partes argumentales.
Este disco es para regalárselo a quien le guste el pop español oscuro, de Décima Víctima o Parálisis Permanente en adelante.
Cuando la aguja cae sobre el surco de la cara A de este disco, lo primero que se escucha es: “España es lo que a mí me salga de los cojones”. Luego sigue: “España porque sí y ya sobran razones”. Si conoces a alguien que disfrute con esta ironía, Los Punsetes es su grupo y AFDTRQHOT su disco del año. Cuesta en torno a 20 euros y ojo que el sello ya lo tiene agotado, hay que buscarlo en las tiendas. “España, España, España, con más tontos que listos, con más fuerza que maña”, sigue diciendo la letra.
El punk pop guitarrero de letras mordaces ha regresado y en esta España de hoy se los necesita más que nunca. A esto yo no lo llamo un regalo, lo llamo una terapia. De nada.
El octavo álbum de la banda alemana de rock industrial es un esencial en vinilo porque es una belleza: doble disco, solapa en rojo con letras en oro y un fotón del grupo descendiendo la escalera de un lugar extraño. Un trabajo que el grupo de Till Lindemann compuso durante el confinamiento y que se vio retrasado, como muchos otros vinilos, por la falta de cartón provocada por la crisis de materias primas.
Este disco contiene el temazo Zick Zack, que es para subir el volumen del estéreo y no parar de botar hasta que vengan los vecinos enfadados maldiciendo a quien tuvo la genial idea de regalar este Zeit.
Son 40 euros pero vale cada céntimo y un fan del metal sabrá apreciarlo.
En la colección de discos del amante de los cantautores no puede faltar el nuevo disco de Nacho Vegas. Se publicó hace un año, eso sí, así que cuidado no se lo vaya a haber comprado ya. Ternura, crudeza, compromiso, amistad, solidaridad, la tierra son temas que aparecen una vez más en el cancionero del asturiano, que lo ha tocado este año intensamente por España.
A Nacho Veas hay que escucharlo en directo o, como mucho, en vinilo. No queda otra. Este disco lo puedes encontrar por unos 28 euros.
El cuarto disco de Biznaga ha sido el de su consolidación definitiva, con unos directos arrolladores y unas letras inolvidables. Un disco de punk pop político, lleno de fuerza, clásico, contundente. Si a la persona a la que quieres regalar se le pasa de rosca Carolina Durante, Biznaga sería la mejor opción. “No se puede ser joven sin entrar en conflicto”, recuerda una de las canciones. “El año 92, joder qué gran metáfora”, dice otra.
La edición en vinilo negro y las limitadas en vinilo blanco o rojo (se conseguían en preorder con unos inserts diferentes) quizás están algo difíciles de encontrar, tal ha sido su éxito.
La voz aterciopelada de Ana Fernández-Villaverde suena espléndida en nuevo disco, en el que sus clarividentes letras aparecen sobre ritmos latinos como la bachata. Pero también hay pop orquestal, electropop, baladones y rumbas. Paprika bien vale para los seguidores de siempre de La Bien Querida como regalo introductorio para picarse con ella.
Hay una edición especial del vinilo de este disco que viene con un flexi-disc de color rojo (un formato en desuso pero muy querido por los fetichistas, de 7’’ de tamaño y flexible) con la canción La perra del hortelano, que también abre el disco. Por 28 euros.
Un grandísimo regalo de Reyes para los que han quemado KITT y los coches del pasado en Spotify. No todo el disco está a la altura de ese temazo o de Todos los días lo mismo pero un fan del rumbeo canalla (o incluso del subnopop) necesita conocer todo el universo ladilla y escuchar las canciones en su contexto. El disco viene pelado: sin carpeta interior, insert ni nada. Pero es que igual ni lo necesita. La portada lo vale todo. Y solo cuesta 14 euros.
El difícil título de recordar JÁJÁ ÉQÚÍSDÉ (Distopía Aburrida) es el regreso inconformista, complejo, acelerado, divertido, rayante y romántico de Putochinomaricón. Se mueve por diferentes ritmos electrónicos, muy triturados y desestructurados, menos pop que en otras ocasiones, pero igualmente generacional, disidente y rabioso. La vida en conectividad y los conflictos personales aparecen de nuevo, como en la hermosa balada electro DM.
La edición de vinilo, que es limitada, viene en un color splatter (con manchas) blanco y rojo oxblood y un libreto de 12 páginas que no encontrarás en cualquier otro sitio.
El regreso de los británicos Suede ha pasado injustamente desapercibido, y eso que han firmado un álbum que recupera su sonido original, que suena a directo, al mejor britpop, a Brett Anderson sudando en el proscenio del escenario, con el pie apoyado sobre un monitor, con una voz que incluso acomete algún que otro falsete.
El vinilo hay que pagarlo un poco caro, en torno a los 30 euros, pero es necesario ponerlo al lado de Suede, Coming Up o Dog Man Star. Suede nunca se ha ido, eso es parte de este regalo.