El ministro de Economía sigue la estela de Francia, que es el país que más firmemente ha apostado por una integración a varias velocidades ante las reticencias de numerosos estados miembros
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Potenciar el ahorro común y las inversiones conjuntas de la UE son dos de las principales recetas en las que los expertos coinciden para impulsar la competitividad frente a la batalla feroz de potencias como Estados Unidos y China.
“Pensemos en proyectos piloto o casos prospectivos, donde haya algunos estados miembro que quieran avanzar en la integración de algún aspecto concreto, por ejemplo, en la unión de sus mercados de capitales”, planteó el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en una conferencia en Le Grand Continent hace unas semanas. “Aunque haya un grupo reducido de estos Estados miembro que muestre interés en un caso de estudio particular, puede, junto con la Comisión Europea, definir unas condiciones legales y operativas específicas para el funcionamiento de este piloto. Se pone en marcha de manera inmediata este piloto, y, durante el tiempo que se considere, con un horizonte temporal muy limitado, ofreciendo al resto de Estados miembro esa opción de incorporarse en el momento que lo considere necesario”, agregó.
La idea la pondrá sobre la mesa del Eurogrupo, que reúne a los ministros de Finanzas de la zona euro, este lunes. “Una vez terminado, se evalúa el impacto y se estima cuál ha sido el resultado de ese proyecto piloto. Si ha sido un resultado positivo, si es un resultado que permita ahondar precisamente con un efecto positivo para el conjunto de la Unión en la integración, lo ponemos en marcha. Pero no hemos estado esperando dos, tres años a que esto pueda apoyarse o aprobarse y realizarse”, agregó Cuerpo en esa conferencia. Cuerpo apuesta por un mecanismo que permita a tres o cuatro países ir avanzando en sistemas conjuntos.
La propuesta española inicia con un sistema armonizado de calificación crediticia para las pequeñas y medianas empresas, según ha explicado Cuerpo a Financial Times. Lo que buscaría ese sistema es que las startup tengan mayores facilidades para acceder al crédito, que hasta ahora básicamente otorgan los bancos en Europa, a diferencia de en otros sistemas como Estados Unidos.
La unión del mercado de capitales permitiría a la UE un mercado financiero común para aglutinar el ahorro, conducir a una integración bursátil y facilitar la deuda conjunta. “No tenemos un mercado financiero europeo y todos nuestros ahorros, debido a ese motivo, están yendo hacia los Estados Unidos, están alimentando la economía estadounidense y están fortaleciendo a las empresas estadounidenses. Estos ahorros están regresando a Europa para comprar nuestras empresas”, ejemplificó Letta en una entrevista en El Mundo antes de la presentación del informe que le encargaron los 27.
Hasta ahora había sido Francia el país que más claramente había apostado por avanzar en la Unión del Mercado de Capitales de forma separada ante las reticencias que tienen muchos países. En algunos casos porque la armonización pasaría por un sistema fiscal único para las empresas y entrar en ese aspecto que es una potestad exclusiva de los estados miembros genera rechazo en países como Irlanda o Luxemburgo, por ejemplo.
La otra pata de la unión del mercado de capitales es la de la supervisión bancaria, que pasaría a ser más centralizada. A pesar de que avanzar en esa dirección es un mantra que se repite en las conclusiones de la UE recurrentemente, lo cierto es que no hay un consenso. En una de las últimas reuniones de los líderes de los 27, una docena de estados -Luxemburgo, Austria, Bulgaria, Chipre, la República Checa, Irlanda, Croacia, los bálticos, Malta, Rumanía y Eslovenia- dejaron clara su oposición a esa supervisión centralizada que reforzaría el papel de la Autoridad Europea de Mercados y Valores (ESMA) con sede en París-. Su temor es que esa centralización incremente los costes para sus mercados financieros nacionales y dé ventajas competitivas a los grandes.