Lo curioso es que Art lleva creado desde hace 15 años. Ya aparecía en el primer corto de Leone, The 9th Circle, en 2008, y lo hizo en todas sus películas menos en Frankenstein Vs The Mummy. Es normal que el gran público no lo conociera, estas películas eran serie B destinadas a una audiencia sedienta de gore cutrón y exagerado, donde las muertes truculentas salpicadas de sangre y vísceras son el aliciente principal. Sin embargo, algo cambió con Terrifier (2016), donde los asesinatos del payaso psicópata se convirtieron en un pequeño boom, principalmente a partir de una muerte en la que partía por la mitad con una sierra a una mujer colgada desnuda del techo por las piernas.
Lo que nadie esperaba es que su secuela, Terrifier 2, se convirtiera también en un éxito de taquilla. La película se estrenó el pasado 6 de octubre en EEUU y estuvo seis semanas en el top ten de las más vistas, algo extraño y difícil para un filme de serie B que no cuenta con el apoyo mediático de una gran distribuidora. Al final de su carrera superó los 10 millones de dólares. Puede que no parezca una gran cantidad comparados con los 660 millones que lleva recaudados la secuela de Avatar, pero es más de lo que ha hecho alguna película nominada al Oscar como Tar, que no ha llegado a los siete.
Además, lo que cuenta en cada película es la rentabilidad. Terrifier 2 costó 250.000 dólares, por lo que solo en EEUU ha multiplicado por 40 su presupuesto. Avatar costó 250 millones, por lo que ha multiplicado por menos de tres su resultado en su país y por ocho en todo el mundo. Un éxito para Damien Leone que, por supuesto, ya ha anunciado una tercera parte en la que promete “recuperar el factor inquietante que estaba en el cortometraje original de Terrifier” y ser “la más aterradora hasta el momento”.
Terrifier 2 llega ahora a salas españolas, y lo hace con la mejor promoción posible, ya convertida en fenómeno fuera y con la promesa de que en los pases de EEUU la gente vomitaba y se mareaba. Ocurrió de forma literal en varias proyecciones, la gente lo puso en redes sociales y ocurrió que todo el mundo quiso ir a descubrir qué pasaba en aquella película que provocaba reacciones tan viscerales. No hay mejor gancho para una película gore de serie B que su brutalidad, el saber que vas a ver algo muy bestia.
La escena en cuestión, esa que provocó las salidas de la sala y el malestar físico, es una muerte violenta en la que Art primero corta la cara de su víctima y luego coge unas tijeras de manicura para ir cortando la cabellera hasta arrancarla de cuajo. Por si fuera poco también arranca un brazo y echa sal. Hay que indicar que, como en cualquier producto de serie B y gore, la película nunca apuesta por el realismo, sino por la exageración, por la sangre a borbotones que deja claro los códigos de la propuesta y no solo un goce por la violencia gratuita.
El director contó en una entrevista en Entertainment Weekly que aunque su voluntad es siempre provocar con una película como esta, no pensaba que fuera a ocurrir algo así. “Me hubiera encantado que hubiera un par de personas que salieran de la sala. Creo que eso es como una especie de insignia de honor, porque es una película intensa, pero no quiero que la gente se desmaye o se lastime durante la película. Es surrealista”, decía Leone.
Cree que quizás el problema es que la gente fue a ver Terrifier 2 sin haber visto la primera entrega y sin saber el estilo gore de la película. “Si has visto la primera sabes dónde te estás metiendo. En la primera había una escena con una sierra de la que todo el mundo habló. En esta intentamos rivalizar con aquella escena, porque los fans que hemos ido creando en todo este tiempo han puesto al payaso Art en una especia de pedestal y estas son las cosas que realmente quieren ver. Creo que esta película es más accesible, pero esencialmente hacemos estas películas pensando en esos fans, y si otras personas quieren unirse, pues cuantos más seamos, mejor”, añadía en aquella entrevista.
También explicaba en el medio estadounidense cómo nació el personaje que le ha hecho triunfar. Una idea que nació hace 15 años cuando tuvo la idea de “un payaso aterrorizando a una mujer en un autobús de la ciudad". "Estaba completamente sola, regresando a casa del trabajo, en medio de la noche, y luego este payaso se subía, se sentaba frente a ella y comenzaba a mirarla y a jugar con ella. Era extraño e incómodo, y tal vez incluso divertido, pero luego se volvía progresivamente más intimidante y agresivo. Pensé que era solo una ocurrencia interesante y extraña, pero cuando estaba buscando ideas para hacer mi primer cortometraje, dije, voy a usar eso”, recordaba. Una decisión que nunca pensó que le convertiría en referente de la serie B y al payaso Art en un icono del slasher y el gore que promete seguir asustando y sacando dinero unas cuantas secuelas más.