Ninguna de las mujeres denunció entonces los hechos supuestamente cometidos por Vermut ante la policía. Dos de ellas no lo hicieron por miedo a perder su empleo y la otra por temor a no lograr un trabajo, según indican en el reportaje. Las tres mujeres han firmado una declaración jurada de sus testimonios y presentado pruebas al respecto, indica el periódico.
El primer caso se remonta a 2014, y en él la primera de las mujeres explica que tras conocerle en un bar madrileño y besarse en el portal le invitó a subir a su casa. Dentro de la casa, él se lanzó encima de ella y comenzó a estrangularla. Ella le dio patadas y tras parar una primera vez “volvió a hacer lo mismo”. También recuerda que le pidió que se pusiera un preservativo, algo que el cineasta no hizo. Tras los acontecimientos, la mujer escribió a una amiga para contarle lo sucedido en una conversación confirmada por el mismo medio. Esa misma mañana se lo contó a otra amiga que le recomendó ir a la policía y al hospital, algo que finalmente no hizo. No denunció por miedo, ya que él “estaba relacionado" con su "entorno y círculo laboral”. Una relación que, posteriormente, se repitió de forma esporádica, siempre con “forcejeos y violencia en el sexo”, según su relato.
El segundo caso que reseña la información ocurrió dos años después. Se trata de una estudiante de 21 años a la que Carlos Vermut ofreció trabajo. Fue él quién contactó con ella para quedar, ofreciéndole su ayuda para entrar en la industria. A partir de su primer encuentro se produjo una serie de llamadas y mensajes hasta que él le propuso que fuera a su casa para analizar una de sus películas. Al terminarla, ella explica que él se abalanzó sobre ella sin su consentimiento y se quedó paralizada, una reacción que provocó el enfado del cineasta. Posteriormente recibió un mail de Vermut hablándole “como si no hubiese pasado nada”. Ella le respondió diciendo que no quería saber nada más de él.
El tercer caso ocurrió a partir de finales de 2019, donde la esta mujer y Carlos Vermut tuvieron el primero de varios encuentros sexuales prolongados durante varios años “con una violencia” no consentida. “Nunca hubo una conversación previa o posterior respecto a los términos de esas relaciones”, asegura la mujer que describe prácticas físicas vejatorias y comentarios denigrantes que la hacían sentir “en desventaja e inferioridad”. También le ofreció un trabajo que nunca se llegó a consolidar. En su último encuentro, en 2022, Carlos Vermut impidió que saliera de casa para no dejarle solo, siempre según el relato de esta mujer, y a la mañana siguiente, fue él quien le mandó un mensaje comunicando el fin de su relación.
El cineasta se ha reunido en tres ocasiones con el periódico que publica las acusaciones y ha subrayado en sus entrevistas que ha “practicado sexo duro siempre de manera consentida”. “Creo que es muy importante el consentimiento. Otra cosa es que la persona en su casa después se sintiera mal y a lo mejor en el momento tuviese miedo a decirlo. Eso yo no lo puedo saber”, ha respondido el cineasta. Su caso es el primero del Me Too de la industria del cine español.