El escritor y director ya había contado su viaje a la reconciliación en el libro homónimo que, tres años después, ha convertido en una monumental ficción que llegará a Disney+ el próximo 30 de septiembre. La obra duele, remueve y también libera; conmueve por su honestidad, escuece por su crudeza y abraza porque pese a adentrarse en lo más sórdido y oscuro, rebosar luz. La misma que se contagió durante su presentación en el Festival de San Sebastián esta semana, que ha acogido su puesta de largo.
La petición se la hizo a su productora Laura Rubirola, que afirmó en la rueda de prensa que crear esa familia fue a la vez lo “más complicado” y “lo más fácil” de la producción. “Estamos en una industria, pero si podemos trabajar de una manera más bonita y luminosa, mejor. Los proyectos terminan captando esa energía y aquí ocurrió de la manera más natural”, reconoció.
El equipo secundó su postura, en especial Oriol Pla, que ha sido el encargado de meterse en la piel de Giner. Un profesional del audiovisual que, sumido en una espiral autodestructiva de alcohol, drogas y sexo; decide pedir ayuda profesional movido por un instinto de supervivencia desesperado. Nora Navas, Ramón Barea, Marina Salas, Victoria Luengo y Omar Ayuso le acompañan en el reparto.
“La espina dorsal de la serie es un proceso individual, pero hay una reivindicación de las redes de afecto y de lo colectivo como un poder que multiplica el individual”, comentó el protagonista, “el rodaje fue la celebración de esa humanidad”. Ocurre al ver la serie, que provoca un torrente de emociones de forma continua, en la que cabe todo. Lo bueno, lo complicado, lo bonito, lo drástico y lo dramático, las lágrimas y las sonrisas. Para conseguirlo, el equipo aseguró que la clave había sido el ambiente de cuidado que imperó desde el primer al último día de la producción.
“En la profesionalización del arte de pronto todo se individualiza y se compartimenta. Cuando la frontera es un poco más difusa, pasan cosas más profundas”, valoró el actor. Giner apoyó sus palabras, recalcando que el desempeño de todas las personas involucradas en la ficción es lo que ha hecho posible su “salto al vacío”.
El creador describió que en Yo, adicto han intentado hacer “una reivindicación radical y salvaje” de lo que es “ser humano, la humanidad y la empatía”. “No solo estoy harto, sino absolutamente cansado y exhausto de escuchar: 'Este negocio es un negocio salvaje. La televisión es salvaje'. Este negocio y la televisión pueden ser salvajes porque nosotros como personas lo convertimos en algo salvaje. Se puede ser exigente y perfeccionista sin ser un tirano”, expuso el director. “La serie es un proyecto que está a favor de comunicarnos desde lugares vulnerables que nos hacen personas, y de dejar de jodernos la vida los unos a los otros. Hay una profunda reivindicación del poder de la bondad”, añadió arrancando el aplauso de la sala.
La terapeuta Anaïs López –en la serie interpretada por Nora Navas–, ha acompañado a Giner al estreno de la ficción en el Zinemaldia. “Que ella fuese capaz de mirarme en un momento donde yo era un monstruo y decirme: ”Eres un monstruo pero debajo del monstruo tienes dignidad“, me salvó la vida y eso es importantísimo. Mucho más importante que un festival de cine o que yo lleve esta camisa hoy en día”, defendió el escritor, que lamentó que en la sociedad actual se “olvide” hablar de lo “verdaderamente importante”. “Hemos intentado justamente que Yo, adicto sea un puñetazo que intente derribar todo eso”, explicó.
El valor de “ir a donde rasque”Cuando Javier Giner contó su experiencia por primera vez, lo hizo solo, escribiendo en su habitación. El proceso de armar una serie sería distinto al de la novela. El guionista Aitor Gabilondo, creador de Patria, Vivir sin permiso y El príncipe, fue quien le convenció para que diera el salto a la pequeña pantalla. También fue el que le hizo llegar el proyecto a Disney+, desde donde su vicepresidenta Sonia Fábregas destacó que, una vez leído el libro consideró “incuestionable” el sacarlo adelante.
Estoy harto y exhausto de escuchar: 'Este negocio es un negocio salvaje. La televisión es salvaje'. Este negocio y la televisión puede ser salvajes porque nosotros como personas lo convertimos en algo salvaje. Se puede ser exigente y perfeccionista sin ser un tirano
Giner respondió a Gabilondo que, para apostar e involucrarse en la adaptación, necesitaría unos “ojos externos” que le permitieran “despegarse” de su propia realidad. El guionista aceptó y al final fueron ocho las manos que desarrollaron los libretos de los seis episodios que componen el título. Jorge Gil (Marco, Loreak) y Alba Carballal (Bailaréis sobre mi tumba) completaron el grupo.
“Les decía que no me respetaran, porque no se trataba de respetarme a mi mismo, si no de transformar mi vida en un lenguaje con una honestidad radical. De lo contrario, no tenía sentido contar esta historia”, señaló Giner sobre la dinámica que siguieron al trabajar el guion. Además, siguió el consejo que le dio el actor Javier Cámara, que le recomendó que pusiera el foco “donde rasque”.
“Si cuando estaba escribiendo algo me picaba, dolía, me producía pudor o vértigo; iba hacia allí porque sabía que ahí estaba la veta que me iba a permitir comunicarme con todas esas personas que están ahí fuera que han atravesado, que están atravesando, que lamentablemente atravesarán algo como lo que yo pasé desde una honestidad absolutamente radical”, recordó. “No podía hacer una serie donde dijese a todas esas personas no tengas vergüenza, no estás solo, si yo era la primera persona en tenerla”, defendió.
El equipo de la serie 'Yo, adicto' en el Festival de San SebastiánEn el paso del libro a la pantalla decidieron añadir el personaje de Iker, al que interpreta Omar Ayuso (Élite, Mariliendre). “Representa un caso, por desgracia generalizado, de las dinámicas de abuso de poder que están en el audiovisual y en todas las industrias”, describió el actor, que indicó que, antes de llegar a la ficción, la adicción era un tema que ya le tocaba “profundamente”. El intérprete ensalzó el proyecto por cómo “da voz a la vida de Javi pero también a la de muchas personas silenciadas y estigmatizadas durante toda la historia”. “En tiempos en los que tan pocos productos audiovisuales son importantes, hacer una serie como Yo, adicto es algo que me compromete y conecta con mi profesión y el por qué estoy aquí”, agradeció.