En la cocina de la familia González Agudelo surgió una solución a sus necesidades económicas con la elaboración de natilla y galletas en época navideña, el cimiento de un emprendimiento que actualmente atiende a grandes empresas y a centros comerciales en Medellín (noroeste).
A sus 40 años, la administradora financiera Mónica Janeth González contó a Efe que perder su empleo en un banco la llevó a empezar en 2014 un negocio improvisado junto a su mamá.
"No había dinero para fin de año, así que empezamos a hacer natillas y a ofrecerlas a amigos y familiares", relató Mónica.
De esta forma se inició todo un proceso de aprendizaje entre las socias, pues la empresaria afirmó que la primera natilla "nos quedó muy dura por ponerle un coco natural" y les devolvieron la muestra, un primer revés que no menguó el deseo de progresar.
Ganar en su primer diciembre más de tres millones de pesos (unos 886 dólares) vendiendo sus "cajitas navideñas" las hizo creer en su producto, pese a que el proceso de fabricación era "algo muy rudimentario" y les exigió pulir la receta para dar los primeros pasos en la historia de "Dulces las Delicias de la Abuela".
Mientras organiza junto a su hija uno de los pedidos que entregarán para esta Navidad, Magnolia Agudelo señaló que los conocimientos en cocina "no eran suficientes" y debieron aprender de repostería y chocolatería "para tener más variedad" en su portafolio con líneas de bombones y trufas.
"Empezamos a vender productos para fechas especiales", detalló Mónica sobre la entrada al segmento institucional, que le abrió las puertas de grandes clientes como Casa Británica, el centro comercial Los Molinos y el supermercado Tierragro, entre otros.
Para las emprendedoras, la aceptación de sus dulces fluyó porque encontraron una necesidad en el mercado y apelaron a los sentimientos con el concepto de comida hecha por una abuela con el fin de crear una "fábrica de emociones".
"La natilla es algo muy colombiano. Nos evoca estar con nuestros seres queridos", comentó Mónica, quien aún recuerda que "nadie creía en nuestro proyecto" y propuestas como fabricar 10.000 trufas llevó a la empresa a evaluar en un momento su capacidad.
No obstante, con su "propuesta de valor" de hacer presentaciones y diseños a la medida de sus clientes con productos para "expresar un mensaje" o crear "experiencias de marketing" lograron penetrar en el mercado y además ganar estímulos económicos de la Alcaldía de Medellín que les permitieron tener una mejor proyección empresarial.
"Construimos un espacio para la fabricación, compramos los equipos y un horno", relató la administradora, quien destacó que en cada escalón que ha subido en su emprendimiento "mi mamá siempre ha sido mi coequipera", pues junto a ella también desarrolló una línea de desayunos empresariales.
Destacó también que han sorteado las dificultades con el soporte de la Corporación Interactuar con cursos para lanar su línea de repostería, pero especialmente con el programa Método Base de Aceleración (MBA).
"Nos ayudaron a estructurar la empresa", detalló Mónica sobre el proceso que en 2018 provocó que duplicaran sus ventas y llegaran a producir más de 3.000 natillas en diciembre, cifra que este año esperan superar.
Gracias al crecimiento de la compañías, las emprendedoras han apostado por emplear a sus vecinos para mantener el espíritu familiar en sus productos, con los que buscan endulzar fechas especiales como Navidad, el Día de la Madre o Amor y Amistad.
"Tenemos pasión por lo que hacemos", señalaron las socias, quienes coinciden en que esta época del año es especial para que la "gente decida regalar emprendimiento" y apoyar a los productos locales.