La estatal Petrobras anunció este martes que completó la venta de tres yacimientos de petróleo situados en el litoral de Río de Janeiro a la empresa Perenco Brasil, subsidiaria de la compañía anglo-francesa, por un total de 398 millones de dólares.
La operación corresponde a la venta de los campos de Carapeba, Pargo y Vermelho, que Petrobras opera desde 1988 y que ya negociaba con la subsidiaria brasileña de Perenco, que había adelantado el pago de 74 millones de dólares en noviembre pasado.
Petrobras, controlada por el Estado brasileño pero con acciones negociadas en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid, informó que por medio de la operación cede la totalidad de sus concesiones en estos tres campos.
La estatal comenzó a explotar los tres yacimientos en 1982, época en que mantenía el monopolio sobre la producción de petróleo y gas en Brasil, y en 1998 firmó un contrato con el Estado por el cual asumió las operaciones a título de concesionaria.
Actualmente, los tres campos son explotados con siete pequeñas plataformas que producen un promedio de 9.000 barriles de petróleo por día.
La petrolera anglo francesa también adquirió en 2013 los activos que Petrobras tenía en Colombia, por los que pagó 380 millones de dólares y que incluían once concesiones de explotación en tierra y dos oleoductos.
El negocio está enmarcado en un plan de desinversiones que Petrobras inició hace dos años, mediante el cual busca concentrar sus operaciones en áreas marinas situadas en aguas profundas de la zona del llamado presal, también frente al estado de Río de Janeiro y que atesora las mayores reservas de petróleo y gas del país.
La petrolera estatal entró en una profunda crisis económica por los escándalos de corrupción destapados en su interior y la caída de los precios internacionales del crudo, lo que obligó a la empresa a reestructurarse y desprenderse de numerosos activos.