Los lentos, de Laurent Vidal (trad. de Teresa Lanero; Errata Naturae). Con mejores palabras que las mías —para algo es un gran historiador— el autor de este ensayo viene a descubrirnos que últimamente vamos todos por la vida como pollos sin cabeza, probablemente por el consumismo exacerbado, por las espídicas redes sociales y por las malditas apps. Creo que no solo eso, sino que también nos explica que la causa de esa velocidad vital tiene su origen en el desarrollo mismo de la historia occidental… Creo, digo, porque yo ya estoy cundiendo con el ejemplo y me estoy leyendo este libro lentamente, tan solo disfrutando de unos pocos párrafos cada día, por lo que ya me enteraré de todo lo que en él se cuenta hacia mediados de 2026.
Obra esencial, de Manuel Chaves Nogales (Libros del Asteroide). Se reúnen en un solo volumen las tres obras maestras del gran periodista y escritor sevillano (busquen ustedes qué obras son, que a mí no me pagan por copiar y pegar), figura clave para entender nuestro tumultuoso siglo XX y asociada tradicionalmente a ese concepto tan escurridizo que es la «tercera España» a nivel nacional. ¿Qué tercera España, me pregunto yo? Lo más parecido que se me ocurre es la actual Castilla-La Mancha, que somos bastión socialista con un presidente autonómico siempre contrario al jefe del gobierno, lo cual me temo que nos deja en un terreno político de ni chicha ni limoná.
Alarico: La agonía del imperio, de Blas Alascio (Grijalbo). Segunda parte de esta apabullante biología —no me culpen por el palabro, que es la nueva jerga editorial—, esta entrega rodeada de cierta polémica por el muy posible uso de la inteligencia artificial en el diseño de su portada (fíjense que la mano derecha de Alarico tiene seis dedos, je, je). Yo no tengo tan claro que esto haya sido un despiste o un mal uso tecnológico, pues ciertamente puede ser un aliciente de tono fantástico para añadirle gracia al cansado género de la novela histórica. ¿Se imaginan? Un Julio César mutante. Un Alejandro Magno con poderes sobrenaturales. Un Marco Aurelio bicéfalo: el doble de sabio, ¡con el doble de meditación!
Nitro Mountain, de Lee Clay Johnson (trad. de Óscar Palmer; Dirty Works). Esta cañera novela estadounidense promete emociones fuertes bien regadas de alcohol, drogas y música country, en concreto Nitro Mountain ambientada en un pueblo llamado Bordon que está repleto de “moteles astrosos, honky-tonks abyectos, alambiques ilegales y laboratorios de meta ocultos en la maleza”. Me parece muy bien que los editores de la intensa Dirty Works se dediquen a acercarnos estas historias y lugares tan perturbadores para los que vivimos lejos de los EEUU, al menos hasta que algún escritor patrio quiera plasmar la realidad, que yo imagino tan parecida, que se debe vivir en provincias como Tarragona, Alicante o Castellón.
Espía en país enemigo, de Constantino Bértolo (La uÑa RoTa). ¿Quién no recuerda —aparte de los atontados de mis hijos— aquella ya legendaria colección Tus Libros, de la editorial Anaya, que consiguió acercar al público juvenil los mejores títulos de la literatura universal? Bien, muchos de los apéndices que iluminaban obras como El gato negro o El hombre invisible estaban escritos por el no menos mítico Constantino 'Caballo de Troya' Bértolo, y ahora se editan reunidos en un solo tomo que confirma lo que ya saben los profesores universitarios como yo: que es más grato enseñar literatura a adolescentes con cabezas libres de bagaje cultural, antes de que las modas editoriales del momento se las consigan arruinar.
Diario de aterrizaje, de Laura Ortiz Gómez (Barrett). Tú ponte en situación: estás en una librería, has hecho las cuentas y tienes dieciocho —ni uno más ni un menos— euros por gastar. ¿Qué libro te compras? Para complicar las cosas, estás decidiéndote entre dos: uno, como este tan conmovedor de Ortiz Gómez, de tan solo cien páginas; el otro como con unas doscientas más. ¿Cuál te llevas al final? Ahí es cuando entra en juego la frase definitiva que los editores de Barrett han puesto en la contraportada de este Diario de aterrizaje: “Un libro que se lee en una tarde, pero que deja huella durante mucho tiempo”. La decisión está clara: te va a llevar poco leerlo —te va a permitir irte de aperitivo— pero vas a poder presumir muchos meses ante los amigos de su poso estético e intelectual.