La sombra de aquel tortazo sobrevuela la gala de los Oscar un año después. Will Smith demostró que todo puede pasar, y la Academia comprobó que no estaba preparada para atajar de forma rápida una crisis institucional de tal envergadura. Los mensajes fueron contradictorios: nadie sacó a Smith del recinto, se le dejó recoger su premio y justificarse… La Academia sabe que no puede permitirse que algo así vuelva a suceder. La gala de este año estará medida al minuto, y por si acaso, han tomado precauciones. Hace pocos días, el director ejecutivo de la institución anunciaba en la revista Time que habían creado un comité de crisis para actuar en caso de necesidad.
“No va a volver a suceder, no estuvimos a la altura. Hemos creado una serie de estructuras y equipos de comunicación para reunirnos lo más rápido posible y actuar conjuntamente si ocurre algún acontecimiento inesperado. Con este protocolo tenemos claro quién es el portavoz y cómo debemos actuar”, dijo de su gabinete de crisis. Eso sí, no desveló la gran duda que todos tienen y que se está guardando como el gran secreto de la ceremonia… ¿Quién entregará el premio a la Mejor actriz?
De forma tradicional, el ganador del año anterior es el encargado de darlo a la siguiente vencedora. Por esa regla, sería Smith quien saldría al escenario, pero el actor está vetado de cualquier acto organizado por la Academia como castigo a su agresión, por lo que el momento del premio se convertirá en el más morboso de la noche. Primero, por ver quién lo entrega, y segundo, por saber quién lo gana, con ese duelo entre Michelle Yeoh y Cate Blanchett que no parece que vaya a decidirse hasta el último momento.
Lo que está claro es que los Oscar van a ser una defensa a ultranza de las salas de cine. Lo dejaba claro Spielberg cuando en un encuentro de nominados le decía a Tom Cruise que Top Gun había “salvado el culo a los cines”. La película protagonizada por Cruise fue el punto de inflexión de una taquilla necesaria de cine adulto y grande —que no fuera Marvel— para devolver a la gente a las salas. Volvieron… pero no a todo tipo de cine. Varias de las películas nominadas, como Tár, Ellas hablan o Los Fabelman no han funcionado como se esperaba.
Hay dos tipos de cine representado en las películas nominadas a los Oscar. Fenómenos de masas que han logrado ser taquillazos como Avatar o Top Gun; y ese cine adulto que era el clásico de los Oscar (El discurso del rey, El paciente inglés, Shakespeare enamorado, American Beauty...) y que hace años conseguía grandes cifras en taquilla, pero que ahora no conecta con el público de la misma forma. Algo pasa, y las grandes producciones pesan demasiado en la industria. Entre medias, dos películas que han roto esa polarización y han dado esperanza al cine 'medio'. Elvis, un biopic excesivo que ha logrado más de 150 millones en EEUU. Y Todo a la vez en todas partes, la gran favorita que tiene muchos elementos a su favor. Una película que nadie tenía en el radar, producida por el estudio de moda, y que con menos dinero que muchas de sus rivales se convirtió en la película que había que ver. 73 millones en EEUU, una cifra estratosférica para el filme que es, además, la favorita del público joven, una audiencia que no suele conectar con los Oscar y que gracias a los Daniels han reenganchado con los premios.
La suma de la taquilla de las diez películas nominadas es la más alta en décadas con más de 3.500 millones de dólares a nivel mundial. La Academia quiere ahuyentar las críticas que decían que no premiaban filmes populares y han apostado por éxitos. Pero cuidado con los giros de última hora. ¿Qué pasaría si en el año de la defensa de las salas ganara una película que no se ha estrenado en ellas? Es lo que ocurriría si se premiara a Sin novedad en el frente, filme de Netflix que llega al final de la carrera con una fuerza inusitada. Ganó el BAFTA al Mejor filme, dirección y guion adaptado y podría ser una tercera vía en una Academia en la que no gana la que más gusta, sino que usa el voto preferencial que premia las películas de consenso y no a las que dividen. La película alemana ha sido un auténtico pelotazo en Netflix, pero sería raro que tras años produciendo el mejor cine de EEUU, la plataforma ganara con una película extranjera. El gabinete de crisis no está preparado para ello.
No es normal que una secuela sea nominada al Oscar a la Mejor película. A eso de ‘segundas partes nunca fueron buenas’ se une que la Academia no suele abrirse a fenómenos, sagas y franquicias. Este año eso se ha roto. No es la primera vez. El padrino II y III, La trilogía de El señor de los anillos o Toy Story 3 rompieron ese prejuicio, pero sigue costando. Desde Mad Max: Fury Road; que más que secuela era una ampliación del universo de George Miller; ninguna lo había logrado. Este año han sido dos películas las que lo han conseguido. Top Gun: Maverick y Avatar: el sentido del agua. Son, además, las dos películas más taquilleras del año en EEUU y en todo el mundo.
No han dado la espalda a los éxitos de masas y los han abrazado fuerte. Incluso a Marvel. De hecho, esta edición puede que haga historia si Angela Bassett logra el premio a la Mejor actriz de reparto por Black Panther: Wakanda Forever. Ninguna película de Marvel ha logrado un Oscar de interpretación. El tono más festivo de la franquicia ha hecho que normalmente a sus intérpretes no se les tuviera en cuenta para los galardones, algo que sí ha pasado con su rival, DC. Tanto Heath Ledger como Joaquin Phoenix lo lograron por interpretar al Joker.
Tras dos años donde las mujeres lograron, de forma consecutiva, el Oscar a la Mejor dirección (Chloe Zhao, por Nomadland y Jane Campion, por El poder del perro), la Academia ha vuelto a su cruda realidad. La industria sigue dominada por los hombres y ninguna mujer ha entrado en el quinteto de nominados con la ausencia de Sarah Polley como la más destacada. La ampliación de la masa de votantes de la Academia dio resultado durante años y se ha notado en que, desde hace varias ediciones, muchas películas internacionales como Drive my Car, Otra ronda o Cold War han entrado en categorías importantes, incluso alguna de ellas en Mejor película, pero sigue dejando que desear en la diversidad racial de los nominados.
De los 20 nominados en las categorías interpretativas, solo hay dos actores negros (Angela Bassett y Brian Tyree Henry), ninguno de ellos en las categorías protagonistas, y cuatro de origen asiático, un dato provocado por la presencia en casi todas las categorías de Todo a la vez en todas partes, que logra colocar a todos sus intérpretes entre los finalistas. Ni Viola Davis ni Danielle Deadwyler, presentes durante toda la carrera de premios, lo lograron.
Sin embargo, de la crisis puede salir la oportunidad. Una victoria de Todo a la vez en todas partes también haría que la Academia atajara esas críticas dando el premio a un filme donde la mayor parte del reparto es asiático y donde han dado el protagonismo a eternos secundarios del cine de acción de Hollywood. El premio a Ke Huy Quan, el mítico 'Tapón' de Indiana Jones, es uno de los más cantados de la noche; y Michelle Yeoh podría superar a Cate Blanchett y ganar el premio a la Mejor actriz. Sería el premio a una estrella que durante décadas ha estado en segundo plano hasta que los Daniels la han dejado lucirse como se merecía.