Concedidos por el medio especializado Gayming Magazine, los galardones tienen el objetivo de premiar las mejores representaciones de la comunidad LGTBIQ+ en los videojuegos, aunque también valoran otras producciones de interés y abarcan el universo del streaming gamer, los cómics y los juegos de mesa. Los premios comenzaron su andadura en 2021, año en el que el roguelike Hades fue el ganador absoluto, mientras que en 2022 se alzó con la estatuilla Life is Strange: True Colors en una ceremonia en Londres, que reunió a más de 400 personas.

En esta ocasión los Gayming Awards se han entregado en un evento —aunque, por razones que no han trascendido, la velada se ha emitido una semana después a través de Twitch— en Nueva York, donde ha tenido lugar una gala ligera y correcta, además de reivindicativa dentro de los encorsetados parámetros en que puede serlo un evento de estas características. Pero, ¿qué dicen los ganadores de la noche sobre la situación de la diversidad en el sector?

Entre los nominados a Mejor juego del año competían dos pesos pesados como Elden Ring y God of War: Ragnarok, que se habían enfrentado en anteriores ceremonias, con el primero coronándose como Juego del año en los Game Awards y el segundo, según la revista TIME. Pero la propuesta de rol de acción situada en las Tierras Intermedias solo cuenta con un personaje, Mohg, que es leído por sus seguidores como gay debido a su estereotipada construcción. Sin embargo, sí hay cierta presencia sáfica, por lo que se ha defendido su narrativa queer en determinados círculos.

En el caso de las aventuras de Kratos y Atreus, únicamente hay una misión secundaria que podría justificar su nominación. Está protagonizada por Jari y Somr, dos personajes que homenajean la historia real de los desarrolladores Jake Snipes y Sam Handrick, que se conocieron precisamente en Santa Monica Studios en 2019 y estuvieron juntos hasta el fallecimiento del primero en 2020. Entonces, ¿cuenta alguno con diversidad suficiente como para encajar en este evento?

Alfonso ‘Nekouji’ Maté y Daga Puñales, cofundadores de Gaymer.es —una asociación que desde 2015 ha buscado ser un punto de encuentro para jugadores y creadores LGTBIQ+ hispanohablantes—, lo tienen claro: “Su presencia en unos premios de esta categoría nos ha sorprendido para mal, ya que no son referentes en cuanto a representación se refiere”. “No podemos justificar que, porque en God of War: Ragnarok salga humo de una hoguera con los colores del arcoíris, se le haga abanderado de la diversidad”, han afirmado.

Mientras, el considerado Mejor juego en los Gayming Awards, Cult of the Lamb, está protagonizado por unos animales tan adorables como siniestros, unos corderitos en los que apenas hay marcas de género. Sin embargo, la novela visual retrofuturista Arcade Spirits: The New Challengers sí es abiertamente queer, pues hay personajes y tramas diversas tanto a nivel sexoafectivo como étnico-racial y de tipología de cuerpos.

Incluso, aunque había más variedad de títulos, en el Premio de los Lectores de Gayming Magazine finalmente se ha alzado triunfador Stray, una propuesta sobre encarnar a un gato callejero en una ciberciudad habitada por robots en la que, de nuevo, la inclusión brilla por su ausencia. Es llamativa esta disonancia temática entre los ganadores. Robin Gray, fundador de Gayming Magazine, aclara en una entrevista por mail que estos galardones “no tienen que centrarse en cuestiones LGTBIQ+ porque 11 de las 12 categorías ya lo hacen, de manera que, como en tantos otros premios, el Juego del Año es aquel que los jueces sienten verdaderamente como tal”. Bajo esta perspectiva, es normal que entre sus nominaciones aparezcan tres de las grandes sensaciones de 2022.

Pero, al mismo tiempo, es inevitable cuestionar si tiene sentido que unos galardones LGTBIQ+ no nominen a Mejor juego del año solo a obras explícitamente queer. En Gaymer.es opinan que “pierden la esencia” por esta razón. “Unos premios enfocados a la representación LGTBIQ+ son implícitamente activistas y, por lo tanto, solo se debería nominar a juegos cuya implicación con el colectivo sea de forma explícita y sin tapujos, porque para el resto de juegos ya hay premios durante todo el año”, matizan.

Los videojuegos que más nominaciones han acumulado —con tres cada uno— en los Gayming Awards 2023 han sido el juego de simulación Wylde Flowers y la obra de terror y supervivencia Signalis, dos propuestas muy distintas entre sí que tienen en común haber sido realizadas por pequeños equipos de desarrollo. Aunque la segunda se ha ido de vacío, la primera ha sido elegida Mejor juego indie LGBTQ, una categoría sobre la cual la organización aclara que premia títulos que “cuentan historias más diversas y personales”, que “con regularidad son pasadas por alto en los premios”.

Por ese motivo quieren reconocer aquellas producciones centradas en narrativas queer o con elementos LGTBIQ+ muy presentes. Del mismo modo, en la categoría de Premio a la Representación Auténtica, la mayoría de nominaciones pertenecían al entorno del indie, y de hecho ha ganado I Was a Teenage Exocolonist, un videojuego alternativo de rol sobre crecer en una colonia espacial. Solo el galardón al Mejor personaje ha ido a parar a un gran estudio, pues ha triunfado el camarero Lor gracias a cómo New Tales from the Borderlands ha seguido ahondando en su proceso de transición. Además, de nuevo ha contado con la voz de Ciaran Strange, un actor trans que ya dobló al personaje en Borderlands 3.

No sorprende que en las nominaciones a los premios que entrega GLAAD —organización estadounidense dedicada a promover la representación en los medios—, en la categoría de videojuegos también abunden las propuestas alternativas. Aunque, en su caso, hay mayor equilibrio entre los títulos grandes e independientes. Además, destacan la importancia de la diversidad del equipo de desarrollo, gracias a lo cual desde Gaymer.es consideran que estas nominaciones sí apuestan por “juegos que realmente tienen un trabajo LGTBIQ+ detrás y que, de una u otra forma, hablan sobre nosotres”.

En general, parece que la diversidad genuina, verbalizada y relevante para la trama apenas tiene cabida en el mainstream, pues suele quedar relegada al armario del indie, que se ha convertido en un bastión de diversidad. Robin Gray asegura que “el control de los estudios y publishers puede ser perjudicial a la hora de que haya una representación auténtica” en los videojuegos, aunque aclara que en 2022 ha habido menos 'triples A' debido a los efectos de la pandemia y que otros años sí ha existido buena representación en los grandes lanzamientos, por lo cual está “seguro de que habrá más diversidad en el futuro”.

Para Nekouji y Daga Puñales, este desequilibrio se debe a que “la escena indie no tiene que lidiar con las exigencias de la industria, que en la mayoría de los casos es bastante conservadora a la hora de incluir diversidad”. “Los medios de comunicación, la comunidad de videojugadores y la propia industria ven como un ataque o una amenaza simplemente que una mujer protagonice un juego y corren ríos de tinta y miles de minutos de video criticando este hecho, así que lo que no debería ser una opción arriesgada y que se dé de forma natural, es a día de hoy, por desgracia, toda una declaración de intenciones”, prosiguen, antes de asegurar que incluir diversidad LGTBIQ+ convierte al juego en “una diana para las críticas antes incluso de que salga a la venta”.

El mundo del videojuego va más allá de las propias obras, pues los streamers han ganado importancia en su función intermediaria entre jugadores y juegos. Gray asegura que “son una parte fundamental de la industria” al tratarse de “una nueva forma de marketing y la cara visible de los gamers LGTBIQ+” y estima su trabajo importante por cómo “unen a la comunidad y ofrecen una necesaria representación”. De ahí que en los Gayming Awards también haya habido espacio para reconocer la labor de quienes defienden la integración, como es el caso de DragTrashly, la artista drag ganadora en la categoría de Streamer del Año.

Durante la gala también se han reconocido aquellas organizaciones que consideran que promueven la diversidad dentro del medio en general —premio que ha obtenido la plataforma para aprender a programar GLITCH— y de los eSports en particular, donde ha ganado la organización XSET por su defensa de que los videojuegos son para todo el mundo. Por su parte, la actriz y guionista de Mythic Quest —la comedia de Apple TV+ sobre un estudio de videojuegos— Ashly Burch ha recibido el premio Gayming Icon 2023 por su contribución a la visibilidad LGTBIQ+ en la industria a través de su trabajo interpretando a personajes queer como Chloe de Life is Strange o Tiny Tina de Borderlands.

Gracias a todo esto, la ceremonia ha sido un importante recordatorio de la necesidad que todavía hay de contar con espacios seguros para la comunidad dentro del videojuego, entendido en un sentido amplio, y para que sus reivindicaciones cuenten con un altavoz mediático. Porque, a pesar de que el porcentaje de inclusión haya aumentado, todavía es escaso en los 'triple A', donde muchos personajes siguen apareciendo estereotipados o sin pasar el test de Vito Russo, el equivalente al test de Bechdel en el terreno queer.

Desde la organización de los Gayming Awards aseguran que querían celebrar “con orgullo” sus premios, ya que otras ceremonias no ofrecen esta oportunidad al colectivo LGTBIQ+. Pese a que a la propuesta todavía le queda margen de crecimiento, su labor es fundamental, razón por la que en Gaymers.es defienden que celebrar entregas de premios centradas en la representación es una “muy buena oportunidad de dar a conocer títulos y desarrolladores que estén implicades en la causa, usando el videojuego como herramienta discursiva y sirviendo también como un reconocimiento a su labor”.

Respecto a si una gala de estas características tendría sentido en España, opinan que la industria patria “sigue creciendo y cada vez hay más títulos que incluyen estas narrativas y estudios formados por gente del colectivo”, solo que “no tienen el reconocimiento suficiente”. “Si se hicieran en España, indudablemente se contaría con ejemplos que no estuvieran únicamente en español, pero no parece que ocurra a la inversa”, prosiguen.

Por eso, aclaran que estas acciones son necesarias a nivel global, aunque deberían tener en cuenta “desarrollos de diferentes partes del mundo” y no limitarse “a un idioma concreto”, dado que en los Gayming Awards notan “una falta de ejemplos internacionales”. Al mismo tiempo, ven “vital que eventos de esta clase se hagan desde el activismo y no desde el capitalismo”, pues solo así “unos premios de este tipo tendrán valor y sentido”.