El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado, con 14 votos a favor y la abstención de Rusia, la nueva petición de un alto el fuego en Gaza presentada por Estados Unidos en apoyo a la propuesta de tregua que presentó el presidente Joe Biden el 31 de mayo, con un plan en tres fases para la Franja. “Necesitamos un alto al fuego entre Israel y Hamás. Quiero que las familias se reúnan, que los niños palestinos puedan ir a dormir con tranquilidad y a la escuela”, ha dicho la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield al presentar el texto.
El pasado mes de marzo ya se aprobó una resolución que exigía un alto el fuego inmediato en Gaza presentado por los 10 miembros no permanentes del Consejo, pero quedó en papel mojado por la negativa de Israel a detener la guerra en el territorio palestino que ha causado ya más de 37.000 muertos. Pocos días antes, Estados Unidos —muy criticado por haber bloqueado varios proyectos de resolución de la ONU que pedían un alto el fuego en Gaza— también había presentado un texto propio para pedir el fin de las hostilidades, pero este se vio frustrado por el veto de Rusia y China.
El embajador de China ante la ONU, Fu Cong, ha justificado su voto a favor como una medida “urgente” para intentar detener “los asesinatos y aliviar la catástrofe humanitaria”. Que el gigante asiático haya votado a favor de un texto presentado por los norteamericanos es significativo, especialmente dentro del Consejo, donde tienden a cristalizarse las dinámicas de bloques. Aun así, Cong seguido marcando distancias con EUA: “El texto sigue siendo ambiguo y tenemos preocupaciones válidas sobre si las partes aceptan o no la propuesta. Y si las tres fases se pueden realizar sin contratiempos.
“Hemos votado a favor del proyecto de los estados unidos porque creemos que representa un paso adelante para alcanzar un alto al fuego”, ha asegurado el representante argelino ante la ONU, Amar Bendjama. Bendjama había anunciado a finales de mayo que Argelia también estaba trabajando en el borrador de una resolución para pedir el fin de las operaciones militares de Israel en Rafah así como un alto el fuego.
Por su parte, Israel ha insistido que su meta sigue siendo la misma que al principio del conflicto: “Liberar a todos rehenes, acabar con la capacidad militar de Hamás y garantizar que Gaza no sea una amenaza para Israel en el futuro”. Antes de finalizar su intervención, también ha asegurado que “Israel no acabara en conversaciones insignificantes, que Hamás usará para ganar tiempo”. Esto último es una referencia velada a la posibilidad de que las negociaciones se puedan alargar más de seis semanas durante la primera fase. Con ello, Tel Aviv da a entender que podría poner fin a las conversaciones si considera que Hamás las utiliza, ralentiza en su favor.
La presentación de una nueva petición del alto el fuego ante en Consejo de Seguridad de la ONU por parte de Estados Unidos tiene una doble lectura: se trata de otro gesto para aumentar la presión en las negociaciones para conseguir una tregua humanitaria en Gaza y también como una manera de contraprogramar el borrador en el que está trabajando Argelia y donde también pide frenar de inmediato la ofensiva en Rafah.
En un comunicado publicado el domingo por el portavoz de la misión estadounidense ante las Naciones Unidas, Nate Evans, aseguró que “Israel ha aceptado la propuesta y el Consejo de Seguridad tiene la oportunidad de hablar con una sola voz y pedir a Hamás que haga lo mismo”. El texto presentado ante los 15 miembros del Consejo es el que anunció el presidente Joe Biden la semana pasada y que se compone de tres fases que incluyen desde una retirada de las fuerzas israelís de todas las zonas pobladas de Gaza, hasta un plan de reconstrucción para la Franja. En la primera fase habría un alto al fuego de seis semanas que incluye la liberación de todos los rehenes y que podría alargarse más si las negociaciones así lo requirieran.
Cuando Biden anunció esta hoja de ruta para conseguir poner fin a la guerra de Gaza, lo hizo asegurando que era una propuesta presentada por Israel. A pesar de ello, el comunicado posterior que lanzo el gabinete del primer ministro Benjamin Netanyahu aseguraba que la guerra no acabaría hasta que se consiga “la destrucción de Hamás y sus capacidades de gobierno”.
El texto también ha sido duramente criticado por parte del ala más ultra del gobierno de coalición de Netanyahu, la cual ahora se ha visto beneficiada con la dimisión de Benny Gantz. Gantz, líder del partido centrista Unidad Nacional, era una de las figuras más moderadas dentro del ejecutivo. La semana pasada decidió abandonar como protesta por la gestión que está haciendo Netanyahu de la guerra.
A lo largo de los ocho meses de guerra contra Gaza, más de 36.000 palestinos han muerto bajo fuego israelí. Del total, se estima que más de 13.000 víctimas son niños y niñas, según el ministerio de Salud palestino. Además, centenares están bajo el riesgo de hambre extrema desde hace semanas debido a los altos riesgos que afrontan los convoyes humanitarios que intentan llevar comida y otros suministros. Los casos de desnutrición aguda entre los niños menores de 5 años en el norte de Gaza han aumentado del 13% al 25%, según UNICEF. El viernes pasado, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ya comunicó a Israel que la organización ha incluido al Ejército israelí dentro de la lista de Estados y grupos que ha cometido crímenes contra los niños.
Blinken visita Tel AvivA más de 9000 kilómetros de distancia de la sede de la ONU en Nueva York, el secretario de Estado, Antony Blinken, ha aterrizado en Tel Aviv para relanzar las negociaciones sobre el alto el fuego en Gaza. Blinken, que visita por novena vez la ciudad hebrea desde que empezó el conflicto, tiene previsto reunirse con Netanyahu y el ministro de Defensa, Yoav Gallant. El representante norteamericano no solo discutirá la situación de la Franja sino que también intentará evitar una escalada de la violencia en el sud del Líbano. El pasado miércoles, coincidiendo con la marcha anual del Día de Jerusalén, Netanyahu anunció que su ejército está preparado para una guerra total contra Hizbulá. Desde finales de mayo, la Autoridad de Parques Nacionales de Israel estima que “han ardido casi 40.000 dunams (algo más de 4000 hectáreas) de tierra en el norte del país” en un contexto donde el fuego cruzado entre ambos bandos sigue en ascenso.