Su radical condena del terrorismo etarra, su alineamiento con posiciones antinacionalistas y conservadoras y su presencia de décadas como columnista en el diario El País conforman la figura de un intelectual a la antigua usanza que interviene en los asuntos públicos. Pero el fallecimiento en 2015 de Sara Torres, su pareja durante 35 años, llevó a Savater a un silencio literario que ha roto con La peor parte. Memorias de amor (Ariel), un libro estremecedor sobre esa relación amorosa y su trágico final. 

"Todo lo que he escrito en mi vida a partir del momento en que conocí a Sara", afirma el escritor en una charla con eldiario.es, "fue para que ella me quisiera más. Así de claro. No pretendía escribir para que me quisieran más en general, como afirmaba García Márquez. Mi objetivo en la vida era hacerla feliz. De hecho cuando te enamoras de verdad, tu vida se convierte en una ofrenda a la persona que quieres".

"Ella además era un volcán de ideas que me sugería temas y que me animó mucho a que escribiera ficción, es decir, novelas, cuentos y teatro. Por ello, ya no escribiré más literatura porque escribía para Sara. Lo único que mantendré serán mis colaboraciones periodísticas", añade.

Con su barba ya blanca, sus inconfundibles y enormes gafas y su voz rotunda, Savater muestra su brillantez a cada momento con continuas citas literarias o cinematográficas, pero con un lenguaje campechano y divertido. Se nota que ha sido un profesor vocacional empeñado en que sus alumnos aprendieran a pensar de un modo crítico. Y crítico con los otros y autocrítico se revela en La peor parte al rechazar esos tópicos sobre los duelos tan manidos como 'el tiempo todo lo cura' o 'la vida sigue y hay que mirar hacia delante'. "Me maldigo", afirma Savater, "por haber usado esas expresiones en el pasado y ahora me limito sencillamente a ofrecer mi mano y mi compañía a la gente cercana que ha sufrido una desgracia. No tengo otra receta".

Confiesa Savater que desde que falleció Sara Torres, apodada Pelo Cohete por sus amigos por el peinado que gastaba en su juventud, no ha dejado de pensar en ella ni una sola hora y reconoce que pensó en quitarse la vida. Pero el libro que acaba de publicar, es decir, la necesidad de que el recuerdo de su pareja sobreviviera a la pérdida, le animó a seguir viviendo. "La verdad", relata el autor, "es que siempre pensé que ella viviría más tiempo que yo porque, entre otras cosas, era 10 años más joven. O sea, no estaba preparado ni mucho menos para la idea de que ella enfermara de un tumor cerebral incurable y muriera a los 58 años. Por ello, necesitaba dejar algo que sea más duradero que su vida o la mía. ¿Si yo no escribo este libro, quién se acordará de Sara?"

A lo largo de las páginas de La peor parte, unas memorias que repasan la vida en común de la pareja, desde su cotidianidad a sus viajes, rezuma una tristeza profunda que el irónico y provocador Savater nunca hubiera imaginado que iba a padecer. Por ello cita en lugar destacado del libro una frase muy elocuente del poeta francés Jacques Prevert (1900-1977), al que Sara admiraba: "Reconocí la alegría por el ruido que hizo al marcharse".

Memorias descarnadas en algunos casos, pudorosas en los ámbitos que Sara guardaba como secretos, sin censuras en las revelaciones del autor sobre sus infidelidades, su bisexualidad o su consumo de drogas, Savater opina que "el pudor no tiene sentido en un libro de estas características". "No se trataba de acumular atrocidades al estilo del marqués de Sade, pero tampoco de redactar unas memorias huecas y planas".

En el libro, Savater define su relación con Sara como de novios y admite que una experiencia amorosa intensa requiere de esfuerzo y de imaginación. Ahora bien, el escritor lamenta y quizá lamente siempre sus miedos atroces y su ingenuidad un tanto infantil a la hora de encarar la enfermedad de su pareja. "Siempre tuve fama de valiente en la política", recuerda, "pero temo menos a un matón con una pistola que al dolor de una persona querida que me aterra y me destroza. Con la enfermedad de Sara me desmoroné y no hacía más que disparates. Vi morir a mis abuelos y mis padres y he perdido a grandes amigos como Paco Calvo Serraller, Juan Benet o Guillermo Cabrera Infante. Pero aquellas pérdidas no resultan equiparables a la de Sara".

La compañera de Savater, también filósofa, fue tratada en hospitales de Pontevedra, Madrid y San Sebastián, además de Estados Unidos, y el autor rinde un homenaje en el libro a la sanidad pública española por su profesionalidad, eficacia y cariño con los pacientes. "Yo era un defensor de nuestra sanidad pública", comenta, "pero después de haber acompañado a Sara a un tratamiento en un hospital privado de Baltimore, donde has de gastar una fortuna para que te atiendan, todavía valoro más nuestro sistema sanitario".

Parece inevitable abordar con Savater la situación política en España y el escritor responde con ironía al periodista. "Estamos tratando un asunto triste", dice, "y quieres añadir más tristeza a la entrevista". Cuando se explica, se muestra crítico con Pedro Sánchez por no haber logrado éste conformar un gobierno. "El líder del PSOE ha pretendido convertir una victoria exigua en las pasadas elecciones en un triunfo arrollador para pedir apoyos sin ofrecer nada a cambio. De todos modos, por suerte los peronistas de Podemos no han entrado en el gobierno".

Tras desvelar que ha votado a Ciudadanos, aunque sigue pagando la cuota de militante de UPyD, reprocha no obstante al presidente de C's, Albert Rivera, que vetara cualquier acuerdo con el PSOE. "Una cosa es vetar a Pedro Sánchez, en lo que estoy de acuerdo, y otra muy distinta vetar al PSOE. Esta opinión se la he transmitido a Rivera". Convencido de que los resultados electorales no variarán mucho en los comicios de noviembre con respecto a los de abril, Savater concluye: "De todos modos es falso eso de que los españoles han hablado claramente. Si lo hubieran hecho, ya tendríamos un gobierno con mayoría absoluta".