París celebrará una votación para decidir el futuro de los patinetes eléctricos compartidos

Martin lo tiene claro. "Estoy a favor de que los prohíban, porque los usuarios hacen lo que les da la gana, van por la acera, los dejan tirados en cualquier parte... El otro día casi me atropella uno ahí mismo", dice este parisino señalando el maremágnum de peatones, corredores, bicicletas y patinetes que cruza en uno de los pasos de cebra frente a la plaza de la Bastilla. 

Como el resto de los habitantes de la capital, Martin está llamado a las urnas el próximo 2 de abril para pronunciarse sobre el mantenimiento o no de los patinetes en libre servicio –aquellos que no son particulares, sino de alquiler y compartidos–en el término municipal.

La alcaldesa, Anne Hidalgo, anunció recientemente ese referéndum simplificado (que se celebrará sobre la base de las listas electorales) durante un encuentro digital con los lectores de Le Parisien. Hidalgo dijo que los votantes tendrán que responder a una pregunta directa: "¿Mantenemos o no los patinetes eléctricos de libre servicio?". 

Estos vehículos, que aparecieron en varias ciudades francesas en 2017, se presentaron inicialmente como un aliado para desarrollar una nueva forma de movilidad en las zonas urbanas. Sin embargo, para los ciudadanos su imagen ha acabado más asociada a las incivilidades y al caos circulatorio. El Ayuntamiento se ha pronunciado a favor de poner fin a los patinetes eléctricos en libre servicio, cuestionando su rentabilidad y su "impacto medioambiental", en palabras de la propia alcaldesa. "Pero respetaré el voto de los parisinos", dijo Hidalgo en el mismo encuentro digital, reconociendo que se trata de una cuestión "muy divisiva".

En cualquier caso, la consulta no afectará a los patinetes eléctricos de uso particular, solo a aquellos de libre servicio sin estación de acoplamiento. "La gente que coge los de libre servicio no es responsable, ni con ellos mismos (porque no van equipados), ni con los demás", dice Sophie que, como muchos parisinos, se pasó al vélotaf (desplazarse al trabajo en bicicleta) durante la pandemia. "Me preocupa porque, por ejemplo, mi madre no oye bien de un oído y a veces es un peligro simplemente caminar por la acera".

En junio de 2021, el atropello mortal de una joven en los muelles del Sena provocó una corriente de reacciones en contra de la falta de regulación y llevó al Ayuntamiento de París a subir el tono con las tres operadoras que trabajan en la capital, Lime, Dott y Tier. Un año después, el consistorio anunciaba a estas empresas -que cuentan con una flota de 15.000 vehículos- su intención de no renovar el contrato que expira a finales de marzo de este año. 

El anunció movilizó a las tres operadoras, que formularon a finales de noviembre de 2022 once propuestas para mejorar la seguridad de usuarios y peatones e integrar mejor a los nuevos vehículos en el espacio público. Entre ellas, una matrícula para facilitar la sanción de los usuarios que no cumplan las normas de circulación. 

"¿Quién lidera la revolución del transporte ecológico? París", se preguntó entonces Wayne Ting, CEO de Lime, que se desplazó a París para reunirse con los responsables municipales. "El mundo está mirando a París y la forma en la que regula la micromovilidad. Estamos construyendo un futuro con menos coches, ¿y queremos abandonarlo y volver a una época con más coches?". 

Las operadoras han hecho especial hincapié en el valor ecológico del servicio, afirmando que eliminar un medio de transporte que no emite CO2 sería un contrasentido. Señalan que, según sus datos, 450.000 personas utilizan el servicio cada mes, en su mayoría (85%) residentes en el área metropolitana y defienden que la mayoría de las operaciones de mantenimiento se realizan en patinetes eléctricos o bicicletas, reduciendo aún más el impacto ambiental. 

Estos argumentos que no han convencido al Ayuntamiento, que duda sobre el valor ecológico del servicio y sobre el hecho de que la adopción de los patinetes se realice exclusivamente en detrimento de coches y motos. "Desde un punto de vista ecológico, el mejor medio de transporte sigue siendo caminar", dice David Belliard, concejal de Movilidad. "No se trata de convertir a los peatones en usuarios de patinetes".

El consistorio se apoya además en los primeros estudios sobre el tema, como el publicado en la revista Environmental Research Letters. En él, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) concluyen que los patinetes eléctricos compartidos son menos ecológicos que la bicicleta o el transporte público. El uso de otros vehículos para recoger y distribuir los patinetes y las emisiones relacionadas con la producción de materiales y componentes -que deben ser sustituidos frecuentemente- son las principales fuentes de emisiones. No obstante, los investigadores recuerdan que, desde un punto de vista medioambiental, sigue siendo una alternativa preferible al coche. 

Otro factor importante es la cuestión de la seguridad. Según cifras de la Prefectura de policía, en el primer semestre de 2022 los dispositivos de movilidad personal motorizados (MPMD) (patinetes, segways, hoverboards o monociclos) causaron 236 accidentes en París, lo que supone un aumento del 52% con respecto a 2021, aunque las operadoras señalan que no existen datos individualizados sobre los patinetes eléctricos compartidos. A nivel nacional, el último informe anual de la autoridad francesa de seguridad vial señala 22 accidentes mortales causados por patinetes eléctricos en 2021, siete en 2020 y 10 en 2019.

"Cada medio de transporte intenta encontrar su sitio, en cierto modo en detrimento del otro, pero al final el más frágil es el peatón", dijo la alcaldesa de la capital, que considera que París se está adaptando a los cambios en la movilidad urbana y que la ciudad se encuentra actualmente en "una fase de transición". "No existe un 'código de la calle' [análogo al código de circulación] que diga cómo debemos comportamos y cómo debe castigar la policía municipal a quienes no respetan las normas", declaró a Le Parisien.

La alcaldesa también anunció la creación de una "asamblea de ciudadanos" que trabaja actualmente en este "código de la calle", que se presentará en junio. "Ahora mismo, con las bicicletas, los peatones y los coches no hay espacio para tantos patinetes eléctricos", dice Mélanie, antes de cruzar el mismo paso de peatones de la plaza de la Bastilla. "Tal vez en el futuro, cuando haya menos coches".