El Ejército de Nigeria retiene desde hace años a miles de niños en condiciones infrahumanas por su supuesta vinculación con el grupo yihadista Boko Haram, reveló en un informe publicado hoy Human Rights Watch (HRW).

"Los niños permanecen detenidos en condiciones horribles durante años, con poca o ninguna evidencia de su relación con Boko Haram y sin ni siquiera ser llevados a juicio", explica la directora de HRW para la defensa de los derechos de la infancia, Jo Becker.

Según datos de la ONU, entre enero de 2013 y marzo de 2019, las Fuerzas Armadas de Nigeria detuvieron a más de 3.600 niños, incluidas 1.617 niñas, por su supuesta implicación en grupos armados rebeldes.

Si bien, desde enero de 2013 las autoridades nigerianas han liberado a al menos 2.200 niños -casi todos sin cargos- tras permanecer presos entre uno y tres años; y sin poder establecer comunicación con su familia, lo que -acorde con HRW- equivale a una desaparición forzosa.

La mayoría de estos menores son encarcelados en un centro de detención en Maiduguri, capital del estado nororiental de Borno y principal feudo de Boko Haram, que habitualmente atenta en esta región contra objetivos militares y civiles.

Según el informe de algo más de 50 páginas de HRW, las detenciones de estos niños se basan en datos proporcionados por informantes y suelen efectuarse durante operaciones militares de contrainsurgencia, las mismas que hacen huir a estos menores.

Durante conversaciones con investigadores de la oenegé, la mayoría de los 32 niños y jóvenes entrevistados (27 niños y 7 niñas de entre 10 y 21 años) reconoció haber sido arrestado por el Ejército tras huir de los ataques perpetrados por los yihadistas en sus pueblos o mientras pedían asilo en los campos de refugiados.

Asimismo, aproximadamente un tercio de ellos aseguró haber recibido palizas durante los interrogatorios, mientras que existen sospechas creíbles de que algunas niñas fueron explotadas sexualmente por soldados, según HRW.

Según la ONU, el número de detenciones de menores disminuyó en 2018, cuando hubo unas 418, en comparación con el año anterior, durante el que se produjeron más de 1.900 arrestos.

"Nigeria se enfrenta a grandes desafíos por parte de la insurgencia de Boko Haram, pero detener a miles de niños no es la respuesta", denuncia Becker.

"Los niños afectados por este conflicto -añade la responsable de HRW- necesitan rehabilitación y escolarización, no (ir a la) cárcel".

El grupo yihadista lucha desde 2009 por imponer un Estado de corte radical en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y cristiana en el sur, y desde donde ha expandido sus ataques a naciones vecinas como Chad, Níger y Camerún.

En la última década, más de 27.000 personas han muerto a causa de esta insurgencia mientras que la cifra de desplazados ronda los dos millones, según cifras de la ONU.