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Olinda Silvano, la artista que pinta en directo en ARCO: "Las mujeres indígenas no somos analfabetas"
En ellas es muy fácil perderse, detenerse continuamente y contemplar el amplísimo abanico de obras que propone cada colección. Aunque hay una que ha conseguido la dificilísima misión de diferenciarse. Y lo ha hecho por estar, literalmente 'viva', en proceso, realizándose. La artista del pueblo shipibo-konibo Olinda Silvano ha logrado parar el tiempo y transportar al público más allá de cuadros, esculturas, galeristas y visitas guiadas. Mientras la gente pasea, ella pinta, ella crea, ella canta. Y con ello rompe la dinámica de ARCO. Atrapa.

La propuesta de Olinda Silvano forma parte de la sección central de la Feria, que este año está dedicada a la Amazonia, con el título Wametisé, que significa 'lugares nombrados'. El brasileño Denilson Beniwa y la colombiana María Willis han sido los comisarios de la particular muestra que propone un diálogo entre los artistas de esta área del continente americano y Occidente, rescatando los mitos de los pueblos indígenas. Cuenta con más de 20 artistas repartidos en 15 galerías.

La obra de Olinda Silvano, cuyo pueblo está situado en la Amazonía peruana, es un 'kené', un arte que aprendió de su abuela cuando era niña. Se trata de una práctica tradicional que se transmite sobre todo entre mujeres y que consiste en pintar patrones geométricos sobre cerámica, madera o sobre el propio cuerpo. La artista comienza a explicar su trabajo mientras sigue trazando líneas de color verde con su pincel. “Este es el diseño del famoso 'kené' que nos ha empoderado como mujer indígena. Representa la energía de las plantas medicinales, la ayahuasca, las flores y el piri piri. Y también a nuestro río y el canto”, comenta a elDiario.es.

Acto seguido, comienza a cantar mientras sigue con su mano el recorrido de otros trazos realizados previamente, estos de color negro. Tras varios segundos entonando una melodía, se detiene, vuelve la mirada. Da espacio para la pausa e interiorizar lo escuchado, y prosigue con su descripción. “Esto es energético. Digo que pinto con mi mano con mucha fuerza, inspiración de mi mente y que voy guiándolo para traer a Madrid mi identidad, la de la nación shipibo-konibo”, señala.

Olinda Silvano comparte que en su pueblo son “mujeres muralistas” y que pertenece a un grupo de madres artesanas Soi Noma, al que pertenecen también hombres: “Buscamos la igualdad de género. Acá no hay que discriminar a nadie porque la discriminación duele. Todos somos iguales y tenemos los mismos derechos”.

La artista indica que venden sus obras, bordados, bisuterías y murales, su arte, para educar a sus hijos y alimentar a sus familias. “Y así sobrevivir como mujer, que antes no éramos consideradas como trabajadoras, solo como amas de casa. En el hogar hay un montón de trabajo, pero no está reconocido. Somos doctoras, profesoras y todo en la casa, pero sin sueldo”, lamenta. De aquí a que valore como un “honor” poder estar en ARCO y dar a conocer a su pueblo.

Un arte que sana y abre puertas

“Las mujeres indígenas no somos analfabetas. Sabemos conocimientos ancestrales. Estos son nuestros títulos”, defiende. “Jamás hay que avergonzarse de nuestra identidad porque el país es migrante, y todos somos iguales, con la misma sangre”, sostiene. La artista indica que los pueblos indígenas viven “dentro de la selva, no en la ciudad”, pero que a su vez se ven obligados a migrar a ellas en busca de oportunidades: “A la comunidad no va a llegar la ayuda para visibilizar nuestra identidad y trabajo. En la ciudad es más fácil, pero hay muchos discriminadores”.

Las dos obras de Olinda Silvano expuestas en ARCO Las dos obras de Olinda Silvano expuestas en ARCO

Olinda Silvano señala a los dirigentes de las mismas por el papel que juegan a la hora de perpetuar este trato, ya que considera que entre esos discriminadores están las “personas que entran a gobernar el país y piensan que ellos solos más importantes, solamente porque tienen el poder”. La artista recuerda que ese poder les es otorgado por “su comunidad, su ciudad y su gente”. “Si estuvieran él o ella solos, la ciudad no saldría adelante”, y una vez dejan sus cargos, ese poder desaparece. Por ello, reclama que cuando se tiene ese poder “hay que apoyar y aportar más en cultura”. “La cultura nos hace crecer. Hace que haya menos delincuencia, menos discriminaciones y más oportunidades, que es lo que necesitan nuestras familias”, opina

La artista defiende igualmente que lo que genera arte también aporta, y lanza un mensaje a todas las “mujeres abandonadas, las mujeres que lloran, las que quieren morirse, las que quieren ahogarse: 'No se ahoguen, agarren el pincel, pinten, busquen la creatividad, hagan arte, que el arte les sanará y les dará la oportunidad, les abrirá puertas'”. Del mismo modo invita a no caer en pensar que la edad es la que determina tenerlas, por lo que desde niñas a ancianas pueden usar sus creaciones para mejorar sus vidas, dentro de que reconoce que “el espíritu joven hace llegar más allá”: “No importa la edad. Lo sé porque yo aprendí. El talento se descubre en el camino”.

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