Un día antes del comienzo previsto de una nueva ronda de negociaciones comerciales entre Pekín y Washington, la tensión entre ambas potencias se ha disparado, con la oposición de China a las sanciones de EEUU a varias de sus empresas y la cancelación de eventos de la NBA en el país asiático.
En respuesta al anuncio de Estados Unidos de incluir en una "lista negra" a 28 organismos y empresas chinas a las que se prohíbe hacer negocios con estadounidenses por su presunta implicación en "abusos" contra los uigures y otras minorías musulmanas en la provincia china de Xinjiang, el Ministerio de Comercio de China expresó su absoluto rechazo.
"La parte china está sumamente insatisfecha y se opone firmemente a esto. Sobre los asuntos relacionados con Xinjiang, nadie está en mejor posición para juzgar que el Gobierno y el pueblo chinos, y no se permite a ningún otro país o fuerza externa intervenir", señaló un portavoz del ministerio citado hoy por la agencia estatal de noticias Xinhua.
En la "lista negra" figuran compañías como Hikvision, Dahua Technology o Megvii Technology, dedicadas a la tecnología de reconocimiento facial, y la Oficina de Seguridad Pública de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, así como otros 19 organismos estatales dependientes de esta última.
La parte china instó a EEUU a dejar de hacer "comentarios irresponsables" sobre Xinjiang, donde, según el portavoz, "las personas de todos los grupos étnicos viven en armonía, la sociedad es estable y no hay ataques terroristas desde hace tres años".
Varias ONG defensoras de los derechos humanos y uigures en el exilio han denunciado la existencia de centros de internamiento en los que habría hasta dos millones de personas privadas de su libertad, forzadas a realizar cursos de cultura china e incluso a someterse a tratamientos de esterilización.
Por su parte, Pekín argumenta que se trata de "centros vocacionales" en los que los internos asisten a programas de desradicalización para prevenir el terrorismo y reciben formación profesional.
La imposición de restricciones de visado a miembros del Gobierno chino y funcionarios del Partido Comunista de China que se cree son responsables o cómplices de estos abusos contra los uigures en Xinjiang es otra de las cuestiones que ha provocado la ira de China.
La Embajada del país asiático en Washington criticó hoy que la medida "viola seriamente las normas básicas que rigen las relaciones internacionales" y que "las acusaciones estadounidenses son meros pretextos para interferir en China".
También hoy, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino Geng Shuang urgió a EEUU a que corrija sus "errores" y revoque las sanciones.
Y anunció que el país asiático ya ha presentado una queja formal ante un "EEUU que ignora los hechos" y que "ataca a China para impedir su estabilidad y desarrollo".
"China seguirá firme a la hora de tomar medidas para salvaguardar su soberanía nacional y sus intereses", añadió.
Sin embargo, Shuang rechazó responder a cómo podría afectar el asunto de Xinjiang a las negociaciones comerciales: "Esperamos que la parte estadounidense pueda trabajar con el vicepresidente chino, Liu He, sobre la base de la igualdad y el beneficio mutuo", dijo.
Por su parte, la prensa oficial apuntaba hoy a que la medida de Washington no es más que una "táctica de presión" del presidente de EEUU, Donald Trump.
"Es la típica treta que viene utilizando el Gobierno de Trump antes de unas conversaciones comerciales. Negociaciones con sanciones que van aumentando durante las mismas conversaciones", argumenta el analista chino Ma Jihua para el diario nacionalista Global Times.
Otro experto citado por este periódico, Gao Lingyun, asegura que "Washington quiere demostrar que tiene varias cartas en la mesa para enfrentarse a China" y que Pekín "está preparado" para dar la cara.
Aunque Geng no habló de contramedidas por estas sanciones, sí recordó que el Ministro de Comercio está ultimando la lista negra de empresas extranjeras "no fiables", establecida en mayo tras el veto estadounidense a Huawei, y que "pronto se hará pública".
A todo esto se suma la polémica por el mensaje (ya borrado) en Twitter del gerente de los Rockets de Houston de la NBA, Daryl Morey, en el que mostró su apoyo a las manifestaciones prodemocráticas que desde hace cuatro meses toman las calles de Hong Kong.
Este comentario provocó una reacción de la maquinaria estatal china: la televisión pública china CCTV y Tencent, un importante socio de ESPN y la NBA en China con un acuerdo de retransmisión de 1.500 millones de dólares (unos 1.366 millones de euros) en los próximos 5 años, anunciaron que no trasmitirían partidos de los Rockets.
Ayer, CCTV anunció que no retransmitirá ninguno de los partidos de los equipos de la NBA que esta semana están en China realizando la pretemporada, como Los Ángeles Lakers y Brooklyn Nets, que hoy han entrenado en Shanghái a puerta cerrada, a pesar de que inicialmente se había planeado permitir el acceso a los aficionados.
Tampoco habrá encuentro de los aficionados con los Nets, como estaba previsto, informó hoy el diario hongkonés South China Morning Post.
Las sanciones estadounidenses y el nuevo frente abierto con la NBA añaden tensión a las conversaciones que Estados Unidos y China retomarán este jueves en Washington para tratar de resolver la guerra comercial que enfrenta a las dos mayores potencias económicas del planeta, y a menos de una semana de que Washington aplique nuevas subidas arancelarias a las importaciones chinas.