La crisis de Nicaragua ha trastocado la vida de todos en el país y en particular de las mujeres, que viven una "doble tragedia" por la violencia que acarrea la inestabilidad y la separación familiar, dijeron a Efe activistas nicaragüenses.
Yolidia Hernández y Esmirna Paizado, de la Red de Mujeres de Omepete, una isla localizada en el gran Lago de Nicaragua, aseguraron durante una visita a Panamá que la crisis que estalló en Nicaragua en abril de 2018 hacen que "nada sea normal" en ese país.
Ello por el estrés, el impacto fuerte y el "vacío" dejado por las personas que murieron, así como niños y jóvenes "suicidándose" en Ometepe, con al menos cinco de estos casos en los últimos dos meses, explicaron las activistas en una entrevista con Efe.
"En la economía, la desunión familiar, violencia misma producto de la inestabilidad, todo ello hace vivir a las mujeres una doble tragedia, sobre todo con la migración que las hace realizar un doble esfuerzo para poder subsistir", dijo Hernández.
En Nicaragua el tema de la violencia y la violencia de género siempre ha sido un fenómeno social, pero que ahora en el contexto de la crisis se agudiza por la inestabilidad económica y la falta de ingresos, afirmaron las activistas.
Datos de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, indican que el promedio mensual de mujeres que murieron a causa de la violencia machista pasó de 4,75 en 2007 y en el 2018, a 5,5 en los primeros ocho meses de 2019.
"La crisis desde abril mismo (de 2018) ha trastocado la vida de todas las personas, de la familia, de la sociedad, de la comunidad que es la te hace estabilizar la parte emocional, y cuando eso se rompe empieza una nueva dimensión de inseguridad e insatisfacción", indicó Hernández.
Recordó que cuando el 30 de mayo de 2018 durante la movilización de las madres por los muertos en la crisis, "cayó tanto gente en esa marcha que nos impactó mucho la vida (...) Entonces creo que a las mujeres la crisis que está viviendo Nicaragua nos está dejando un vacío muy grande", afirmó.
Desde abril de 2018, Nicaragua vive una crisis socio-política que ha dejado al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos locales elevan la cifra a 595 y el Gobierno reconoce 200 y denuncia un supuesto intento de golpe de Estado.
Datos de la no gubernamental Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), revelan que solo en 2018 unas 26 mujeres murieron a consecuencia directa de ataques armados del Estado contra opositores.
Paralelamente a los efectos de la crisis en las mujeres y sus derechos sociales y humanos, está el caso de las defensoras de estos derechos, dijo Esmirna Paizado.
"Ahora las mujeres que hemos sido identificadas como defensoras estamos mucho más vulnerables", señaló Paizado, y resaltó que "de hecho ahora no podemos marchar ni levantar nuestras banderas porque está prohibido (...) no se puede protestar, es un delito (...) no se puede sacar la bandera, no puedo sacar mi bandera (de lucha) porque soy fichada y (llevada) presa", remarcó Paizado.
Yolidia Hernández fue más allá y aseguró que "esta entrevista no la podría dar en la isla pues me acarrearía un problema, y yo tengo que atender a mi nieto, que es lo único que me queda ya".
Hernández añadió que están "obligadas por el asedio y la persecución" a ser cautas y tener cuidado, pero sin renunciar al trabajo social que realizan a través de la Red.
La Red de mujeres de Omepete (Remo), es un movimiento social comunitario de mujeres que data de hace ocho años, enfocado en el fortalecimiento organizativo y el desarrollo de capacidades para la defensa de los derechos humanos de las mujeres y las niñas.
Trabajan 5 ejes de acción como voluntarias que son seguridad de las mujeres y violencia de género; mujer y medio ambiente; salud especializada para las mujeres; mujer y economía; participación ciudadana de las mujeres.
"Quisiéramos decir que nada está normal en Nicaragua, que las mujeres y la familia en general estamos en una zozobra, que es verdad que ya ha pasado un año y tanto, pero eso no significa que las cosas hayan vuelto a la normalidad, la crisis sigue en la vida de las personas", expresó Hernández.
Ambas activistas participaron en un coloquio realizado esta semana en el Centro Cultural de España en Panamá/Casa del Soldado, en el marco de la proyección del corto documental "La voz de Esperanza" (2015), del realizador nicaragüense Gabriel Serra, que denuncia situaciones de abuso sexual en Ometepe y el sufrido por una niña de 13 años dejada encinta por su maestro.
Fabio Agrana