Iberdrola contrató al excomisario José Manuel Villarejo, hoy en prisión provisional, en 2004 para conseguir información comprometedora sobre Manuel Pizarro, presidente en aquellos momentos de Endesa, que entonces era la primera eléctrica de España, según publican El Confidencial y Moncloa.com.
Según publican ambos medios, el presunto cabecilla de la operación Tándem rastreó la vida privada, las amistades, los vínculos societarios y la trayectoria profesional de Pizarro. El objetivo del excomisario era filtrar “información sensible” sobre Pizarro a los medios de comunicación “con el fin de erosionar y desprestigiar su imagen” y forzar que el presidente de la energética abandonara su puesto. Fue el jefe de seguridad de Iberdrola, Antonio Asenjo, quien requirió en 2004 los servicios del comisario jubilado para "salvaguardar los intereses" de la energética.
La relación entre Iberdrola y el policía no solo fue para espiar a su principal competencia, también lo contrató para infiltrarse en un grupo ecologista e investigar a un juez de lo Contencioso-Administrativo de Jerez de la Frontera (Cádiz) que en aquel momento estaba analizando los recursos contra la puesta en marcha de la central de ciclo combinado (gas natural) cuya construcción ultimaba entonces la compañía en Arcos de la Frontera, con una inversión de unos 850 millones de euros.
Ambos medios argumentan su información con un documento de 20 páginas que recoge el encargó a Villarejo de la investigación sobre Pizarro en una reunión confidencial que mantuvo Asenjo [recogido como AS en el informe] con el comisario el 2 de septiembre de 2004. Aunque la orden fue transmitida por el director de seguridad de la compañía, el documento reconoce que "el trabajo se realiza fundamentalmente con el fin de que se pueda disponer de medios y elementos necesarios para defenderse de los presumibles ataques que a corto, medio plazo, va a continuar realizando BB [de blackboard, pizarra en inglés], especialmente tanto a la situación de la que K [como llama a Iberdrola] disfruta en el sector como singularmente en la toma de decisiones, entorno personal y contactos del CONSEJERO DELEGADO (CD)", el puesto que ocupaba en aquellos momentos Sánchez Galán, que no ascendió a la presidencia de Iberdrola hasta 2006.
El trabajo del excomisario consistía en conocer los detalles de la vida privada de Pizarro, averiguar las empresas y sociedades que estuvieran a nombre del presidente de Endesa (o de sus familiares) e investigar el patrimonio del empresario. Además, debía investigar las posibles relaciones entre Pizarro y personalidades políticas."La recogida de dichos datos deberán servir: unos para su utilización en medios de comunicación con el fin de erosionar y desprestigiar su imagen y otros que, dada su responsabilidad flagrante, le obligarían como mínimo a abandonar su actual puesto".
Aunque el comisario admite en el informe que no halló ningún elemento que pudiera ser utilizado por su cliente contra Pizarro, centró su atención en los teóricos "puntos oscuros" de la trayectoria del entonces presidente de Endesa. En el informe señala que "la hipótesis más viable (que se refuerza con alguno de los testimonios ya recogidos), es que su participación en sociedades durante el periodo de bolsa se haya realizado a través de testaferros. La localización de estas sociedades, las personas interpuestas en las mismas, la acreditación de la relación existente entre ambas y la verificación de existencia de actividades de dudosa actividad constituyen el objetivo principal de este proyecto".
Villarejo tiene especial fijación con la venta que llevó a cabo en el año 2000 Pizarro de su participación en Ibersecurities, con la que ganó 14.000 millones de pesetas. También apunta a la posible utilización de "información privilegiada" cuando Endesa entró en el accionariado de Fecsa y Sevillana de Electricidad y a los presuntos pagos que Pizarro habría recibido por cooperar de algún modo con la eléctrica, desde la presidencia de la Bolsa de Madrid, para garantizar el éxito de esas adquisiciones.