Ticketmaster ha revelado otro dato, el de gasto medio en cada transacción, que ha pasado de 130 euros en 2022 a 178 euros en 2023, pues es habitual que se adquiera más de una entrada en la misma compra.
No es de extrañar, por tanto, que en una encuesta online realizada por la tiquetera a sus clientes, dé como resultado que el principal motivo para no comprar entradas es el precio (un 36% lo han dicho así). Pero que se agoten las entradas, algo que cada día es más habitual debido a la alta demanda, es el principal motivo por el que un 20% de los clientes de esta empresa no hayan comprado entradas cuando deseaban hacerlo.
El tipo de entrada que más vende Ticketmaster es el de conciertos de música actuales. De hecho, cita Quevedo, Taylor Swift o Harry Styles los que han copado las mayores ventas en el último año. Según las cifras que maneja la Fundación Sgae, efectivamente es “la música popular en vivo” lo que más público mueve y el único sector que ha recuperado los niveles prepandemia. 97.948 conciertos le consta a la Sgae que se celebraron en 2022, lo cual supuso una subida de más del 50% respecto a 2021. Habrá que esperar casi un año para conocer los datos de 2023, que son los que está aportando ya, a un mes del cierre, Ticketmaster, pero se prevé una evolución en la misma línea. Otros tipos de música, como la clásica o la lírica no viven el mismo tipo de enérgica recuperación.
Ticketmaster, que vende 550 millones de entradas en todo el mundo al año, ha aprovechado la publicación de estos datos para desmontar lo que consideran “mitos” sobre su modelo de negocio. Para defenderse de la supuesta acusación de que “las ticketeras están poniendo precios abusivos”, ellos recuerdan que los precios los fijan los promotores y los artistas. Respecto a los muy polémicos gastos de gestión, que elevan el precio final de las entradas alrededor de un 15%, Ticketmaster se defiende indicando que “solo recibe una parte de los gastos de gestión” y que el resto “lo perciben los promotores y el recinto”.
Respecto a las entradas dinámicas, la tiquetera indica que sirven para “disminuir la reventa, el fraude y la especulación” y que son los promotores y los artistas los que eligen este sistema “cuando la demanda de entradas supera la oferta de entradas disponibles”. De igual manera, han querido desmentir que exista algún tipo de fraude en las colas virtuales por las que no se respete el orden de llegada o la duda sobre que se puedan vender tantas entradas simultáneamente. Su plataforma, dice Ticketmaster, puede despachar “centenares de entradas por minuto”.
Muchos usuarios se quejan en redes sociales de la aparición en plataformas de reventa de entradas para conciertos puestos a la venta pocos minutos después de su salida oficial. Cuando Ticketmaster habla de reventa se refiere a actividades fraudulentas, mientras la reventa a la que ellos dan paraguas la denominan “fan to fan”. Los tickets comprados en su plataforma se pueden poner a la venta por el precio que marque el usuario, y no recibirá el dinero hasta 10 días después de finalizado el concierto. Habilitar esta opción depende del organizador del evento.
La holandesa TicketSwap fundada en 2012 es una de las plataformas de reventa que operan ahora mismo en España. Se llevan un 5% de lo que gane el vendedor y otro 5% del comprador y limitan el sobrecoste a un 20% sobre el precio original, que es el recargo de reventa máximo que fijan leyes como la de la Comunidad de Madrid.
Este mismo miércoles, la asociación de consumidores Facua ha denunciado a Ticketmaster ante el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 por obligar a realizar donaciones a dos fundaciones si se quieren adquirir entradas para los conciertos que celebrará Luis Miguel en julio de 2024 en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.
La asociación ha comprobado que a la hora de realizar la compra de entradas mediante Ticketmaster, durante el proceso se añaden dos artículos: un donativo de 2,20 euros para la Fundación Real Madrid y otro de 1,10 euros para la Fundación Maestro Cares. Estas dos cantidades son por entrada y no pueden eliminarse en ningún momento del proceso de compra. Facua considera esta práctica "abusiva".