Karlos Arguiñano acaba de publicar su último libro, un "tocho de dos kilos y medio" en el que propone un menú para cada día del año, que ayuda a sus lectores a comer sano y equilibrado en unos tiempos en los que "la gente se ve tres series en Netflix, pero no sabe pedir carne picada en el carnicero".
"Cocina día a día. 1095 recetas. 365 menús para las cuatro estaciones", el último lanzamiento de Arguiñano con la editorial Planeta, propone propuestas para cocinar menús completos de ensalada, plato principal y postre cada día del año, para cuatro personas, divididas por estaciones.
De esta manera, comenta Arguiñano en una entrevista con Efe, los lectores tendrán orientación sobre qué productos "están en el mercado en el mejor momento y con el mejor precio", ya que "la gente ya no sabe en qué temporada se dan la caza o las buenas alcachofas, la buena borraja o el buen cardo".
Lamenta que los jóvenes están imbuidos en la tecnología y hayan dejado de visitar los mercados tradicionales, lo que va en detrimento de los buenos hábitos alimenticios.
"Hoy mismo he leído que España es el país número uno de obsesos en Europa. Vamos para atrás, cuando tenemos todas las oportunidades del mundo de poder estar perfectamente alimentados, porque tenemos el mejor aceite, las mejores verduras. Media Europa come las verduras españolas y nosotros comiendo de cualquier manera", reflexiona el popular cocinero.
Pone el acento en los padres de entre 25 y 45 años, a los que atribuye la responsabilidad de "no despistarse" y hacer "al menos" una comida con sus hijos al día, no dejar que coman solamente en el colegio y solucionar la cena con un pintxo o con comida rápida.
Reconoce que la obesidad infantil es uno de los problemas que más le preocupan, por lo que exige más control de la comida que se dispensa en los comedores escolares. "Los padres se tienen que preocupar, una cosa es que te pasen lo que comen por escrito y otra ver cómo se les da. Alguien lo tiene que controlar", enfatiza.
Porque tiene muy claro que "un niño que come bien es un niño feliz" y el principal modelo de los menores son sus padres, que son su verdaderos "ídolos" y no "Cristiano Ronaldo ni Messi".
Advierte de que ha bajado mucho el consumo de aceite de oliva en España y lo atribuye a que los jóvenes abusan de la comida precocinada, cada vez más presente en los supermercados.
"La gente va al carnicero y no sabe pedir. Se ven tres series en Netflix y después no saben pedir carne picada. Es un tema que me tiene preocupado", confiesa el televisivo cocinero, que sigue ofreciendo sus recetas al mediodía en Antena 3 en "Cocina abierta".
Arguiñano, perteneciente a una generación de oro de la gastronomía vasca, abandonó en su día la carrera por la vanguardia y las estrellas Michelin para dedicarse a la divulgación de la cocina sencilla y "de casa", aunque valora todo lo que trajo la "alta cocina" en su día.
"Ha sido muy interesante, se han descubierto muchos productos, nuevas tecnologías, nuevas técnicas, pero es difícil sostener por los costos", admite el cocinero guipuzcoano.
Comenta que en ocasiones discute con sus compañeros de generación que mantienen sus estrellas Michelin, porque él piensa que "que te den 20 cosas para cenar, por pequeñas que sean, son muchas, y tomar 6 u 8 vinos diferentes en una comida, es mucho".
"Un día lo puedes hacer, pero es muy difícil darle continuidad. Yo estaba en ese mundo y me salí", recuerda, aunque reconoce la importancia de que los chefs de alta cocina sigan investigando e innovando.
Él apuesta por hacer de la cocina un placer sencillo, porque "no lleva mucho tiempo y estos menús (los que propone en su libro) se pueden cocinar tranquilamente en hora y media para cuatro personas".