La ciudad autónoma, cuyos 85.000 habitantes se reparten casi a partes iguales entre cristianos occidentales y árabo-musulmanes con dos pequeñas pero muy influyentes, social y económicamente, comunidades hebrea e hindú, no parece preparada para ver un proyecto en el que, según su autora, “se mezclan escenas bíblicas con elementos actuales con la idea de hacer una crítica de la sociedad en la que vivimos”.
La propuesta se ha topado con una sociedad gobernada por el PP desde 2001 y en la que la ultraderecha obtuvo sus mejores resultados nacionales en 2019 que, según la macroencuesta de julio de 2023 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), se consideran de centro, si acaso un poco escorados a las posiciones tradicionalmente identificadas con el PP, aunque uno de cada diez se posiciona en la radicalidad de derechas (8,7%) o de izquierdas (8,3%).
“Yo soy atea, pero mi padre es muy religioso y le llevo a misa todos los domingos... No pretendía ofender a nadie, pero me valgo de imágenes que dan más expresividad”, alega Martínez en declaraciones a elDiario.es un tanto estupefacta tras conocer la cancelación de la muestra, que ya se expuso sin conflicto en Torrelavega (Cantabria). Jesús Valle, comisario de la exposición, costalero durante dos décadas de múltiples cofradías locales, cree que ha pasado algo parecido “al cartel de Semana Santa de Sevilla, del que ya nadie se acuerda”.
“Mi hijo está mucho en el ordenador y después de esta noche en la que casi no he podido dormir con el revuelo organizado en redes sociales hemos decidido cancelar la exposición por los sectores ofendidos, para no generar polémica, por las críticas en Facebook, pero sin presiones del Gobierno de la Ciudad [que preside Juan Vivas (PP)] ni de nadie”, arguye para justificar la censura de una propuesta “de denuncia y con compromiso social”, en palabras de su autora.
El Ejecutivo local ha asegurado no tener “nada que comentar” sobre el asunto después de que Vox, segundo grupo de la oposición en la Asamblea, amenazase con emprender “las correspondientes acciones judiciales por un presunto delito contra los sentimientos religiosos” en sus redes sociales nada más conocer el contenido de la exposición.
“Lo verdaderamente triste es que se escandalicen por unas imágenes y no por la pederastia de la iglesia o lo que las fotografías denuncian”, lamenta Martínez, una soriana afincada en San Fernando (Cádiz) hace “más de cincuenta años” que admite su afán de “provocar sin ofender” con unas instantáneas en las que “partiendo de la base de que la Biblia sigue siendo el libro más leído de la historia y de que las religiones siguen teniendo un poder absoluto en la sociedad actual” pretende “que el espectador identifique rápidamente la historia, se plantee y adopte una postura crítica ante el exceso de tecnicismo, el tráfico de órganos, las drogas, la paternidad irresponsable, la comida basura, la sexualización y exceso de pornografía, los abusos sexuales de la iglesia, el enganche farmacológico, la contaminación, el paro, las distintas relaciones negativas de pareja y las intolerancias como el ascenso de las ideas totalitarias de carácter fascista”.
“Conocedora de que cualquier cosa relacionada con la Iglesia puede provocar polémica y puede no entenderse, quiero hacer constar que mi objetivo es hacer una crítica no de los elementos bíblicos, sino de los aspectos de la realidad con los que no estoy de acuerdo”, advirtió por escrito a 'Miradas' sobre su obra.
El secretario de Estrategia y Discurso de Ceuta Ya!, cuarto grupo de la oposición en la Asamblea autonómica, advierte de que “la libertad de expresión es precisamente el derecho a ofender, a molestar”. “Si fuese el derecho a decir o hacer lo que no molesta a nadie, no haría falta defenderla... Otorgar a alguien el poder de censurar en base a algo tan subjetivo como el sentimiento de ofensa es peligroso, reaccionario e impropio de una democracia”, alerta.
“La mía es una fotografía que recrea lo que imagino, siguiendo la línea conceptual... Es una fotografía con carga crítica y moral. Rechazo la 'bonita', pues me gusta plasmar lo que la sociedad esconde: lo diferente, la enfermedad, la fragilidad, la vejez, los defectos y fallos de la humanidad porque busco una estética fuera de los cánones comerciales estandarizados donde no se priman los jóvenes de cuerpos esbeltos, completos y bellos”, se describe Martínez.