“Si la noticia es pequeña, mete un titular corto y con tipografía muy grande para que llame más la atención en la página”, le oí decir un día a uno de los jefes del diario alemán Bild, campeón europeo de la prensa sensacionalista, quizás solo igualado por el británico The Sun.
Como no podría ser de otro modo –el periodismo y la política somos tan gemelos que nos acabamos intercambiando, copiando y prestando nuestras peores prácticas–, el fuercing llegó hace también mucho tiempo a la política, y ahí sigue, día sí y día también. Estos días, por ejemplo, estamos viendo a dirigentes del PP llenar al Gobierno y a Pedro Sánchez de improperios, descalificativos e insultos de grueso calibre por el enorme delito de haber votado en el Congreso todos los diputados del PP, junto al resto de los grupos parlamentarios, una ley, trasposición de una norma europea, que concede algunos beneficios penitenciarios a algunos presos, entre ellos algunos de ETA.
Estamos ante una innovación técnica digna de estudio: fuercing declarativo para disparar al rival tras un error ¡propio! Si he metido la pata, que me la saque el adversario.
“ETA está más fuerte que nunca”, ha dicho Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y verdadero poder cada día menos en la sombra en el PP. El entrecomillado es de este martes pasado, doce años y 353 días después de que la banda terrorista anunciara que dejaba las armas.
Hace unos días comentábamos aquí que el PP había decidido olvidarse de la Ley de Amnistía para la brega política de este otoño, autoprovocarse amnesia con ella, amnistiar la amnistía. El término perdía así muchas de sus opciones para ser propuesto allá en diciembre por la Fundéu o por otras instituciones y medios como palabra del año.
Ya tenemos nuevo candidato del PP a palabra del año: ETA. Del año, de la década y de lo que queda de siglo. Cuando los dirigentes del Partido Popular se quedan sin argumentos, siempre echan mano del mismo.