La semana pasada comenzó con el blue monday y acabó convirtiéndose toda ella en la blue week, en la semana deprimente, para millones de personas en España. Las pensiones no se revalorizaban, las subvenciones en el transporte público se acababan, la protección contra los desahucios para familias vulnerables se quitaba… tras tumbar PP, Vox y Junts en el Congreso de los Diputados el llamado decreto ómnibus del Gobierno que contenía una gran variedad de medidas sociales y algunas otras medidas de otros pelajes.
Probablemente se les esté ya pasando la depresión de la blue week a esos millones de ciudadanos, tras pactar el Gobierno con Junts este martes un nuevo decreto ómnibus, pero la brega dialéctica de estos últimos días ha resucitado un palabro muy injusto y mentiroso: inquiokupas. Así les ha llamado buena parte de la derecha política y mediática -y, ay, algunos despistados de la izquierda- a las personas o familias que han dejado de pagar un alquiler de una vivienda legalmente contratado.
Ni inquiokupación ni inquiokupa están en el Diccionario de las academias, pero sí los encontraréis en los registros de la Fundéu. Dice esta así: “La voz inquiokupación, al igual que inquiokupa, es un término formado a partir del truncamiento de inquilino, al que se une por composición el sustantivo okupación. Este último deriva a su vez de okupa, recogido ya en el Diccionario de la lengua española para referirse a la ‘persona o al movimiento que propugna la ocupación de viviendas o locales deshabitados’”.
Decía yo antes que el término inquiokupa es injusto porque, si hay un contrato de arrendamiento, si se ha entrado en la vivienda legalmente y con autorización del propietario, si se ha pagado el alquiler durante un tiempo, etc., etc., no ha habido una okupación. Si el inquilino ha dejado de pagar porque se ha quedado sin recursos, como es el caso de la inmensa mayoría de los que protegía el decreto ómnibus de la semana pasada, habría que considerarlo más bien un inquimoroso o un inquimpagador, pero no un inquiokupa.
Lo del decreto ómnibus tampoco está en el Diccionario. Sí está tren omnibus, que es uno “que lleva vagones de todas clases y para en todas las estaciones”. Al nuevo decreto que vendrá tras el pacto de este martes pasado quizás no deberíamos llamarle ómnibus, sino casi ómnibus. Se le han caído unas cuantas de las medidas que llevaba el decreto tumbado en el Congreso la semana pasada. Ya no es “de todas clases” ni “para en todas las estaciones”.