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Rosa Montero: "El poder manipula a los jóvenes para utilizarles en su propio interés"

Quince años y tres novelas después, la escritora pone fin a su historia con Animales difíciles (Seix Barral). La protagonista ha alcanzado 2111 en un nuevo cuerpo y vuelve a acompañar al inspector Lizard para averiguar qué hay detrás de un atentado perpetrado por un joven, perteneciente a lo que define como la “escoria social”, a una gran empresa tecnológica.

El sentido de la vida y de la humanidad, los peligros derivados de la inteligencia artificial, la manipulación de los jóvenes a través de ideologías que les ofrece un lugar en el mundo al permitirles sacar su agresividad porque glorifican la violencia, la capacidad de calado de las noticias falsas –y la rapidez de su expansión–, el consumo de alcohol como sedante frente a las exasperantes jornadas laborales y los conflictos bélicos tejen la red en la que se sustenta la novela.

Un libro que, pese a que no escatima en hacer autocrítica y advertir de las catastróficas consecuencias hacia las que parece tender la humanidad, culmina con un final luminoso, fruto de la “virtud de la alegría” que reconoce y agradece tener Rosa Montero. “Soy tremendamente voluntarista. La vida se regocija en vivir y eso da fuerza”, defiende. También confiesa que convive con “una sensación de duelo” al decir adiós a Bruna, pero que le consuela la idea de que, si la echa mucho de menos, podrá volver a ella en forma de libro de cuentos: “Las historias se imponen, tú no las escoges”.

Animales difíciles se ambienta en el futuro, pero resuena muchísimo al presente.

Para mí los libros de Bruna son los más realistas que he hecho. No es una distopía, no es un mundo peor que el nuestro, es como el nuestro. Hablo de quiénes somos, de los seres humanos, de la oscuridad que tenemos dentro del corazón, de los enigmas de la vida. Intento entender el sentido de la existencia, como en todos mis libros.

¿Cuánto le preocupa la inteligencia artificial?

Muchísimo. La IA trae un montón de cosas buenas, en medicina por ejemplo, pero también tres problemas graves. El primero es la pérdida de puestos de trabajo. Algo que siempre pasa en toda revolución tecnológica, y que es lo menos importante porque aparecerán otros trabajos, como ya pasó con la Revolución Industrial.

El segundo nivel es mucho más grave porque lo que hace la IA entrar en nuestra cabeza, nos manipula, nos cambia la relación con la realidad del mundo y puede ser un instrumento de enajenación bestial. En octubre publicaron un estudio que revelaba que 300.000 conferenciantes de todo el mundo habían utilizado palabras sacadas de ChatGPT. Sin darse cuenta, la IA estaba ordenando su discurso y cabezas. Y a estas alturas, que todavía no estamos más que empezando. Pero el verdadero peligro llega con el tercer nivel. Geoffrey Hinton, el último Premio Nobel de Física, piensa que crear una inteligencia superior puede ser el final de la humanidad.

Es algo que va a venir de aquí a 50 años y, siendo algo inhumano, que no entendemos cómo funciona, puede ser un riesgo brutal. No hay manera de controlarlo. Y no es que estemos construyendo un Fu Manchú malvado como en las películas, es una inteligencia para la que vamos a ser como son las hormigas para nosotros. ¿Tienen ellas conciencia de lo que es el ser humano? No. ¿Pueden obligarnos a respetar los hormigueros? Imposible. Nosotros vamos a ser las hormigas de esa superinteligencia.

¿Se plantean todo esto las personas que están detrás del desarrollo de la IA?

No. Primero porque está la emocionante carrera de la avaricia, de a ver quién llega antes, porque es un pelotazo, te haces el dueño del mundo. Y segundo por la emocionante carrera de la ciencia, que hace que los científicos se olviden de las repercusiones. Y la prepotencia del ser humano, que emocionalmente somos unos niños y no sabemos. Estamos manejando bombas sin saber qué es lo que estamos haciendo.

Rosa Montero, autora de Rosa Montero, autora de 'Animales difíciles', editado por Seix Barral

En la novela queda plasmada la sensación de indefensión que existe ante ella. ¿Hay manera de defenderse de a quienes les da igual que nos extingamos?

Pese a todo, tengo esperanza en la capacidad de supervivencia y adaptación del ser humano, en la fuerza de la vida. Pero sí que estamos en un reto. Uno de los temas más importantes del libro es la identidad de Bruna, a la que cambian de cuerpo, y la identidad hoy es un tema de la modernidad más rabiosa. En el sentido de, ¿qué y quién somos en esta sociedad completamente líquida que se desliza, que es cambiante, sin referencias, tan amenazadora y aturdidora? Y esto es la identidad personal, pero es que la colectiva… ¿Qué queremos ser como humanos? Estamos en esa frontera. En esa respuesta nos jugamos la supervivencia, pero todavía tengo la esperanza de que podamos dársela.

En el libro se capta a adolescentes y jóvenes que están perdidos, a los que hay ideologías que les hacen sentir que tienen un lugar en el mundo. Esto es algo que conecta directamente con Trump y la extrema derecha.

Ya en Los tiempos del odio hablé de la manipulación de la gente adolescente, porque veo cómo los poderes más miserables manipulan la necesidad, la soledad, y esa falta de núcleo que tienen. Esa falta de identidad, de saber quiénes son, de sentirse acompañados, pertenecientes a algo. Y cómo manipulan todo eso para volverles locos y utilizarles como armas para su propio interés. Eso es algo que me preocupa desde hace mucho tiempo.

Recuerdo las entrevistas de los causantes de la matanza de Barcelona, cuando los atropellos en la Rambla, que tenían diecisiete, dieciocho años. La madre de uno de ellos estuvo en una manifestación contra el integrismo para intentar salvar a sus ojos hijos, y es que ves que les comen el tarro de tal manera, que son carne de cañón, muñequitos que manejan. Me dan mucha pena.

Los poderes más miserables manipulan la falta de identidad de los jóvenes para volverles locos y utilizarles como armas para su propio interés

Rosa Montero — Escritora

Al mirar a Estados Unidos, después de que Trump volviera a ganar las elecciones, se ve muy claro, pero, ¿nos planteamos lo suficiente en España que esto también está pasando aquí?

En España y en todo el mundo. Está Musk, que es terrorífico. Su entrevista en X a la líder de ultraderecha alemana da un miedo, y están sacando unos resultados como nunca en la vida, tremendos. La idea europea se está deshaciendo por el impulso extremista. Estamos en un umbral crítico, álgido, de qué mundo y humanidad queremos ser. Es muy importante que seamos capaces de dar respuestas que nos abran un futuro.

Esto afecta también al plano informativo. En la novela habla de que las noticias falsas se expanden más rápido que las verdaderas.

Es que está estudiado que la diferencia de la velocidad es enorme. Las noticias falsas se expanden muchísimo más rápido que las verdaderas, y el desmentido, aunque sea con datos, no llega a toda la gente que se lo ha creído, solo a un porcentaje ínfimo. Estamos condenados a la mentira, a que se viva en la mentira, y es terrorífico. Aquí la IA va a ser nefasta si no establecemos leyes.

Rafael Yuste, uno de los neurocientíficos más importantes, dirigió el proyecto Brain, que encabeza una petición de que exista una Declaración de los derechos de la mente, que esté dentro de la Declaración de los derechos humanos. Que no te puedan manipular, con la cantidad de trucos nuevos que hay, tu relación con realidad y tu conocimiento de ella, porque hay millones de maneras de manipular tu cabeza.

Desde cosas subliminales a directamente un borrado de datos reales que sean cambiados por otros, y que sea imposible rastrear pruebas porque se hayan borrado. El que te analicen de tal manera con un algoritmo todos tus miedos y debilidades hasta mandarte una especie de comedura de coco dirigida expresamente a ti. Hay 18.000 maneras de manipular de arriba a abajo tu voluntad.

Las noticias falsas se expanden muchísimo más rápido que las verdaderas, y el desmentido, aunque sea con datos, no llega a toda la gente que se lo ha creído, solo a un porcentaje ínfimo. Estamos condenados a la mentira y es terrorífico

Rosa Montero — Escritora

Habla de que el mundo “es un lugar de mierda” porque “no gana el más valiente ni el que se fuerza más, sino el que tiene más dinero y medios”. ¿Quién está llevando la delantera?

Cada vez vivimos más en una versión del mundo. Cuando alguien llegue a la inteligencia superior solo va a quedar una, que será de alguien y estará hecha con una serie de sesgos. Imagina que la maneja Musk, ¿qué sesgos podría manejar? Es para pegarse un tiro, superpreocupante. Vivimos presos dentro de una realidad creada por una IA.

Para las generaciones más jóvenes, que no vivieron en el “antes”, la “escoria social” a la que hace alusión en el libro, ¿es más complicado explicárselo?

Sí. Es muy difícil explicarles por qué hay un fracaso del sistema democrático clarísimo que ha permitido que pase esto. La democracia es lo mejor que tenemos, y la peor democracia es infinitamente mejor que la mejor de las dictaduras. Eso está claro, pero también es verdad que la democracia y el sistema democrático están ahora mismo en caída libre. En el sentido de que está en una crisis de credibilidad y legitimidad brutal en todo el mundo.

Una cosa maravillosa que tiene la democracia es la transparencia, que al mismo tiempo es su fuerza y debilidad, ya que permite ver que es hipócrita, mentirosa, desigual, un montón de cosas. Si no hacemos un esfuerzo por una renovación, reinvención y reinstalación de los valores democráticos en el mundo, lo que va a ganar es la oscuridad. A veces las sociedades escogen suicidarse por medio de la ignorancia. Hace cincuenta años nadie decía que la Tierra era plana, ¿qué ha pasado para que ahora haya tanto descerebrado?

La democracia está en caída libre, en una crisis de credibilidad y legitimidad brutal. Una cosa maravillosa que tiene es la transparencia, que al mismo tiempo es su debilidad; ya que permite ver que es hipócrita, mentirosa y desigual

Rosa Montero — Escritora

En Animales difíciles subyace que el mundo se está desmoronando, pero hay también un halo de esperanza, a través del arco de Bruna.

Sí, de todas las Brunas esta es la más poética y crepuscular. Es muy oscura porque la intriga que tiene es la más agobiante. Pero increíblemente, cuando terminé el libro, me quedé en paz total, porque yo escribo para intentar perder el miedo a la muerte, a estas amenazas que cada vez son más grandes y cada día te sientes más gusano frente a todo esto que nos está pasando. Creo que es uno de mis finales más luminosos. ¿Se va a acabar el mundo? Sí, pero no hoy, y la vida es bella y hay que disfrutarla.

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