El primer ministro conservador griego, Kyriakos Mitsotakis, cumple este martes cien días en el poder, marcados por el cambio de rumbo radical en política económica, la continuación de la política exterior de su antecesor y las dificultades para manejar el repunte de las llegadas de refugiados.
Cien días después de ganar las elecciones generales anticipadas de julio con promesas de revitalización empresarial y mano dura, su popularidad se mantiene muy alta según las últimas encuestas.
Las opiniones favorables oscilan entre el 60 % y el 70 % de los encuestados y más del 50 % confía en que cumplirá sus promesas electorales.
Además, el Gobierno cuenta prácticamente con el apoyo de casi la totalidad de los medios locales, algo sin precedentes en Grecia desde la caída de la dictadura de los coroneles.
La determinación del Gobierno de apoyar al tejido empresarial se ve claramente en el borrador de ley sobre el empresariado presentado en el Parlamento la semana pasada y que se espera sea aprobado antes de que termine octubre.
En sus casi 800 páginas introduce, entre otras medidas para facilitar las inversiones, la primacía de los acuerdos de empresa sobre los convenios colectivos y una restricción de las huelgas.
Además, en el caso de las inversiones consideradas estratégicas, está previsto exonerar a las empresas del cumplimiento de las regulaciones urbanísticas y medioambientales.
El Gobierno ha anunciado asimismo una serie de alivios fiscales que suponen una reducción de los ingresos del Estado en 1.230 millones de euros en 2020.
Aunque las instituciones acreedoras del país están satisfechas con estos alivios fiscales, han mostrado su preocupación por si Grecia podrá cumplir con su obligación para el periodo postrescate de generar excedentes primarios -excluyen el pago de intereses- por valor del 3,5 % del PIB hasta 2022.
En política exterior, Mitsotakis ha optado por continuar en la misma línea trazada por su predecesor, Alexis Tsipras.
El Gobierno ha enterrado su virulenta oposición contra el acuerdo alcanzado por el Gobierno de Syriza y que solucionó la disputa por el nombre de Macedonia de Norte y abrió el camino para la adhesión de ese país en la OTAN y la Unión Europea (UE).
Mitsotakis y su ministro de Exteriores, Nikos Dendias, se han reunido con sus homólogos macedonios y les han asegurado que Grecia sigue comprometida con la aplicación del acuerdo.
Además, el Ministerio de Exteriores mantuvo el diálogo con Estados Unidos y este mismo mes se firmó en Atenas un acuerdo de cooperación estratégica entre los dos países, que amplia la presencia militar estadounidense en Grecia.
En política migratoria, Mitsotakis ha dado otro golpe de timón: ha eliminado el ministerio de Política Migratoria y pasado la gestión de los refugiados al ministerio de Protección Ciudadana.
Una de las primeras decisiones de la legislatura fue la de eliminar la atribución automática de un número de seguridad social a los demandantes de asilo, lo que en la práctica les impide el acceso a los servicios de salud pública.
Un decreto ministerial estipuló que solo tienen derecho a un número de seguridad social aquellos reconocidos como refugiados y los inmigrantes con permiso de residencia, con la condición de que presenten un contrato de trabajo.
Además, el Gobierno ha anunciado que acelerará el proceso de examen de las demandas de asilo e incrementará las devoluciones de migrantes a Turquía hasta las 10.000 para 2020.
Mitsotakis ha repetido durante estos meses que tan solo una minoría de las llegadas equivalen a refugiados, una afirmación que no encaja con los datos ofrecidos por las mismas autoridades.
El repunte de las llegadas de migrantes procedentes de Turquía a pesar del incremento de las patrullas marítimas, ha hecho aún más insostenible la situación en las islas del Egeo.
Con 21.800 llegadas sólo en agosto y septiembre según datos de Acnur, en los campamentos de registro de las islas -cuya capacidad de acogida es para 5.800 personas- se hacinan ya alrededor de 30.000 demandantes de asilo.
A finales de septiembre, tras la muerte de una refugiada en un incendio en el campo de Moria, Mitsotakis prometió que descongestionaría estos centros en un plazo de dos meses.