La progresión y el gran predicamento que el aceite de oliva español ha cosechado en los últimos años en Estados Unidos se puede truncar con el anuncio del presidente Donald Trump de que impondrá aranceles del 25 % a este producto, tras autorizarlo la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Con los aranceles ha topado el sector oleícola español en unos momentos en los que necesita más certidumbre y más seguridad y tras sufrir los perjuicios de la aplicación de aranceles a la aceituna negra de mesa, por lo que rechaza de plano este nuevo gravamen, que considera inaceptable e injusto.
Un sector del olivar y del aceite de oliva sobre el que se ciernen, además, negros nubarrones como la sequía, la prolongada crisis de precios en el mercado de origen, la incertidumbre del "brexit" o la incógnita de si se mantendrá la ficha financiera en la PAC posterior a 2020.
La lista provisional de productos agroalimentarios a los que se les pueden aplicar los aranceles se circunscribe al aceite de oliva envasado de menos de 18 kilos, pero el aceite a granel, del que EEUU es el tercer mercado internacional después de España e Italia, y en el que se han desarrollado potentes campañas de promoción por parte de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español.
Según los datos del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, a los que ha tenido acceso Efe, este país importó en el pasado año más de 328.000 toneladas de aceite de oliva, de las que cerca de 115.000 procedieron de España, con una cuantía de unos 400 millones de euros para el aceite español.
Las exportaciones de aceite de oliva español a EEUU superaron las 124.000 toneladas en el 2017, alcanzaron casi las 130.000 en 2016 y lograron su récord en 2014, con 130.008, cuando en la década de los años noventa oscilaron entre las casi 14.000 y por debajo de las 30.000 toneladas.
El director de la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador de Aceite de Oliva (Asoliva), Rafael Picó, considera que el problema de los aranceles es “de origen político y debería tener una solución política entre EEUU y la UE”, al tiempo que alerta de que este impuesto adicional es doble para España porque "deja fuera del mercado al aceite español, en beneficio de Italia, Grecia y Portugal", a quienes no les afecta.
Picó no cree que en la reunión del 14 de octubre se modifique la propuesta arancelaria y prevé que entre en vigor a partir del 18 de este mes.
El responsable de Aceite de Oliva en Cooperativas Agro-alimentarias en Andalucía, Cristóbal Gallego, considera que “no es de recibo” que la agricultura y el aceite de oliva "paguen el pato" de un problema comercial entre EEUU y la UE, critica el agravio comparativo que se produce entre los países europeos productores de aceite de oliva y calcula que el arancel gravará unas 50.000 toneladas de aceite español.
Gallego aboga por una "respuesta contundente a esta medida discriminatoria", aunque matiza que "conviene no dramatizar con este rejón para desestabilizar el mercado de aceite de oliva en España, ni pretender que, en río revuelto, se intente hundir el mercado".
Esteban Momblán, del Grupo Interóleo, entiende que la medida no es aún definitiva, aunque si se aplica finalmente causará "un problema gordo”, mientras que el experto oleícola Manuel Parras, presidente del CES de Jaén y catedrático de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Jaén, aboga por una solución negociada por el "impacto tan potente que tiene para España".
Para Parras ha llegado el momento de demandar que la UE "actúe como una verdadera unión, demuestre a los europeos que hay que confiar en ella y defienda al aceite de oliva".