(Londres TV)  La multitudinaria protesta que ha visto Praga, República Checa, en rechazo al primer Ministro Andrej Babiš, no se había vivido en ese país desde la caída del comunismo durante la denominada Revolución de Terciopelo en 1989. Estimaciones apuntan a que más de 120 mil personas se congregaron en la capital checa para exigir la renuncia del líder sobre quien pesa una denuncia por enriquecimiento ilícito a través de fondos europeos

Babis, un multimillonario checo de 64 años, niega rotundamente las acusaciones en su contra y ha propagado dudas sobre la veracidad de un informe elaborado por la Unión Europea, que refleja la supuesta responsabilidad de Babis en la entrega a sus empresas de fondos europeos de manera ilícita y que sumarían alrededor de 17 millones de euros. La influencia que el Primer Ministro tenía para la adjudicación de esos fondos es la “guinda del pastel” en las investigaciones que adelanta la UE.

El político checo desestimó las acusaciones y las tildó de “un complot organizado" para destruir su carrera política.

Así las cosas, los checos se muestran escépticos ante esta realidad y exigen a vox populi que el Premier se separe del cargo, toda vez que ven de reojo la posibilidad de que Basis y su recién nombrada titular del ministerio de Justicia obstruyan las investigaciones.

 

Protestas desde hace cinco meses

La polémica en Praga por el escándalo de corrupción que salpica a su Primer ministro y a la ministra de Justicia Marie Bensova, ya raya en el quinto mes de protestas. Bensova es señalada por los manifestantes checos de aliarse con Basis para ensombrecer la investigación que apunta al multimillonario devenido en político.

Los checos creen que los representantes gubernamentales deberían dimitir en masa. Desde el Primer Ministro Basis, pasando por el presidente Milos Zeman y, aseguran, que no debe seguir en el cargo la ministra de justicia. Beresova fue nombrada por el presidente Zeman tras la renuncia del anterior ministro de justicia al que la policía había recomendado procesar al primer ministro.

Ya desde el año pasado, el escándalo hacía entrever que no sería fácil para el primer ministro salir airoso de las acusaciones, no obstante haber superado en noviembre de 2018 una moción de censura  luego de una votación favorable en el Parlamento (la moción de censura fue apoyada por  92 votos de los 101 requeridos). La Cámara baja la conforman 200 diputados. En ese entonces el Gobierno de coalición checo, formado por Babis y los socialdemócratas, tuvo un respiro que hoy se ve nuevamente atizado con las multitudinarias manifestaciones en Praga.

En la República Checa existen siete partidos de oposición. Seis de ellos apoyaron la moción de censura, mientras que los comunistas se opusieron. De ahí que solo se obtuvieran 92 votos a favor de la moción, toda vez que esos seis partidos de oposición solo cuentan con 92 curúles en el Parlamento.

Basis tiene en su contra el hecho de que el pasado año, su hijo lo señaló de haberlo secuestrado en Crimea para evitar que declarara en su contra. Ello derivó en una segunda investigación que interpuso la Fiscalía General checa, privándolo de su inmunidad parlamentaria para dar curso a la investigación.

En aquellos días, la acusación pesó sobre Babis por la investigación de uso fraudulento de 2 millones de euros desde fondos europeos que habrían ido a parar a una granja (Stork Nest) y que habrían sido transferidos a sus familiares, entre ellos su hijo, de alli las declaraciones de éste a periodistas.

Andrej Babis, conocido en el país como el “Trump Checo”  ganó las elecciones legislativas de la República Checa en 2017 de la mano de su partido, la Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO).