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Las empresas siguen exprimiendo la inflación y elevan sus beneficios a máximos

Las empresas siguen exprimiendo la inflación y elevan sus beneficios a máximos

El Observatorio de Márgenes constata que las empresas continúan aprovechando las subidas de precios y el dinamismo de la actividad económica para aumentar sus márgenes de ganancias

Cumple un año la herramienta de la que las empresas no quieren ni oír hablar y que podría cambiar la negociación salarial

Las empresas continúan aprovechando la inflación y el dinamismo de la actividad económica para aumentar sus ganancias. El Observatorio de Márgenes actualizó este miércoles sus datos hasta el cierre del segundo trimestre de este año y constató que las sociedades no financieras en nuestro país siguen exprimiendo la crisis de precios y que han elevado sus beneficios a máximos.

La última actualización de esta herramienta incluye una proyección de los beneficios de las empresas en este 2024 que los sitúa por encima de los 200.000 millones de euros por primera vez desde 2009, hasta donde se extienden los cálculos de este Observatorio que hace algo más de un año crearon el Banco de España, la Agencia Tributaria y el Ministerio de Economía.

La evolución de los beneficios de todas las empresas contempladas por esta estadística muestra una caída del 20,1% en 2020, un intenso rebote del 33,4% en 2021, y crecimientos del 18,1%, 5,8% y 3,9% en 2022, 2023 y 2024, respectivamente. Si se saca de esta narración al sector de la energía, la caída en la pandemia fue del 20,9%, y luego han seguido aumentos del 35,0%, 10,8%, 12,9% y del 7,8%, respectivamente para cada ejercicio desde 2021.

En primer lugar hay que entender este dato que se observa en el primer gráfico de esta información. Se trata del “resultado bruto de explotación”, que, en términos de la Contabilidad Nacional —la que calcula el INE y que sirve para medir la evolución del PIB—, “se denomina excedente bruto de explotación”. En definitiva, es un forma de los beneficios de las empresas no financieras. Y, más técnicamente, es “el saldo generado en las actividades de producción de la empresa, una vez remunerado el factor trabajo”, según explica la Agencia Tributaria.

“En el análisis empresarial habitual, este excedente es la mejor aproximación al concepto de ebitda (los beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización)”, continúan en la institución. Además, hay que saber algo más. La información necesaria para un cálculo exacto del resultado bruto de explotación se obtiene de la cuenta de pérdidas y ganancias de la contabilidad empresarial, que consignan las empresas en su declaración del Impuesto sobre Sociedades.

“El problema es que se dispone de esta información con retraso [de cerca de un año y medio]. Teniendo en cuenta esto, solo se podría hablar del resultado bruto de explotación con un retraso considerable”, añade la Agencia Tributaria. Por ello, se realiza una estimación “con la información a población constante de la última declaración del Impuesto sobre Sociedades disponible”.

“En este contexto, el margen empresarial propiamente dicho sería la ratio entre ese resultado bruto de explotación [los beneficios] y las ventas [los ingresos]”, destaca. O lo que es lo mismo, un porcentaje que señal cuántos euros de cada 100 vendidos las sociedades financieras convierten en ganancias.

Precisamente, el Observatorio de Márgenes se desarrolló “para aumentar la información disponible” sobre la capacidad de las empresas de trasladar las subidas de sus costes —energía, materias primas, transporte... por la crisis de inflación— a los precios de venta y aumentar sus beneficios. Así, se diseño una nueva herramienta que cruza datos del Banco de España y de la Agencia Tributaria para dar luz sobre el reparto de la 'tarta' de las ganancias de las compañías no financieras de nuestro país ante el histórico daño sufrido por el bolsillo de los trabajadores por el 'mordisco' de los aumentos de precios y de los tipos de interés desde 2021.

Este Observatorio deja conclusiones muy concretas. Una, que, efectivamente, las empresas han aprovechado la inflación para ganar más. Dos, que, si en un principio (en 2021 y en 2022) fue un fenómeno que se concentró en el sector de la energía, con el tiempo se ha extendido a la mayoría de sociedades no financieras.

“La capacidad de las empresas de defender sus márgenes ha implicado poder repercutir el aumento de costes en los precios de venta, factor decisivo para explicar la fuerte inflación en la economía española que ha mermado a la capacidad adquisitiva de los hogares”, resumía recientemente el gabinete económico de Comisiones Obreras (CCOO) en un informe.

“Sin embargo, el aumento de los márgenes relativos implica que el proceso ha ido más allá de una mera defensa de los márgenes preexistentes. El proceso es heterogéneo por ramas actividad: mientras que en 2022 las actividades energéticas explicaban en gran medida el aumento de márgenes, en 2023 otras actividades como comercio y hostelería y restauración toman el relevo. El proceso también es desigual por tamaño de empresa [las más grandes son las que más han exprimido la inflación y el dinamismo de la economía en general]”, analizaba este equipo de expertos del sindicato.

El Ministerio de Economía aprovechó el nacimiento de la herramienta para pedir a las empresas que “moderaran” sus márgenes de beneficio para culminar el proceso de bajada de la inflación. “Hay que esperar que en los próximos meses se traslade [a los precios] el abaratamiento, por ejemplo, de la energía”, valoró el primer informe del Observatorio. Sin embargo, no ha ocurrido así.

Los datos de la herramienta reúnen registros tributarios de alrededor de un millón de empresas, que dan trabajo a 11 millones de personas asalariadas. No están incluidos los autónomos, ni los bancos, ni el resto del sector financiero. Estos últimos también han disparado sus ganancias, en su caso, apoyados por las subidas de los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo (BCE).

Otra cifra que da cuenta del mismo proceso se conoció este mismo martes. Las empresas cotizadas en España ya han repartido como dividendos 25.568 millones de euros en los siete primeros meses de 2024, lo que supone el mayor registro de los últimos cinco años, según Bolsas y Mercados Españoles (BME), el principal operador del país.

Los salarios pierden poder adquisitivo

Mientras, quienes comen lo que queda de la 'tarta' de los beneficios, los trabajadores, han visto como sus salarios sufrían una importante pérdida de poder adquisitivo. Tomando como referencia la estadística mensual de los convenios colectivos del Ministerio de Trabajo, los aumentos de los sueldos tardaron en despertar. El 'mordisco' de la inflación en 2022 (8,4% de media) a la remuneración de los trabajadores fue asfixiante. Ese año los sueldos se elevaron un 3,2% en promedio.

En 2023, los salarios aceleraron ligeramente y la inflación se moderó bruscamente, por lo que los trabajadores recuperaron poder adquisitivo, según se puede observar en el tercer gráfico de esta información.

En 2024, los sueldos vuelven a perder capacidad de compra en promedio. Principalmente, porque las subidas de precios se han estancado respecto al año pasado, según el IPC que calcula el INE, y porque los aumentos de la remuneración de los trabajadores pactados en los convenios colectivos han retrocedido al 3%, de nuevo de media.

Esta pérdida de capacidad de compra no ha impedido que la renta real de las familias haya aumentado en los últimos años, hasta superar los máximos previos al estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 (siempre en promedio). Principalmente, por la creación de puestos de trabajo y por la moderación de las subidas de precios —según se explica en esta información—.

En resumen, hay más personas trabajando en cada familia y más familias con personas trabajando, muchos cobran más y a los autónomos también les va mejor en general (sus ingresos están incluidos en el cálculo de la renta real por hogar). Mientras, la inflación está dando un respiro y, por último, se suman otros ingresos no salariales, como los financieros —más rentabilidad de los depósitos y de otros productos— y los obtenidos por alquilar pisos u otras propiedades —lo que al mismo tiempo está dificultando el acceso a la vivienda por la distorsión de los arrendamientos turísticos y la escasez de oferta en los principales destinos y en las capitales—.

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