“Debo despertar”, dice Milo J y a continuación le da un sorbo al mate, del que le pide otro después ‘Biza’. Así empieza la session #57, tres meses después de la última y tras la época estival. El estilo predominante en este trabajo es la música urbana: hip-hop, rap y trap. Todo acompañado de las melodías del productor argentino. Se alejan del mainstream y de la fórmula buscada en otras sesiones como la de Rauw Alejandro, Shakira o Quevedo. No es una canción que rompa en el estribillo ni que suene, a priori, bailable en las discotecas. Eso sí, con menos de 12 horas publicada tiene ya más de 5 millones de reproducciones en YouTube.
En ella, Milo J, hace un repaso a su vida a modo de superación: “No soy rico ni me siento por salir del barrio / Me siento bien, mis dos abuelas siguen respirando / De niño pensé que a los dieciséis iba a morirme / Y con dieciséis creo que llego a los veinte millonario / O por lo menos en paz sabiendo por lo que pasé”. Incluso, deja un recado a quien no le pagó los royalties: “Mi vida está perfecta, pero me pusieron de enemigos a mis hermanos cuando los que me robaron fueron ellos / Pegué un tema top global y todavía no veo un peso”.
Tras el final de la primera canción, Bizarrap y Milo J aparecen representados como ratas, en un vídeo de animación en slow motion, como ya pasó con Peso Pluma. Toy en el mic, se titula, y la superación de salir de un barrio complicado para ahora dedicarse a la música vuelve a condicionar su letra y rechaza las drogas: “Paco y cocaine, ese no es el huss / Pero estuve al la'o siempre / Vida mala en los diente' / pero tuve otro plan”.
A esta le siguen otras tres canciones: No soy eterno, Fruto y Penas de Antaño. Las tres con videoclips y temáticas entrelazadas sobre el amor, la introspección personal y la fama efímera. Incluso se atreve a samplear la canción El día de mi suerte de Héctor Lavoe. El trabajo completo dura unos 13 minutos. Un giro de guion en el que ningún tema busca un estribillo mainstream o viralizarse en TikTok. Aún viniendo de un artista tan conocido como Bizarrap, es un trabajo mucho más reposado y pensado, con la intención de aupar al, hasta ahora emergente, Milo J.
Bizarrap acostumbra a hacer grandes campañas de marketing antes de sacar cada sesión. Esta vez, se cambió el nombre de su cuenta de Instagram al de Bizapop. Y las redes estallaron. Sus fans especularon desde que podía tratarse de una canción con Aitana por su nueva gira, hasta otros más internacionales como Drake o incluso Justin Bieber. Por ahora, habrá que esperar para que el argentino incluya en sus sesiones a algún angloparlante.
Y no solo se cambió el nombre. También sacó un cortometraje al más puro estilo El lobo de Wall Street de Martin Scorsese, pero esta vez dirigido por Jaime James. Además del propio productor, actuaban en él Guillermo Francella y Gastón Cocchiarale en una pieza de casi nueve minutos de duración.
En la pieza se comienza celebrando otro éxito en reproducciones de Spotify. El productor reflexiona sobre la presión de haber alcanzado el éxito. “Cuanta más gente nos escuche va a ser más difícil contentar a todos”, reflexiona el argentino en relación a las críticas que tuvieron sus últimas sesiones por llevar a artistas ya consolidados. “¿A quien tengo que escuchar yo?”, censura.
Camilo Joaquín Villarruel es el nombre real de Milo J, que no deja de ser una adaptación artística. Es de Morón, al oeste de Buenos Aires. Comenzó a componer música hace tres años después de ver a su hermana rapear freestyle en una plaza. Sorprende su éxito con 16, pero con 13 ya estaba subiendo sus primeras canciones a internet a partir de sus trabajos caseros con el programa FL Studio.
Su gran éxito ha sido Rara Vez, que la sacó en febrero de este año y alcanzó el top 1 global de Spotify, con más de 320 millones de reproducciones en la plataforma. Y, todo sea dicho, se ha visto apoyada por la viralidad de TikTok. Sus otros grandes éxitos son Rincón y Dispara, junto a la también argentina Nicki Nicole. Siempre en el ámbito de la música urbana y con su característica voz grave.
La apuesta de Bizarrap por Milo J también tiene una clave empresarial. Es una de las grandes y últimas apuestas de Dale Play Records, sello musical del productor argentino y otros como Nicki Nicole o Duki, que siempre han mostrado apoyo al joven Milo. “Me miran de reojo porque lo logré antes de poder terminar el colegio”, vacila en este trabajo.