Y es precisamente ahí donde reside el espíritu de los Python: que su humor, por mucho tiempo que pase, es intergeneracional.

No siempre ha sido fácil. La vida de Brian es una película ambientada en el 33 d. C. que en realidad representa a la perfección las contradicciones del presente, que van desde la política a la religión pasando por el "arte" de pedir limosnas, y por eso en el momento de su estreno fue incluso tachada como una cinta blasfema. 

¿Habría sido posible que los cineastas utilizaran la misma fórmula en la actualidad? "Probablemente no podríamos. Creo que el sentido del humor ha cambiado un poco. La hicimos en el momento oportuno, logramos ser irreverentes y un poco idiotas al mismo tiempo. Tengo la sensación de que ahora la gente se lo toma mucho más en serio", dijo a Efe Michael Palin, uno de los componentes del grupo cómico, en una conversación junto con su compañero Terry Gilliam.

Gracias a sus gags hemos comprobado las "grandes" diferencias entre el Frente del Pueblo de Judea y el Frente Popular Judío, lo poco digno que puede ser una batalla contra El Caballero Negro o incluso lo que significa el arte de discutir. Por eso, como homenaje al reciente adiós de dos de sus miembros, hemos recopilado algunas de las escenas por las que estaremos riéndonos (y blasfemando contra Dios) hasta el final de los tiempos. 

1. Frente Judaico Popular, Frente Popular de Judea y Unión Popular

El único requisito para unirse al Frente del Pueblo de Judea es el odio común hacia los romanos. Pero también hay otro enemigo: el Frente del Pueblo Judaico. Ni ellos mismos tienen claras las diferencias entre los diferentes colectivos e incluso acaban por arremeter contra ellos mismos, reflejando la compleja ensalada de nombres y valores que a veces suelen delimitar los partidos políticos. Antes que unirse ante un enemigo común, como son los romanos, prefieren crear secciones y luchar entre ellos.

2. ¿Quién votó al Rey Arturo?

¿Quién votó al Rey Arturo? ¿Desde cuándo sacar una espada de un lago, o de una piedra, es razón suficiente para establecer un sistema totalitario? ¿Qué hay de la opinión del pueblo? Todo esto se lo preguntaron los Monty Python en un sketch tan brillante, que sigue de plena actualidad.

3. La liga filosófica 

Un partido de filosofía internacional de Alemania contra Grecia. En él Nietzsche recibe la tarjeta amarilla por protestar al árbitro de no tener libre albedrío mientras Karl Marx calienta en la banda, como si fuera el revulsivo necesario para darlo todo en ataque. Aunque, al final, ¿qué más da quién gane? Como dice Hegel, la realidad es solo un adjunto a priori de las éticas no naturalistas y eso, por supuesto, lo aplica al marcador. 

4. El Ministerio de los andares tontos

Si tenemos un Ministerio del Tiempo, no hay razón para que no exista un Ministerio para andar raro. ¿Andar raro? Sí, caminar de forma peculiar, ya saben, haciendo cosas raras impropias de bípedos como nosotros.

5. La Inquisición española: el musical

"Nadie espera encontrarse a la Inquisición española". La frase se convirtió en un icono de los cómicos en la segundo capítulo del programa Monty Python's Flying Circus , donde el grupo aparecía vestido como la Santa Inquisición independientemente de si el sketch estaba relacionado con ellos o no. Simplemente aparecían al grito de "nadie espera encontrarse a la Inquisición española" y el resto daba igual.

6. El arte de discutir

¿Se imaginan pagar por tener una discusión? ¿Invertir nuestro tiempo y quemar nuestros ánimos debatiendo absurdeces con un funcionario público? Esto es lo que imaginaron los cómicos británicos en este sketch, que formaba parte de Monty Python en Hollywood. Cualquiera diría que supieron cómo sería Twitter en el 82. 

7. El caballero negro y sus 'rasguños'

Muchos habían escuchado hablar de la valentía y la bravura en batalla de El Caballero Negro en la corte del Rey Arturo. Se decía que era contrincante digno de tal nombre para el rey de los bretones. Pero a la hora de batirse en duelo... bueno, no se podía decir que fuese especialmente hábil. Pero ganas le ponía, eso sí.

8. ¿Una moneda para un exleproso?

El arte de pedir limosnas tampoco pasa desapercibido para los Python. No obstante, esta vez quien aparece es un exleproso arrepentido por haber dejado de padecer lo que hasta entonces le daba trabajo. Lo que Jesús veía como un milagro en realidad lo que hizo fue acabar con su vida laboral. "De ser un leproso con un oficio pasé a perder mi sustento", lamenta. Además, sueña con pedir al hijo de Dios otro tipo de problema "menos molesto que la lepra". ¿La finalidad? No ser discriminado por pedir dinero sin tener ningún tipo de dolencia.