En Bruselas consideran que los aranceles impuestos por Trump a los productos europeos "no son inteligentes" porque les va a perjudicar en su propia producción mientras que el listado preparado por la Comisión Europea pretende imponer tasas en productos para los que hay alternativas
La UE reintroduce aranceles a EEUU desde el 1 de abril para responder a la guerra comercial de Trump
La escalada de la guerra comercial ya es una realidad.
La vía rápida es la reintroducción a partir del 1 de abril de los aranceles que la UE impuso en 2018 a EEUU después del primer envite de Trump. Los productos que se verán afectados, por un valor de 8.000 millones de euros, irán desde los vaqueros Levi's hasta las motos Harley-Davidson pasando por el whisky de Bourbon, productos cosméticos, agrícolas o incluso embarcaciones. Ya entonces la UE intentó dañar a ese país en productos simbólicos o que estaban fabricados en los estados más pro-Trump.
Ese efecto se multiplicará en esta ocasión en la segunda fase de los aranceles de la UE, que entrarán en vigor el 13 de abril, dado que los aranceles al acero y el aluminio por parte de EEUU pasan del 10 al 25%, por lo que para responder por el mismo importe, la UE debe aumentar sus objetivos.
Este miércoles la Comisión Europea ha lanzado formalmente un proceso de consultas (ya ha tanteado a los estados miembros en fases previas) que culminará el 26 de marzo. El listado elaborado en Bruselas afecta a un abanico muy amplio de productos por un importe de 21.000 millones de euros que, durante las próximas semanas, aspira a que se reduzca a 18.000 millones. Por tanto, algunos de los productos que figuran en ese documento de 99 páginas desaparecerán.
Un listado a negociarEn esas 99 páginas los productos que figuran, y a los que en principio se les impondrá un arancel genérico del 25%, son muy variados: productos de acero y aluminio, textiles, artículos de cuero, electrodomésticos (frigoríficos, estufas, hornos, congeladores...), herramientas domésticas (como corta césped), plásticos y productos de madera. También procedentes del sector primario, como aves de corral, carne de vacuno, determinados productos del mar, frutos de cáscara, huevos, productos lácteos, azúcar y hortalizas. En esa lista figuran, no obstante, algunos productos, como el cava o el vino denominación de origen Rioja que no se verán afectados porque no se importan, según explican esas fuentes, que apuntan a que figuran como parte de los códigos que se han incluido en la relación.
“Hay alternativas europeas a las Harley-Davidson”“En nuestra respuesta intentamos ser inteligentes y tratar de golpear allí donde duele. Eso significa que tenemos una lista de productos que tienen un alto valor icónico o simbólico, que no nos cuestan mucho, pero que costarán a los EEUU”, explican fuentes comunitarias: “Pueden gustarnos Harley-Davidson, pero tenemos muchas alternativas europeas”.
“Nos encanta la soja, pero no nos importa comprarla en Brasil, en Argentina o en cualquier otro lugar”, expresan esas mismas fuentes sobre los productos que se han elegido para responder a EEUU. Más allá de la posibilidad de encontrar alternativas europeas o en otros países que, en su mayoría, son también socios de la UE y afectados por la guerra comercial de Trump, se han pensado los productos en buena medida por su origen dentro de EEUU. Y como se hizo en 2018 castigar al máximo a los estados republicanos.
El autocastigo de TrumpPor ejemplo, la soja se produce fundamentalmente en Lousiana, el estado del ultraconservador Mike Johson, que preside la Cámara de Representantes. La madera, que es otro de los productos con los que se pretende golpea, es importante en Alabama, Virginia o Georgia, donde se impuso Trump. Esas fuentes consideran que hay que meter “presión al sistema americano”, aunque admiten que se acabará dañando a empresas de estados demócratas también, como California.
En Bruselas consideran, además, que los aranceles de Trump “no son muy inteligentes” porque incluyen materias primas necesarias para su cadena de producción y afectarán, por tanto, a la economía del país. Según la Comisión Europea, el 'autocastigo' ascenderá a 6.000 millones de euros. “No están realmente teniendo en cuenta lo que la economía de EEUU necesita para ser capaz de producir”, señalan esas fuentes, que recuerdan que la producción de automóviles, que es uno de los sectores que obsesiona a Trump, dependen en gran medida del acero y el aluminio europeos a los que ha impuesto un 25% de tasa extra.
Puerta abierta a negociacionesA pesar de la escalada de la guerra comercial, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, mantiene la mano tendida a Washington para intentar llegar a un acuerdo. Así, el mes pasado el comisario de Comercio y Seguridad Económica, Maros Sefcvovic, se reunió con su homólogo estadounidense para tratar de acercar posturas. Tras aquel encuentro, el eslovaco abrió la puerta a rebajar los actuales aranceles a los vehículos estadounidenses, que están en un 10% frente al 2,5% que impone ese país.
No obstante, Trump ha recrudecido su ofensiva contra Europa, aunque en las últimas horas su Gobierno ha limado asperezas con el ucraniano Volodímir Zelenski. De hecho, Von der Leyen espera desde hace meses que Trump le dé audiencia. Además, pretende ir más allá e imponer lo que considera “aranceles recíprocos” por gravámenes que existen en la UE, como el IVA. También mantiene la amenaza de tomar represalias contra la UE por las leyes que regulan el entorno digital y que plataformas como Meta o X incumplen arriesgándose a multas multimillonarias.
En Bruselas están dispuestos a responder con todo, incluso con el instrumento anti-coerción, una herramienta para responder al chantaje comercial que diseñó tras el primer mandato de Trump. Aún no se ha llegado a ese escenario y lo que sostienen en la UE es que es necesario mantener los puentes y responder de manera proporcionada.