El presidente Jair Bolsonaro dijo este viernes que Brasil tiene enemigos tanto internos como externos, en el pronunciamiento que hizo para conmemorar una nueva etapa en la construcción de un submarino en el país, al que se refirió como un medio de disuasión ante tales amenazas.
"Tenemos enemigos dentro y fuera de Brasil. Los de dentro son los más terribles. Los de fuera, los venceremos con tecnología, disposición y medios de disuasión", afirmó el capitán de la reserva del Ejército brasileño en el acto en el astillero en el que Brasil construye cuatro submarinos convencionales y uno nuclear.
El líder ultraderechista no citó ni a los que considera enemigos dentro del país ni a los externos pero recordó recientes declaraciones de líderes internacionales que supuestamente pusieron en duda la soberanía de Brasil sobre la Amazonía.
Bolsonaro protagonizó en agosto pasado un acalorado y largo intercambio de acusaciones con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, luego de que el líder europeo propusiera a los países del G7, los países más ricos del mundo, adoptar medidas para detener los incendios forestales de entonces en la Amazonía por considerar la situación una crisis de "interés internacional".
"Cuando Brasil sufría un ataque que ponía en duda nuestra soberanía en la Amazonía, tuve la grata satisfacción de, en nombre de Brasil, ir a la ONU para decirle a todo el mundo que la Amazonía es nuestra y que es patrimonio de Brasil", dijo Bolsonaro ante una platea principalmente de militares.
"Pero para que podamos garantizar eso necesitamos de medios: hombres y mujeres preparados y con voluntad de servir a la patria. Los que definirán el destino de Brasil seremos nosotros, juntos y unidos", agregó.
El líder ultraderechista, que ya había acusado a Macron de tener una mentalidad colonialista, volvió a usar es término para referirse a los enemigos de Brasil.
"En el exterior cada vez más piensan en colocarnos en una situación de colonizados. No permitiremos eso porque confiamos en el pueblo brasileño", dijo.
En el acto militar, sin embargo, Bolsonaro en ningún momento se refirió a Francia, país que es socio en el proyecto para la construcción de los submarinos en Brasil.
El proyecto es fruto de un acuerdo por el que Francia transfirió tecnología militar a Brasil para que pudiera montar el astillero y construir los submarinos.
En el acto de este viernes fue conmemorada la integración de las cinco secciones del submarino "Humaitá", el segundo de los cinco que serán construidos y que está previsto que pueda ser botado al mar a finales de 2020.
En su visita al Complejo Naval de Itaguaí, un puerto de la Marina vecino a Río de Janeiro y en el que fue construido el astillero en que son fabricados los cinco submarinos, Bolsonaro aprovechó para visitar el submarino "Riachuelo", que fue botado en diciembre pasado y está en fase de pruebas en el mar.
Bolsonaro citó en su discurso al ministro de Economía, Paulo Guedes, a quien le dijo que "más que inversiones, ésta (la construcción de los submarinos) es la garantía de nuestra libertad y de nuestra soberanía".
El gobernante participó en diciembre pasado, entonces en su condición de presidente electo, de la ceremonia en que fue botado el Riachuelo, un submarino con 72 metros de longitud y capacidad para mantener a 35 tripulantes durante 70 días a unos 300 metros de profundidad.
El Riachuelo fue el primer fruto del contrato de transferencia de tecnología y cooperación militar por 6.700 millones de euros que Brasil firmó en 2009 con los astilleros franceses DCNS, controlados por el Estado, para dar vida al Programa de Desarrollo de Submarinos (Prosub) del gigante sudamericano.
El acuerdo con Francia permitió no sólo la transferencia de tecnología militar sino también la nacionalización de los equipos para el montaje de los submarinos y la capacitación de personal.
Los cuatro submarinos convencionales que serán construidos tienen como modelo el Scorpene francés, que es ligeramente inferior (66,4 metros) y cuentan con propulsión diesel-eléctrica.
La transferencia de tecnología se limitó al proyecto y la construcción de los submarinos y de la infraestructura industrial pero no al desarrollo del propulsor nuclear, ya que Brasil cuenta con tecnología propia para este equipo.