El turismo alemán, principal mercado emisor en Baleares, vuelve a pisar el suelo del que, en el país germano, muchos consideran su decimoséptimo Bundesland. El archipiélago se ha convertido en la primera Comunidad Autónoma en abrirse al turismo extranjero desde que se decretó el estado de alarma y sobre él están volcadas todas las miradas, nacionales e internacionales. Al menos, hasta que el próximo lunes España levante los controles de sus fronteras y dé la bienvenida, de nuevo, al turismo procedente de los países del espacio Schengen.
La decisión del Gobierno de adelantar la apertura (inicialmente prevista para el 1 de julio) ha desdibujado, sin embargo, una prueba piloto con la que el Ejecutivo balear buscaba un doble golpe de efecto: testar los protocolos de seguridad que regirán una vez desbloqueadas las fronteras y, con ello, postular a Baleares como territorio ideal del retorno a la 'nueva normalidad'.